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El sexto error o el primer acierto de De Narváez

13 enero de 2015

Su decisión de saltar al Frente Renovador podría desembocar en una nueva malinterpretación del escenario político o un acierto que lo lleve a lograr su máxima aspiración: gobernar la provincia de Buenos Aires.

Francisco De Narváez demostró ser efectivo durante las campañas electorales. Es recordado su triunfo en las legislativas de 2009 contra la lista del FpV, que llevaba ni más ni menos que a Néstor Kirchner, Daniel Scioli, y Sergio Massa en los primeros lugares de la boleta. Llevó adelante campañas con slogans marketineros, facilidad discursiva y disciplina para seguir el libreto. Pero no tiene la misma habilidad para leer adecuadamente el escenario político y una mezcla de inexperiencia y excesivo voluntarismo lo han llevado a cometer una serie de errores.

Recientemente, selló una alianza con Massa, apostando a que será el próximo presidente y él, el próximo gobernador bonaerense. De Narváez es una figura con experiencia en la política bonaerense y un nombre conocido por la opinión pública. De esta manera, Massa quiere dar una imagen de oferta política amplia y busca retomar su rol como líder de la oposición. Sin embargo, en términos de construcción política real, lo que la alianza le aporta al Frente Renovador no es tanto. En términos electorales, su fuerza apenas superó el 5 por ciento en 2013. En estructura, el escenario no es muy distinto: una parte de su equipo fue cooptada por el PRO (como en el distrito de Bahía Blanca) y varios de sus colaboradores más allegados (comenzando por Gonzalo Atanasof, Gustavo Ferrari y Franco La Porta) desempeñan funciones al interior del gobierno sciolista y se desentendieron del diputado cuando saltó a las filas massistas.

De cara a las próximas elecciones, De Narváez podría estar cometiendo su sexto error o su primer acierto. ¿Qué otros errores cometió?

-El sueño presidencial. Luego de su triunfo en las legislativas de 2009 apostó equivocadamente a que la Justicia habilitaría su candidatura presidencial, pese a que no cumplía con el requisito de la nacionalidad. Consumió mucha energía política detrás de un objetivo que era inviable y no consolidó su triunfo en Buenos Aires. Pensando en las presidenciales tampoco jerarquizó su presencia en el Congreso.

-Esperando al Lole. Su Plan B, en caso de no poder obtener la nominación presidencial, era que Carlos Reutemann lo eligiese como compañero de fórmula. Al igual que otros políticos, apostaba a que Cristina perdería las elecciones y estaba convencido de que Reutemann competiría por la Presidencia pese a las señales inequívocas de que nunca lo haría.

-La apuesta por Scioli. Hacia fines de 2010, De Narváez estaba seguro de que Daniel Scioli rompería con Cristina y la enfrentaría en las elecciones presidenciales del año siguiente. En ese escenario, aspiraba a ser el candidato a gobernador de Buenos Aires apoyado por Scioli. A partir de ese momento dejó de cuestionar al gobierno provincial y perdió su perfil opositor.

-El acuerdo con los radicales. En las elecciones de 2011 hizo un acuerdo con la UCR que estuvo muy lejos de producir los resultados que esperaba. Dada la evidente falta de afinidad entre los socios electorales, la alianza no le aportó más votos de los que tenía antes de concretarla. Al elegir esta opción, sacrificó otros acuerdos ?con fuerzas más afines? que le podrían haber permitido un mejor desempeño electoral.

-La irrupción de Massa. En 2013, De Narváez suponía ?como tantos otros? que Sergio Massa no presentaría su candidatura a diputado. Su estrategia electoral era polarizar con la Presidenta y creía que eso le permitiría sumar 10 puntos a los 15 que ya tenía. Sobre esa base demoró y complicó innecesariamente sus negociaciones con el PRO, que no tenía candidatos atractivos, con el objetivo de lograr mejores condiciones en un eventual acuerdo. Pero apareció Massa, quien ?además de acordar con el macrismo en la provincia? le quitó votos a los candidatos opositores en carrera, entre ellos ?y más evidentemente? a De Narváez, que quedó relegado al cuarto lugar en las elecciones. A su vez, la decisión de Scioli de seguir en el FpV lo dejó sin un potencial aliado. Su acercamiento al sindicalismo próximo a Hugo Moyano tampoco duró, aunque al hijo, Facundo Moyano, se lo volverá a encontrar, solo que esta vez bajo conducción massista. Lo mismo sucederá con Mónica López, candidata a vicegobernadora por el denarvaísmo en 2011 y actual diputada provincial por el Frente Renovador, y con otras figuras que dieron el salto al massismo.

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