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Los tres dilemas políticos de la Reina del Plata

22 agosto de 2013

(Columna de Maximiliano Campos Ríos, politólogo y editor de Espacio Políticos)

Luego de las legislativas, la política porteña estará teñida por el debate de la sucesión, el posicionamiento opositor y la agenda metropolitana

Pensar la política porteña, a partir de ahora y luego de los resultados que arrojaron las PASO, donde quedaron más interrogantes que certezas, invita a pensar varios dilemas importantes. UNEN es hoy la fuerza política más votada en Capital Federal, mientras que Gabriela Michetti es la candidata con mayor cantidad de votos obtenidos de forma uninominal. En esta línea, el Frente Para la Victoria, aun manteniendo su caudal electoral, podría perder su representación en el Senado, pero podría aumentar sus bancas en Diputados. UNEN logró desplazar al PRO en la Capital al ganar en casi todas las comunas, a excepción de la Comuna 8 donde lo hizo el FpV y la Comuna 4, donde logró mantenerse el PRO (ambas de la zona sur de la ciudad). Estos datos, aunque fríos, arrojan una realidad compleja para pensar la política en la CABA. De aquí a octubre, y sobre todo luego de las elecciones legislativas, será importante plantear algunos temas importante para la discusión política.

Primer dilema: La sucesión de Macri. Al igual que Cristina Kirchner y Daniel Scioli, el jefe de Gobierno de la CABA, Mauricio Macri, no tiene posibilidad de ser reelegido, a excepción de que se reforme la Constitución de la ciudad. Macri debe comenzar a delinear cuál será su futuro político en 2015, a la vez que debería dar señales de quien o quienes podrán ser sus posibles sucesores. La falta de mecanismos de democracia interna en el PRO, partido en el que todo parece sujeto a la vista y decisión de Macri, establece un doble patrón de comportamiento al interior de sus filas. Por un lado, la política cortesana que aspira a administrar la cercanía con el jefe de Gobierno.

Por otro, se establece un juego cooperativo y competitivo de alianzas móviles, donde los distintos actores se acercan entre sí o se separan buscando poder mantener su importancia política dentro del Gobierno. Esto se complementa con la danzas de distintos nombres al interior del oficialismo porteño, en el que varias figuran parecen dispuestas a disputar la jefatura de Gobierno. Michetti, candidata a primera senadora por la Ciudad por el PRO y la política más votada de la Capital (quien además mantuvo el piso histórico del PRO en este distrito), esbozó sus intenciones, al expresar que “su sueño político” es suceder al actual jefe de Gobierno.

En frente de Michetti, se encuentra el actual jefe Gabinete de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, quien se muestra como un posible sucesor al aparecer ejecutando y llevando adelante los principales programas y políticas en la Ciudad. Rodríguez Larreta combina su gran exposición pública, con su alto perfil dentro del gobierno de la Ciudad y su nivel de conocimiento en la sociedad, para figurar como candidato natural a suceder a Macri y continuar con el proyecto del PRO en la ciudad. Por otro lado, aparecen con menos fuerza, pero con iguales posibilidades, otros posibles candidatos. En primer lugar la vicejefa de Gobierno, María Eugenia Vidal, con un importante crecimiento de su exposición pública, fomentada por Rodríguez Larreta y el propio jefe Gobierno, intentando frenar el avance de Michetti como la sucesora de Macri. Vidal demostró, a partir de varios hechos trágicos como las inundaciones, su independencia y su capacidad para estar al frente de la Ciudad, lo que alertó a sus mentores, quienes comenzaron a frenar y recortar la exposición pública de Vidal.

Completan la lista de posibles sucesores Diego Santilli y Cristian Ritondo, quienes encabezan el sector peronista dentro del PRO: ellos tampoco esconden sus intenciones de ser Jefe de Gobierno. Ese sector tiene representación dentro de la Legislatura y cercanía a varios referentes del peronismo no kirchnerista a nivel nacional y podrían aparecer como una opción viable si el “fenómeno Massa” penetra este lado de la General Paz. Con esta situación, es importante entender la convivencia, la disputa de poder y de espacios políticos dentro del mismo Gobierno, donde conviven todos estos actores que se entrecruzan intentando mantener su importancia, tejiendo alianzas que permitan obtener posibles aliados y, sobre todo, intentando atraer la atención del jefe de Gobierno.

Segundo dilema: Ser “oposición” o “alternativa” al PRO. Por fuera del PRO, el dilema de ser oposición o alternativa al mismo es importante para las fuerzas políticas de la Ciudad. Tanto el Frente para la Victoria, como la centroizquierda nucleada en UNEN, tendrán que dirimir internamente su posicionamiento con respecto al Gobierno de la ciudad tanto de cara a las elecciones legislativas locales, como para 2015 cuando se elija Jefe de Gobierno. El kirchnerismo y sus aliados mantendrán su postura de ser oposición al macrismo en la Ciudad, y buscará a partir de la movilidad de recursos y del aparato nacional aumentar las posibilidades de ser gobierno.

