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Las reelecciones, una tendencia que se consolida

26 julio de 2011

(Publicado en la edición nº36)

Los mandatarios provinciales arrancaron el año con importantes respaldos a sus gestiones y muchos intendentes también irán por su reelección. Las claves del fenómeno.

En las primeras ocho elecciones provinciales del año, los oficialismos locales salieron ratificados en siete casos, en algunas de ellas con diferencias importantísimas. Por ahora se votó en Catamarca, Salta, Chubut, La Rioja, Neuquén, Misiones, Tierra del Fuego y Santa Fe. Todas reúnen a más de 5 millones de ciudadanos habilitados para sufragar, es decir, alrededor del 20% del total de electores del país.

Resta definirse la Ciudad de Buenos Aires, aunque todo indica que se consolidará esta tendencia con el resultado del balotaje. El oficialismo local sólo perdió en Catamarca, y en Chubut ganó pero sin que compitiese el actual gobernador, ya que no podía de ser reelecto para otro período.

Una primera lectura, más allá de las interpretaciones que el oficialismo y la oposición

trataron de darle para nacionalizar los resultados en cada caso, demuestra un altísimo nivel de apoyo de la ciudadanía a los gobiernos en ejercicio. Los índices de reelección son altísimos y constituyen una constante en la historia reciente argentina. Son contados los casos en los que los oficialismos son derrotados, y suelen ser producto de circunstancias excepcionales o vinculados a crisis que trascienden las fronteras de las provincias.

Cada vez más, el soporte estatal es clave para construir opciones electorales exitosas. Los recursos institucionales y económicos que se concentran en los ejecutivos a todo nivel les dan evidentes ventajas y esa tendencia se reforzó con diseños electorales favorables a los que gobiernan. Algunos resultados son tan categóricos que surgen dudas sobre la posibilidad de que se respeten criterios republicanos al tener los gobernantes un apoyo tan masivo.

Todavía falta que se vote en varias provincias y en algunas se esperan resultados muy favorables para las actuales autoridades, como en San Juan, Chaco y Tucumán. Son pocos los distritos en los que cabe esperar un cambio del partido que gobierna aunque sus actuales autoridades no puedan ser reelectas por disposición de las constituciones locales.

Además, en un contexto de viento a favor para la economía del país en general, los gobiernos provinciales sacan provecho de la situación y logran consolidar buenas gestiones. De todas maneras, la tendencia reeleccionista es muy anterior al actual ciclo favorable de la economía.

Sin embargo, y pese a estas performances exitosas, son raros los saltos de gobernadores a los gabinetes nacionales. En el actual no hay ningún integrante que haya estado al frente de una provincia, y los pases suelen darse en el sentido inverso, con miembros del gabinete que retornan como candidatos a sus provincias de origen.

Es un proceso complejo y el federalismo extremo de la Argentina hace que cada una de las provincias pueda regular a su criterio la reelección o no, tanto para gobernadores como para intendentes. Para Marcelo Leiras, de la Universidad de San Andrés, “los criterios para fijar topes son relativamente sencillos. Sin reelección, el incentivo personal para hacer las cosas bien mientras se está en el gobierno es débil. Cuando los partidos están desorganizados (con partidos fuertes habría un incentivo para hacer las cosas bien pero a nivel de la organización, no de la persona), en ausencia de reglas que permitan la reelección, esos incentivos serían aún más débiles. Estos son los mejores argumentos, a mi juicio, para permitir la reelección”.

LOS INTENDENTES TAMBIEN

Pero si hay una figura de la política argentina que encabeza los rankings de cercanía y preferencias de los ciudadanos son los intendentes. Este año, en la provincia de Buenos Aires, 119 de los 134 intendentes bonaerenses tratarán de ser reelegidos en sus cargos en octubre próximo.

Algunos ya son candidatos y otros deberán enfrentar las primarias el 14 de agosto. Pueden ser peronistas, radicales y vecinalistas porque la intención de revalidar el

mandato no distingue partidos, en sintonía con lo que sucede en la mayoría de las provincias y a nivel nacional. Los jefes comunales, además, tienen habilitadas las reeleccionesaun en provincias que no permiten dos mandatos consecutivos de los gobernadores, como Mendoza.

Aprovechando el buen nivel de actividad de la economía nacional y el impulso que ello supuso en sus distritos, gobernadores e intendentes buscarán continuar en sus cargos. En el caso de los gobiernos locales resulta más fácil detectar las demandas sociales que suelen estar concentradas en pocos temas y, consecuentemente, pueden ser satisfechas. A su vez, la cercanía de la sociedad con la gestión permite una evaluación constante, lo cual permite rápidas rectificaciones.

Por eso, en una sociedad que cuestiona el funcionamiento de su sistema político y en la que se habla de crisis de representatividad, quienes están al frente de gobernaciones e intendencias parecen estar al margen de la demanda por una renovación de las figuras políticas. De hecho, la elevada tasa de reelección de gobernadores e intendentes contrasta con la alta rotación que se da en el Congreso Nacional y las legislaturas locales.

