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Carrió Superstar

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10 agosto de 2017

Por Julio Burdman

La líder de la CC hace campaña en todo el país y tiene asegurado un amplio triunfo en la CABA

A pocos días de las primarias, en el campo cambiemita se vienen registrando los siguientes fenómenos: 1. la lista de candidatos para senadores de Esteban Bullrich y Gladys González no avanza, y la de Unidad Ciudadana sí; 2. la lista de Vamos Juntos liderada por Elisa Carrió incrementa su intención de voto con el paso de las semanas, anticipando una gran victoria sobre una oposición fragmentada; 3. el protagonismo de Carrió en la elección porteña opacó la dimensión local del oficialismo porteño, a punto tal de que la intención de voto por Carrió duplica a la de Andy Freire (el "cabeza de lista” para legisladores); y 4. Carrió está haciendo campaña de orden nacional, llevando la voz cantante de las confrontaciones del cambiemismo en provincias como Santa Fe y, en menor media, Córdoba. Y próximamente, en Buenos Aires. Su omnipresencia en la televisión reflejan todo esto: por momentos, pareciera que la elección está sobre las espaldas de Carrió.

Los números de la CABA, aunque hoy olvidados por la angustia bonaerense, importan. La última encuesta en la Ciudad de Observatorio Electoral (telefónica, 825 casos) sobre las elecciones porteñas del 13 de agosto muestran que en este distrito el oficialismo crece medición tras medición: dice que votaría por Carrió el 45,2%, seguida por Daniel Filmus (Unidad Porteña) con 16,5% y en tercer lugar por Martín Lousteau (Evolución) con 11,7%. Luego vienen Luis Zamora con 3,5%, Claudio Lozano con 3,3%, otros precandidatos de Unidad Porteña (Moreno y Hagman) con 4,2%, y otros postulantes (Tombolini, Ramal, Bodart, etcétera) son mencionados por 7,8%. Finalmente un 1,2% dice que votará en blanco y 6,6% responde no saber. Un mes atrás (fin de junio) tenía casi 5 puntos menos, mientras que Filmus y Lousteau se mantienen constantes. En el caso de Unidad Porteña, hubo un ligero crecimiento de las otras opciones, aunque sin cambiar la relación de fuerzas. Lousteau sigue sufriendo su ambigüedad frente al oficialismo: sus votantes no tienen perfil opositor. De hecho, consultados por partido político, algunos «lousteauistas» responden «Cambiemos».

Lo esperable, en una elección que se hará con boletas por partido y de papel que siguen incentivando el voto «sin corte»- , es que haya fuerte efecto arrastre entre categorías. Menos mal para el PRO. Porque hay gran diferencia entre Carrió y su cabeza de lista porteña, Andy Freire. De acuerdo con la misma encuesta, solo el 22,8% de los entrevistados votaría por él, mientras que por Mariano Recalde lo haría el 17,7%, por Débora Pérez Volpin el 12,3%, y por Myriam Bregman (Frente de Izquierda) el 5,5%. Luego, por Héctor Polino votaría el 2,2%, por otros precandidatos de Unidad Porteña el 1,9%, por otros el 9,3%, en blanco el 2,3%, y el 26,1% restante dice no saber.

Podemos suponer que Carrió arrastrará votos a Freire, así como Bregman lo hará con Ramal. Sin embargo, el votante porteño de caracteriza por mayores niveles de corte de boleta. En ese sentido, hay que destacar que la campaña exclusivamente nacional de Carrió tiene ventajas para Cambiemos y facilita su intervención en otros debates provinciales, pero representa un riesgo para el gobierno local del PRO, que necesita mantener un buen bloque de legisladores.

Lo anterior no es una predicción numérica, solo una encuesta sobre intención de voto. No obstante, podemos conjeturar con un triunfo aplastante de Carrió, con gran diferencia sobre los candidatos del PRO en la provincia e inclusive con mejor desempeño que su propia lista local. Si esa combinación se produce, y Carrió emerge como el factótum de los buenos resultados, se verá legitimada para reclamar mayor influencia en el timonel del gobierno. Y no sabemos cómo respondería Macri a esa situación inédita en su trayectoria política. Nunca nadie le disputó el liderazgo.

Hasta 2015, Macri no había querido ser candidato a Presidente. Sus biógrafos -los que escriben libros, y los que no- sostienen que eso se debe que hasta 2015 Macri no había logrado el control de su proyecto. Macri quiso asociarse con nadie que tuviera más poder que él. Y si Carrió emerge como la ganadora de las elecciones legislativas, no tendrá más poder que Macri pero se habrá acercado un poco. En Argentina, que tiene una democracia muy democrática, el poder proviene de los votos, y en forma directa. El PRO se reservó para sí mismo la batalla más dura, la bonaerense, y eso pareciera haber sido un error. Si así están las cosas, más que cargar culpas sobre Esteban Bullrich por su desempeño provincial, conviene que Macri se concentre en capitalizar como propios los aciertos. Porque todas las victorias, aún las propias, se computan en términos de ganadores y perdedores

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