jue 25 Abr

BUE 15°C

Macri volverá a intentar el salto nacional

11 agosto de 2011

Tras su reelección al frente del gobierno porteño, el líder del Pro ya prepara la estrategia para competir en las presidenciales dentro de cuatro años.

Con su victoria por casi 20 puntos en primera vuelta y rozando los 30 en el segundo turno de las elecciones porteñas, Mauricio Macri se anotó de lleno en la carrera para las elecciones presidenciales de 2015. Y si bien puede parecer muy prematuro hablar de 2015, no cabe duda de que Macri será un actor relevante en el escenario político nacional, concluya o no en la Casa Rosada.

Su sueño presidencial, puesto en marcha cuando el kirchnerismo parecía agotarse y postergado cuando se demostró que ese era un análisis apresurado, volverá a tomar fuerza. La estrategia del líder del Pro se concentró y tuvo éxito en ganar en la ciudad de Buenos Aires, sin ?por ahora? apoyar a ningún otro opositor a nivel nacional que pudiera comenzar a disputarle el lugar de referente opositor para el próximo turno presidencial.

La Presidenta, que sigue teniendo las mayores posibilidades de ganar las elecciones de

octubre, quedaría automáticamente fuera de la carrera para 2015, según establece la Constitución. Macri es más que consciente de eso, y él mismo se enfrenta a la misma situación en la ciudad de Buenos Aires. Por eso no piensa ceder ni un ápice del gran volumen político con el que salió de la elección porteña a ningún otro presidenciable 2011 que pueda quedar posicionado para dentro de cuatro años.

Es que para su próximo período al frente de la jefatura de Gobierno porteño, Macri imagina un horizonte de relativa estabilidad económica para el país y por ende para la ciudad. Además, como ya no se visualizan como hipotéticos rivales, parece haber más incentivos para la cooperación entre la Rosada y el macrismo, y con esos dos factores podrá hacer una buena segunda gestión que lo proyecte a nivel nacional y ?la próxima vez sí? poder dejarle la herencia del sillón de Bolívar 1 a alguien del Pro.

El primer balance que hizo su fuerza es más que positivo: sacaron más votos que en 2007, cuando no habían sufrido el desgaste de la gestión, ni la causa por las escuchas en la que Macri está procesado. Por ello, un grupo de funcionarios está pensando en retomar el armado nacional desde agosto. Mientras, Macri prepara cambios de gabinete que apuntan a tener un mejor vínculo con intendentes y gobernadores no kirchneristas pensando en ser el jefe de la oposición para el 2015.

Por eso, Macri no definirá su apoyo a un presidenciable antes de las primarias del 14 de agosto. “Sólo habrá expresiones individuales”, confió un funcionario macrista. El Pro aguardará el resultado de las primarias sin expresarse por alguno de los candidatos a presidente de la oposición y, luego de esta, llegaría la definición de Macri. Una cuestión de afinidad acercaría esos votos a Eduardo Duhalde, que los espera, pues aspira a ser el segundo candidato más votado en las primarias, detrás de Cristina.

Pero muchos funcionarios de su confianza a los que escucha, entre ellos y principalmente su asesor estrella Jaime Durán Barba le aconsejan no pegarse al ex Presidente, cuya imagen poco tiene que ver con la idea de renovación política que Macri dice representar. “No hay que olvidarse que los electorados son mucho más

complejos que antes, y que no es lo mismo votar a Duhalde o a Del Sel que a Macri, por más que hoy haya una improbable declaración de apoyo. Resulta difícil que Macri apueste a compartir parte del capital político que hoy lo posiciona en la pole position para 2015”, agrega Mariel Fornoni, de Management & Fit.

“Para las primarias del 14 de agosto, hemos dado libertad de acción”, afirmó Macri y

delineó las estrategias a seguir apenas confirmada su victoria: “Voy a sentarme a dialogar con los candidatos presidenciales para preguntarles qué visión tienen de los porteños, qué lugar van a dar a la ciudad, cómo van a ubicarse en el mundo y cómo van a generar más empleo”, detalló. Aunque seguramente tan importante como esos items para definir su adhesión será la ubicación que esos candidatos obtengan en la primaria para que ninguno se cruce en su camino presidencial.

POR EL ARMADO NACIONAL

En ese hoy lejano 2015 el actual jefe de Gobierno deberá sí o sí dar el salto hacia las grandes ligas. En su entorno saben que la campaña comenzará el 11 de diciembre de este año y que en esta oportunidad no podrán descuidar un armado nacional o fracasar en el intento como les ocurrió desde 2007. En 2003 el Pro no existió como fuerza política nacional; en 2007 naufragó con un candidato a presidente que no convencía a Macri, Ricardo López Murphy, que sacó un magro 1,45 por ciento y esto repercutió en que el bloque del macrismo en el Congreso siga siendo una minoría con respecto a la de partidos con implantación nacional, como el radicalismo o incluso el socialismo.

Además, en el macrismo intuyen que tras doce años de kichnerismo habrá un futuro gobierno de centroderecha, y se ven como los mejores referentes de ese espacio. Por eso también desean que se vayan desgastando las expresiones peronistas que pueden posicionarse como eventuales rivales para 2015. No sólo Juan Manuel Urtubey, sino en especial Daniel Scioli, quien si resulta otra vez electo en la provincia de Buenos Aires tampoco tendrá reelección dentro de cuatro años y puede perfilarse como un

continuador moderado de la década larga puramente K. Macri y su entorno se sentirían más cómodos enfrentando a una opción del kirchnerismo más volcada a la centroizquierda.

Hoy, además, el macrismo no existe en, al menos, ocho provincias, y en otra media

docena tiene una participación más que testimonial. “No hubo una voluntad de construir una organización nacional”, considera el jefe del bloque Pro en Diputados, Federico Pinedo, uno de los que hace varios años planifica la estrategia nacionalizadora.