Según cifras del politólogo Germán Lodola, de la Universidad Torcuato Di Tella, “en

el período 1983-2007, la tasa media de reelección para los intendentes de la provincia de Buenos Aires fue de 47,8%. Sobre 772 posibles reelecciones en el período, se reeligieron 369 intendentes”.

Este número indica cuántos fueron efectivamente reelectos y si el porcentaje no es mayor es porque muchos no intentaron permanecer en el cargo. Es decir que los que

se presentaron a la reelección y perdieron fueron pocos.

Del trabajo de Lodola surge que de los intendentes electos en 1983, el 30,9% fue reelecto; de los electos en 1987, el 41,3%; de quienes asumieron en 1991, el 46,4%; de los electos en 1995, el 51,5%; de los electos en 1999, el 48,5%, y de los electos en 2003, el 64,4%. Esto muestra, según el autor, “una clara proyección en torno a una mayor tasa de reelección en las intendencias, que más que se duplica en 2007 respecto de 1987”.

Una mirada por partidos indica que del total de los intendentes reelectos, el 54,5% son peronistas y el 39% son radicales. De todas maneras, los intendentes, que tienen un gran dominio de un distrito determinado, no han logrado proyección a todo el territorio bonaerense. Quienes fueron gobernadores tuvieron otro origen. Sólo

Eduardo Duhalde había sido intendente, pero llegó a la gobernación desde la vicepresidencia de la Nación.

Es evidente que ha habido un aprendizaje en materia de gestión pública y también de los mecanismos para continuar en el poder. Por otra parte, en los países federales los gobernadores tienen la posibilidad de ver las experiencias exitosas que se dieron en otras provincias e imitarlas. Algo similar ocurre con las intendencias y existe, luego de tantos años de práctica democrática, una serie de pautas de gestión a las que todos tratan de aferrarse porque demostraron servir para mantenerse en el poder.

Para Rosendo Fraga, del Centro de Estudios Nueva Mayoría, el tema de las reelecciones “no es un fenómeno nuevo. En 2003, en pleno auge del que se vayan todos, quienes gobernaban ganaron en 21 de 24 distritos. En 2007 también pasó lo mismo, en 20 de 24 distritos ganó quien gobernaba Es cuando se produce una ola de cambio a nivel nacional cuando se pueden producir más cambios a nivel provincial, pero igualmente es relativo. En 1999 la Alianza ganó en el país, pero en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe siguió ganando el PJ”.

Pero la situación no es monopolio de la provincia de Buenos Aires y se da en la mayoría de los más de 2.000 municipios que hay en el país. En Mendoza, por ejemplo, está prohibida la reelección para gobernador, pero los intendentes pueden ser reelectos indefinidamente. Con ese visto bueno constitucional, al haber quedado trunca la reforma del artículo 198 de la Constitución provincial que ponía límites a la elección indefinida de los jefes comunales, los diez intendentes del PJ que hoy gobiernan irán en busca de otro mandato. En el resto de las fuerzas también predomina una tendencia similar.

Entre Ríos es una de las pocas provincias, junto con San Juan, en la que la reelección comunal sólo es permitida por un período, en sintonía con los requisitos para gobernador. A principios de junio, el Superior Tribunal de Justicia provincial rechazó la acción de inconstitucionalidad interpuesta por 13 jefes comunales alineados con el FpV para que se les permitiera un tercer mandato.

Teniendo en cuenta algunas de las provincias que este año ya eligieron sus autoridades, se observa que en Misiones también la mayoría de los intendentes fue por la reelección y en Salta se llegó a otro número casi récord cuando de los 59 intendentes que se eligieron en abril, 54 ya ocupaban ese cargo.

En cuanto a las próximas provincias en las que habrá elecciones, se observan algunas diferencias. En el caso de Córdoba, si bien hay muchos intentos de reelección, existe mucha dispersión en cuanto a fechas y reglas de juego. Los municipios grandes pueden dictar sus propias cartas orgánicas y en ellas pueden establecer su esquema de gobierno y sistema electoral, por lo cual no todos tienen el mismo criterio en materia de reelecciones. También pueden determinar cuándo se harán las elecciones de sus autoridades locales y decidir, por ejemplo, que sea en una fecha distinta a la de las provinciales.

¿Por qué hay tasas de reelección tan altas? Para Leiras, “evidentemente hay una ventaja electoral que parece derivar del hecho de que el oficialismo controla la política y la inversión pública y pareciera que apostar por la oposición es riesgoso para muchos electorados.

Para Daniel Ivoskus, candidato a suceder a su padre en San Martín “una de las razones es que la mejor campaña política es la gestión permanente desde los lugares ejecutivos, lo que ayuda a reforzar a los oficialismos”.

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