Dos factores importantes deben ser tenidos en cuenta. En primer lugar, los bajos niveles de aceptación del FpV en la Ciudad, donde el PJ, como socio mayoritario de esta alianza, nunca obtuvo buenos resultados electorales en el distrito (salvo en 1993 cuando ganó la Ciudad con el menemista Erman González). Por otro lado, el desempeño de Daniel Filmus en las elecciones primarias parece sellar las posibilidades de aumentar su bloque de legisladores en las elecciones de octubre. Filmus, quien ya intentó sin éxito en dos oportunidades ser jefe de Gobierno, enfrentará en octubre a Michetti y a UNEN. En ese sentido, hay grandes posibilidades de que las bancas a senadores por la Ciudad sean ocupadas por el PRO y UNEN, lo cual obligará al peronismo a buscar otras alternativas por fuera de Filmus. Por último, los resultados de las PASO, llevan al FpV a pensar una nueva estrategia y una oferta electoral atractiva para la Legislatura porteña, que permita por un lado mejorar su performance electoral y su representación en la Ciudad, pero también avanzar en la construcción de posibles candidaturas a futuro.

Por otro lado, los sectores de la centroizquierda, después de años de experiencia balcanizada y fragmentaria, intentan aparecer no como mera oposición al Gobierno de la ciudad sino como una alternativa al mismo. En este sentido, una construcción a largo plazo de los sectores que hoy componen UNEN, que permita ampliar en octubre la representación legislativa de los mismos y la conformación de un bloque grande dentro de la legislatura porteña, permitirá pensar en una alternativa de gobierno para 2015. Los resultados en las PASO les permiten, al menos, comenzar a ilusionarse en esta línea. Para ello será fundamental que todos los actores acepten integrar una sola lista de candidatos a legisladores y conformen un bloque unificado dentro del recinto porteño para comenzar a trabajar por un armado con miras al 2015. Este esquema dependerá, en gran medida, de la suerte que tenga un armado similar en la provincia de Buenos Aires, en los principales distritos del país y sobre todo a nivel nacional, en el que la UCR hizo una gran elección en el norte y el sur del país, ganando en lugares impensados como La Rioja o Santa Cruz.

Tercer dilema: La construcción de políticas públicas a largo plazo. El PRO debe afrontar el dilema de construir una ciudad metropolitana, desarrollando políticas de largo plazo en temáticas sensibles como la educación, la salud, la seguridad, la sustentabilidad y el desarrollo. La posible alianza con el massismo en la provincia de Buenos Aires apunta, quizás, a afrontar estos problemas. La Ciudad debe articular con los municipios linderos políticas que permitan mejorar el transporte, la seguridad, la salud y la educación, entendiendo que no hay límites claros para atender estos problemas y que muchos de los que utilizan los servicios de la Ciudad viven fuera de ella. En este sentido, pensar en el desarrollo de políticas públicas de largo plazo conlleva a pensar en la articulación entre el jefe de Gobierno porteño y los intendentes de los partidos bonaerenses de San Martin, Vicente López, Tres de Febrero, La Matanza, Lomas de Zamora, Lanús y Avellaneda, muchos de los cuales se encuentran nucleados en el Frente Renovador de Massa y otros en el FpV.

Por tanto, la posible alianza del macrismo y el massismo podría ser vista como un esbozo para poder llevar adelante políticas públicas que permitan una construcción a futuro, y sean fruto de la preocupación oficial por la construcción de una ciudad metropolitana. El problema de esta aritmética sea quizás la asimetría de los volúmenes electorales de sus fuerzas. Hay que ver si pueden ser socios luego de haber sacado tres millones de votos unos y medio millón los otros. Analizando los resultados de las PASO, en las cuales se vio el triunfo de muchos de los intendentes que integran el Frente Renovador y que lindan con la Capital Federal, podría ser el principio de un trabajo en conjunto y de una construcción mayor. Asimismo, los resultados del PRO en la Capital, muestran que sólo ganó en una Comuna, es una señal de la preocupación de los porteños por la falta de respuesta en algunos temas sensibles y recurrentes. Concluyendo, la tensión que se genera por las visiones nacionales de la política en la Ciudad de Buenos Aires, donde sus habitantes tienen una mayor nivel de percepción de los problemas nacionales como la seguridad, la inflación o los temas macroeconómicos, y donde el juego político de la gestión a largo plazo no se articula entre ninguna de las tres sillas de la mesa tripartita que se compone por Nación, provincia y ciudad, lleva a que estos dilemas deban ser entendidos como los posibles ejes de la discusión política porteña/metropolitana en el mediano y corto plazos.

Quien así no lo entienda, seguirá pensando que la Ruta Nacional N° 3 se llama Juan Bautista Alberdi de un lado y Juan Manuel de Rosas del otro.

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