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Un nuevo mapa del Estado para 2015

14 octubre de 2014

(Por Gonzalo Diéguez, director del Programa de Gestión Pública de CIPPEC)

El próximo gobierno deberá administrar un Estado mucho más grande y más complejo que el de 2003. Para usarlo bien, deberá conocerlo mejor.

El proceso político iniciado en 2003 por Néstor Kirchner y continuado por Cristina Fernández deja como saldo una reconfiguración significativa de las tendencias asociadas con la organización del Estado, desde el rol de las estructuras gubernamentales pasando por su tamaño e incidencia estratégica en la agenda del desarrollo.

Tanto en su naturaleza, su sofisticación orgánica y en su dimensión estructural, el Estado recuperó un rol protagónico como proveedor de bienes y servicios que había experimentado entre mediados de Siglo XX y la década del '80 en nuestro país, así como también en la región.

Tras el auge de las políticas vinculadas con el denominado Consenso de Washington, en la última década se dio marcha atrás con varios procesos de privatizaciones emblemáticas, y la órbita estatal asumió nuevas responsabilidades y funciones. También se crearon empresas públicas, fondos fiduciarios y organismos descentralizados, e incluso se desdoblaron estructuras gubernamentales, lo que permitió crear nuevos ministerios y secretarias de Estado.

Todas estas acciones proyectaron al Sector Público Consolidado a superar la marca histórica de participación del 40% del Producto Bruto Interno (PBI). En efecto, estos datos estadísticos muestran que el entramado organizativo del Estado tendrá en 2015 una dimensión más compleja y más grande que en 2003.

Así, el Estado recobró un rol protagónico en la sociedad, y volvió a desempeñar un papel relevante en el desarrollo económico y social. El incremento en los recursos estatales, el crecimiento económico y las mejoras en las condiciones sociales de los últimos años se vieron relativamente acompañados con el fortalecimiento de las capacidades públicas y el incremento del empleo público, con un promedio de crecimiento del 7% anual.

No obstante, buena parte de los estudios e investigaciones realizados sobre el sector público no han logrado dimensionar su tamaño y estructura, ni los recursos físicos y monetarios con los que cuenta la administración gubernamental nacional para brindar una aproximación de los bienes y servicios producidos por las esferas estatales.

Si la evidencia empírica demuestra que existen más recursos en el Estado, el interrogante es identificar cuáles son esos recursos, cuantificarlos y analizar posteriormente la manera en que serán utilizados. Será fundamental, para el próximo presidente y su gobierno, dimensionar el tamaño, la morfología y el volumen de recursos movilizados por la Administración Pública Nacional. Para ello es necesario compilar, sistematizar y analizar la información producida y publicada por el Estado Nacional y construir un nuevo mapa del Estado, una herramienta imprescindible para el diagnóstico de políticas públicas de quien llegue a la Presidencia en 2015.

La tarea exige concentrarse en registrar y comprender cómo se efectiviza la distribución de los recursos y públicos dentro de la Administración Pública Nacional (contemplando tanto a los principales gerentes públicos que los administran como los bienes y servicios producidos por cada una de las dependencias estatales).

Un nuevo mapa del Estado permitiría identificar y medir la estructura organizativa y las principales iniciativas que lleva adelante la administración gubernamental en la Argentina. Sin embargo, es importante advertir que un volumen considerable de la información relativa al sector público está fragmentada y dispersa en distintos organismos. Además, su disponibilidad y publicación no ha sido diagramada para tener una visión comprensiva de la estructura de la Administración Pública Nacional. En consecuencia, el emprendimiento reviste esfuerzos de carácter artesanal en la tarea de (re)construcción de información fidedigna.

Aunque hay agencias estatales que efectivamente proveen información central para este propósito ?como la Oficina Nacional de Contrataciones, la Oficina Nacional del Empleo Público o la Oficina Nacional de Tecnologías de Información? existe una alta heterogeneidad en la información de las distintas agencias públicas.

Mientras algunos organismos despliegan generosamente información sobre su historia institucional, un compendio de la normativa vigente, el organigrama, las autoridades con su CV, número e incluso nombres del personal, líneas de contacto, etcétera, la mayoría de las oficinas estatales ostentan una presencia digital casi nula.

El próximo gobierno deberá administrar un Estado mucho más grande y más complejo que el de 2003. Contar con un mapa del Estado configura una línea de base para la planificación estratégica de políticas públicas para el desarrollo y es condición necesaria para desplegar una gestión pública de calidad.

El Estado es un actor protagónico e indispensable en la articulación de las relaciones sociales y económicas de la Argentina. Generar un mapa del Estado es un desafío de gran magnitud, aunque menor en comparación con la utilidad que provee la construcción de un bien público de estas características.

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