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Malos y Buenos Aires de cara a las legislativas

Buenos-Aires
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03 mayo de 2021

por Juan Yannuzzi

Tanto en el ámbito nacional como en el subnacional, la provincia de Buenos Aires será, como es usual, la gran protagonista. El lugar concedido no se debe únicamente a que es allí donde se elegirán la mayor cantidad de diputados nacionales, 35 sobre 127. El protagonismo en esta ocasión es también producto de dos factores distintivos, el primero es que en la contienda provincial se definirá, más que en cualquier otro distrito, la consolidación (o no) de la coalición de gobierno en términos electorales, no ya únicamente como aglutinación opositora al gobierno de Cambiemos, sino en su espíritu de representar una gestión “peronista”. El segundo factor que determina el protagonismo de las elecciones bonaerenses es que se sabrá si el oficialismo provincial consigue mayoría en ambas cámaras o tendrá que seguir maniobrando en aguas esquivas.

La composición actual de Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires es una clara muestra de la necesidad del oficialismo de tener un buen desempeño electoral. El Frente de Todos cuenta con 45 de 92 bancas y la buena noticia es que renueva menos de la mitad (22), mientras que Juntos por el Cambio, sufrirá el fin del mandato de 23 de sus 39 diputados.

Por su parte, la situación en el Senado bonaerense es significativamente peor en la composición actual para el gobierno encabezado por Axel Kicillof, aunque también es donde están depositadas mayores esperanzas para pasar a tener la mayoría del cuerpo. La Cámara Alta provincial se compone de 46 senadores de los cuales 26 responden a la oposición y 20 al oficialismo. Pero mientras que en Juntos por el Cambio terminaran el mandato 16 legisladores, en el Frente de Todos únicamente 7.

El hecho de que la coalición opositora renueve más bancas que el oficialismo se debe a la histórica elección de Cambiemos en 2017 de la mano del apoyo que concitaban Mauricio Macri y María Eugenia Vidal y de la división del peronismo expresada en los sectores que lideraban Sergio Massa y Florencio Randazzo por fuera del espacio mayoritario de Unión Ciudadana. Esa particular situación le permitió a Cambiemos, por ejemplo, quedarse con los tres senadores de la séptima sección, algo que es irrepetible. En este sentido, el principal objetivo del Frente de Todos será mantener el caudal electoral logrado en las elecciones del 2019, cuyos resultados le garantizarían en esta ocasión mayorías propias en ambas cámaras. Dos años atrás, ganó sólo en tres secciones electorales, pero lo hizo por amplio margen en las dos más pobladas, y perdió por poca diferencia en casi todas las demás. El problema evidente es que la situación social y económica, agravada por la pandemia, es muy distinta del contexto que le permitió al peronismo unificado ganar por amplia diferencia en la provincia.

El aumento de la pobreza a nivel nacional, agravado aún más en el conurbano bonaerense, complica y limita las posibles estrategias de campaña de un ejecutivo provincial que se jugará, en gran medida, sus márgenes de gestión para los próximos dos años.

El sistema electoral de la provincia tiene algunos rasgos distintivos. No solamente se usa una fórmula de asignación de escaños diferente de la utilizada a nivel nacional, sino que también el mecanismo de renovación parcial de las dos cámaras tiene sus particularidades. En líneas generales, el sistema electoral de la provincia presenta beneficiosos para los partidos políticos más grandes. La división en 8 secciones electorales reduce la cantidad de cargos en juego por distrito, en perjuicio de los partidos chicos. A este elemento se le suma una fórmula electoral que establece un umbral alto para el acceso a las bancas, que va, dependiendo de la sección electoral, desde el 5,6% de los votos válidos, hasta el 16,7% para la elección de diputados y desde el 12,5% hasta el 33,3% para senadores.

Con respecto al segundo elemento distintivo, las cámaras se renuevan por mitades cada dos años, pero la mitad de las secciones eligen diputados y la otra mitad senadores, cada una por mandatos de 4 años. Teniendo en cuenta que Buenos Aires presenta grandes asimetrías delimitadas territorialmente, el factor de que las cámaras se renueven por mitades opuestas de las secciones electorales tiene importantes consecuencias políticas. Por ejemplo, en las próximas legislativas la sección que más diputados elige, con 18 de los 46, es la tercera, integrada por los partidos del sur del conurbano, en la que el oficialismo en las últimas elecciones se quedó con el 59% de los votos, superando por 30 puntos a JxC.

A su vez, las secciones que históricamente han presentado importantes fluctuaciones de votantes cobran una relevancia especial. Este es el caso de la segunda sección electoral, donde Cambiemos ganó en 2017 pero perdió frente al peronismo unido en 2019, y de la cuarta y octava (La Plata) donde la diferencia a su favor fue menor al 4%. Este elemento presiona a la oposición a moderar su oferta electoral, dado que deberá disputarle al peronismo el votante de centro.

Si el oficialismo de la provincia de Buenos Aires obtiene resultados similares a los logrados en las últimas elecciones se asegurará, lo que Aníbal Pérez Liñán llama, el “escudo legislativo”. Aunque el politólogo utiliza el término para hacer referencia exclusivamente a mayorías parlamentarias que previenen posibles juicios políticos a los presidentes en contextos adversos, puede trasladarse a la situación del mandatario bonaerense. Esta ampliación del término, que a priori podría considerarse como un ejercicio de estiramiento conceptual, se fundamenta en los desafíos que afronta y afrontará en los próximos dos años el gobernador.

La provincia de Buenos Aires es el escenario principal de las contiendas presidenciales dado que representa el 38% del padrón nacional. En un escenario de bicoalicionismo polarizado como el actual, tener el control del Poder Legislativo provincial será decisivo para el ejecutivo bonaerense en los próximos dos años, en un contexto donde, más que nunca, se necesitarán rápidas respuestas estatales a las crecientes demandas ciudadanas.

Lograr el control del Senado le permitiría al oficialismo, entre otras cosas, recuperar el manejo de las designaciones de jueces y en materia legislativa podría avanzar en la reforma de la ley 14.836 de 2016 que le puso límites a las reelecciones de los intendentes. Pero en este caso, además de una mayoría en la Legislatura, el oficialismo necesita lograr acuerdos internos sobre una eventual iniciativa en ese sentido.

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