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¿El kirchnerismo juega a ganar?

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16 noviembre de 2015

(por Nicolás Tereschuk, co-editor de Artepolitica.com)

“¿Un sueño? Ser Presidente”. La afirmación de Daniel Scioli surgió de una encuesta a los candidatos presidenciales realizada por la agencia Noticias Argentinas (NA) antes de los comicios de octubre. A juzgar por la actitud del postulante del FpV, el objetivo sigue entre ceja y ceja. La coalición opositora encabezada por Mauricio Macri dio el primer gran golpe y inició con ventaja la campaña de cara al balotaje la misma noche de los comicios nacionales. Forzó la segunda vuelta, achicó la diferencia con el oficialismo y produjo una victoria que se da una vez cada treinta años: el no peronismo se impuso en la provincia de Buenos Aires. Luego de ese primer impacto, el FpV ordenó su frente interno con dos discursos de la Presidenta Cristina Kirchner en los que ratificó su apoyo a Scioli y convocó a la militancia a impulsar al candidato. Por otra parte, Scioli integró a su campaña propuestas de Sergio Massa, al que llamó por teléfono. No es ni más ni menos que lo que pide un sistema electoral con balotaje: sumar, integrando, las propuestas de los que quedaron afuera de esta instancia, pelear el centro. A la vez, lo que la oposición y los medios que los respaldan llamaron “campaña del miedo” se trata en realidad de la dinámica de dos partidos y dos candidatos peleando por un solo cargo. Hay que revisar, por ejemplo, los spots y planteos de Barack Obama contra los candidatos republicanos a los que debió enfrentarse para llegar a la Casa Blanca y para revalidar su mandato: apelaciones al pasado personal y político de los contendientes y/o crudas advertencias a los votantes sobre la falta de sensibilidad social de sus competidores formaron parte de esos menús de campaña. ¿Ha sido hasta el momento del todo prolijo el oficialismo? Pensemos: si al PRO, un partido nuevo que bien podría hacer entrar a sus principales referentes en una sola oficina para “bajarles línea” sobre qué decir y qué no en la campaña, se le ha complicado la comunicación con declaraciones inoportunas, en especial de sus referentes económicos, mucho más ocurrirá esto en un Partido Justicialista donde asoma nada menos que un momento de (nuevo) cambio de figuras y liderazgos. Scioli tiene un sueño: ser Presidente. Quiere ganar. Si el esfuerzo será suficiente lo sabremos en pocos días.

No (por Pablo Palumbo, politólogo de la UNSAM)

El kirchnerismo ha sabido cómo ganar elecciones. El primer paso ha sido “ocultar” a las figuras más polémicas y encolumnarse detrás de candidatos más moderados. El segundo era tomar la iniciativa en el proceso electoral con alguna innovación: en 2007 fueron las colectoras, en 2009 los candidatos testigos, en 2011 la reforma política y en 2013 el voto joven. Por último, algún anuncio de Gobierno electoralista como aumentos salariales o reducción de impuestos que desactiven temas de campaña opositores. En estas elecciones no se ha seguido ninguno de los tres pasos. En primer lugar, han seleccionado candidatos resistidos por la opinión pública, por ejemplo, miembros de La Cámpora o Aníbal Fernández y Martín Sabatella. Todos ellos derrotados. Además existieron incómodas declaraciones de Hebe de Bonafini, Florencio Randazzo y Carta Abierta en medio de la campaña. En segundo lugar, la iniciativa de cara a las elecciones la tomó la oposición denunciando la falta de transparencia en los comicios a partir del caso Tucumán, proponiendo el voto electrónico e incluyendo algunas modificaciones para asegurar la claridad en los resultados. Por último, la Presidenta, lejos de acompañar con medidas electoralistas, ha apostado a las cadenas nacionales y al discurso polarizante. La “campaña del miedo” parece alejar al votante independiente. Algunas medidas que tal vez beneficiarían al sector medio urbano podrían ser anuncios sobre el dólar o el Impuesto a las Ganancias. El peronismo tiene sus dificultades sucesorias y esta no parece ser la excepción. Carlos Menem hizo todo lo posible para que Eduardo Duhalde no llegara a la Presidencia en 1999 y este hizo lo propio con Menem en 2003. ¿Estará Cristina dificultando el camino de Daniel Scioli a la Presidencia? Si Scioli es derrotado posiblemente desaparezca de la escena política, y el kirchnerismo desecharía a un aliado incómodo. Si Macri gana, la Presidenta podría ser la líder de la oposición con altos índices de popularidad y con un núcleo duro en el Congreso donde podrá bloquear cualquier iniciativa. Ante estas especulaciones, Scioli sigue atrapado entre el voto kirchnerista, peronista e independiente sin conformar a ninguno

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