(Entrevista a Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero por Cambiemos. Por Facundo Matos Peychaux para El Economista)
En el último tiempo se ha puesto cada vez más el foco sobre los gobiernos municipales. ¿A qué lo atribuye?
En la provincia de Buenos Aires es muy palpable el protagonismo de los intendentes por el hecho de la escucha, de la relación y el contacto directo con el vecino, porque han ido tomando responsabilidades que incluso están más allá de sus competencias simplemente porque el intendente se hace cargo del reclamo, de la inquietud del vecino. Pero si bien acá se está dando muy fuertemente, no es un fenómeno puramente argentino, es un fenómeno internacional. Recientemente estuve en una reunión de alcaldes de La Haya donde se planteó justamente esto, incluso al punto de pedir que los alcaldes o intendentes tengan una voz en las Naciones Unidas porque en definitiva, son los gobiernos locales los que producen la ejecución de las políticas públicas nacionales y muchas veces intervienen en políticas que en principio no tienen que ver con el ámbito local, pero donde influyen y mucho. Migraciones, por ejemplo, es una política nacional, pero el que integra a los migrantes es el alcalde. Acá en Argentina no estamos exentos de eso y para nosotros es una gran responsabilidad. En el caso de Cambiemos, hoy somos 69 intendentes en la provincia de Buenos Aires que representamos casi la mitad de los vecinos de la provincia, y lo que podemos aportar en las políticas provinciales y nacionales creemos que es mucho.
Uno de los cambios de los últimos años, incluso bajo la administración anterior, es un diálogo más frecuente entre la Nación y los municipios. ¿Cómo analiza esa realidad?
El diálogo con Nación es muy fecundo, más allá de los nombres de quienes ocupen cada lugar. Todo diálogo es positivo y por supuesto, no es que dejamos afuera a la provincia de Buenos Aires. A nosotros nos representa la gobernación, estamos en un período muy importante donde la gobernadora María Eugenia Vidal está pidiendo los recursos que merece nuestra provincia, que aporta 40% de los recursos y recibe menos de 20%. Apoyamos ese reclamo, por supuesto, que además va a redundar en mejoras para los municipios. Claramente, el ámbito de articulación tiene que ser la provincia de Buenos Aires, inclusive para lo regional. Nosotros estamos haciendo muchas cosas con los intendentes vecinos, aunque sean de otro signo político partidario y todo es siempre coordinado con las áreas de competencia de provincia. Lo que se va instalando cada vez más es la idea de una coordinación interjurisdiccional, metropolitana y entre niveles de gobierno como nuevo paradigma, que me parece muy saludable y que es el que se va a plasmar en las reuniones de esta semana, con una agenda muy enfocada en la gestión y en el desarrollo local.
Existe una marcada heterogeneidad entre las diferentes ciudades del país, tanto en cantidad de población como en sus actividades económicas u otras variables. ¿Cómo condiciona esa realidad diversa a la hora de gestionar cada uno de esos municipios?
Hay que saber incorporar esa identidad y ese perfil social o productivo. Los municipios que estamos en el primer y segundo cordón del Gran Buenos Aires (GBA) tenemos en común muchas situaciones de urbanización, de movilidad, de pymes, mientras que la realidad de las ciudades del interior es otra, e incluso es una la realidad de las capitales del interior y otra la de los pueblos. En lo productivo, una cosa es Mar del Plata, más turística, otra cosa son las ciudades del interior bonaerense, más pujantes en el agro. Pero no tiene por qué ser un impedimento para que trabajemos regionalmente en un desarrollo local. En La Haya, recordaba un profesor norteamericano que desde el punto de vista de la democracia, las ciudades son anteriores a las naciones, y las ciudades son las que alojan la identidad de un territorio. Allí se produce la cultura y la creatividad, y eso enriquece mucho a los gobiernos locales y es si se quiere, nuestra gran fortaleza. El foco tiene que ser la representatividad local, el valor que tiene el hecho de estar cerca, de entender los problemas y de convivir con los vecinos. A veces pasa que un gobierno local tiene mucho más conocimiento de una problemática que un ministro nacional, que sí la tiene desde el punto de vista técnico, pero nosotros la tenemos desde lo territorial. Por eso tenemos que trabajar juntos.
¿Es más difusa hoy la línea que divide las competencias de los tres niveles de gobierno?
Lo que se va generando es una situación en la que tenemos que trabajar juntos. Se empieza a dar una situación de responsabilidades diferentes, pero trabajando juntos que lo que busca es una mayor eficiencia a la hora de aplicar las políticas políticas. La provincia es muy grande, muchas situaciones institucionales y de gestión quedan muy lejos de La Plata y si bien la provincia, y más en esta gestión, se está haciendo cargo de solucionar un montón de problemas, nosotros podemos ayudar. En ese sentido, creo que sí es antigua la idea del intendente que pinta cordones o que solamente pone luces. El intendente hoy tiene que ser una persona formada, que pueda entender integralmente las políticas públicas, tener un buen equipo y planificación de objetivos, y estar abierto a trabajar con otros intendentes regionalmente y también, con la provincia y la Nación. Y cada vez más, ciudades trabajando juntas y en red, regionalmente. Acá en Tres de Febrero, con San Martín, con Hurlingham, con Morón podemos aportar mucho en temas que quizás no sean competencias originarias, pero si las coordinamos bien con la provincia, es saludable. Me parece que es natural que el ámbito municipal, porque nosotros estamos todos los días en lo cotidiano con los vecinos, vaya ganando espacios.
¿Qué implica en términos políticos esta mayor exposición?
Tiene muchas implicancias. Ha habido muchos intendentes que han sido candidatos para cargos importantes y hoy tenemos de hecho, al presidente, que fue jefe de un gobierno local, y a la gobernadora María Eugenia Vidal, que fue su segunda en la CABA.