En ese marco de análisis, las buenas elecciones del diputado nacional Alfredo Olmedo en Salta en abril y más recientemente de Miguel del Sel en Santa Fe generaron satisfacción no sólo por el golpe que significaron (en especial la segunda) al kirchnerismo, sino más bien porque los imaginan como excelentes tests de un armado que exceda la Capital para el próximo cuatrienio.

Las legislativas de 2013, comienza a ilusionarse otro hombre referente Pro a nivel nacional, serán entonces un excelente termómetro para saber cómo evoluciona ese armado. La hoy en segundo plano Gabriela Michetti es una de las que deberá renovar su banca en ese turno. Hace meses que ese equipo del Pro destinado al armado nacional lo encabezan los diputados Jorge Triaca y Pinedo, y el polifuncional Emilio Monzó, el principal encargado de caminar la provincia de Buenos Aires y de ir recolectando heridos del peronismo. Lo secunda en esa tarea Humberto Schiavoni.

LA PATA PERONISTA

Justamente, la obligada pata peronista, saben en el Pro, será crucial para dar el salto a nivel nacional. La reciente apuesta por Del Sel, sobre una estructura 100% duhaldista, es un esquema que no disgusta al Pro. Muchos dirigentes apuestan a montar candidatos nuevos, extrapolíticos o de ADN macrista sobre los aparatos que el peronismo más tradicional conservará en varios distritos. Claro que para eso hay un requisito fundamental: que quien gobierne los próximos cuatro años sea Cristina Fernández y no Eduardo Duhalde o Ricardo Alfonsín.

La base duhaldista parece ser un destino a conquistar si Macri quiere llegar a 2015 y no tener que volver a bajarse como hizo este año. Y en eso tallarán los dos peronistas a los que Macri les encargó el armado nacional: Schiavoni y Monzó, quienes junto al secretario de Gobierno porteño, Marcos Peña y el ministro de Desarrollo Económico porteño, Francisco Cabrera, también se anotan en el armado nacional.

OTROS PUENTES

Pero si Schiavoni y Monzó representan la línea que más se acerca al voto peronista como plataforma para Macri, Michetti, en tanto, piensa en otro tipo de armado. “Necesitamos armar un Pro puro. Después podemos pensar en alianzas”, consideró. No son pocos los que la imaginan volviendo a lugares de protagonismo en el camino hacia 2013. Por otro lado, el ala más porteña de la mesa chica Pro, si bien no deja de mirar por la ventana de la jefatura de Gobierno hacia el este cruzando la Plaza de Mayo, es la que más horas dedica a asegurar una buena gobernabilidad y gestión en la Capital para el segundo mandato.

En esa línea, si bien los números de la primera vuelta los dejaron con ganancia de legisladores, quedaron apenas por debajo del quórum y mayoría propios. Sin embargo, se envalentonan con que tras diciembre la figura de Macri como presidenciable principal de la oposición se terminará de consolidar y que eso hará más factible acercamientos de otros dirigentes que hoy forman espacios separados.

Al mismo tiempo, el sector que prioriza la inserción nacional intentará hacer del Congreso el lugar de negociaciones por excelencia. El magro resultado del funcionamiento legislativo opositor en 2010 aún no cicatrizó y buscarán aprovechar el bienio 2012-2013 para consolidar un desempeño que los vaya perfilando ante la sociedad como un partido capaz de gobernar, sancionar leyes y establecer alianzas.

“No podemos mostrar la fragmentación pos 2009 si esta vez nos planteamos ser una alternativa nacional de verdad”, definió uno de los hombres de este grupo.

Pero el gurú Jaime Durán Barba suele relativizar el peso de los armados y las estructuras nacionales. Le preocupa más conservar la imagen de Macri en estos cuatro años que la construcción de un partido nacional. El consultor sobreactuó las loas a Cristina tras la primera vuelta tratando de que ningún presidenciable opositor intentara obtener rédito de la buena performance de Macri. Los elogios a la Presidenta fueron simultáneos con críticas a los candidatos opositores dejando en claro que para Durán Barba no hay nada mejor para el proyecto “Macri 2015” que la reelección de Cristina en octubre.

Durán Barba salió por ahora fortalecido en la interna del macrismo, ya que desde el comienzo fue uno de los principales impulsores de la candidatura porteña. Pero su suerte puede dar un viraje de 180 grados si Cristina no es finalmente reelecta y se demuestra que sí era posible ganarle en octubre o noviembre. Pero por ahora, él y el resto de su equipo de asesores de Macri creen haber demostrado en las últimas

elecciones, especialmente en CABA y Santa Fe, que hay una nueva forma de comportamiento del electorado que ya no es el mismo que el de hace algunos años. El actor de la estrategia de campaña es el ciudadano, más que el movimiento político, plantean. Las campañas van al vecino y no los vecinos a la campaña, como ocurría

con la política tradicional, piensan en el núcleo cercano del reelecto jefe de Gobierno y aspiran a nacionalizar ese concepto.

Macri parece arrancar entonces esta segunda gestión con menos expectativas generadas en la población. No privatizó el Obelisco ni revolucionó la ciudad, para exagerar dos ideas opuestas que podían rondar en 2007. Por eso, mientras va desarrollando el armado nacional, no deberá descuidar la gestión local la que, en

definitiva, le permitió consolidarse como referente opositor.

Fornoni coincide con ese análisis, aunque agrega que en una primera etapa, “Macri deberá enfocarse en la gestión para demostrarle a sus votantes que su intención de reelegir era genuina y no se bajó de la presidencial porque medía poco”.

(Publicado en la edición nº37)

En esta nota

últimas noticias

Lee también