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Las cinco claves de su estrategia

15 agosto de 2012

(Columna del politólogo Ezequiel Avila)

El gobernador cordobés busca proyectarse para las presidenciales de 2015 con énfasis en el peronismo y su gestión, pero también con nuevos ejes.

Ya lanzando al ruedo pensando en 2015, el gobernador cordobés se apresta a desplegar su estrategia, en la cual se ve una clara confrontación con el Gobierno Nacional, pero en la que también surgen otros elementos que, más ocultos, muestran interesantes puntos a tener en cuenta. A continuación, algunas claves de la estrategia de este viejo líder provincial que no se detiene en su anhelo de llegar a la Casa Rosada.

1) Otro peronismo es posible. Un punto central en la estrategia de De la Sota rumbo a la Casa Rosada es dejar en claro entre la dirigencia política, sindical y empresarial que otro peronismo es posible. Un peronismo que no aumenta los impuestos a los sectores de la producción sino que los alienta con estímulos fiscales y programas de incentivo al empleo. Medidas como las reducciones de impuestos en el 30% y el programa de empleo juvenil Primer Paso, mediante el cual el gobierno cordobés subsidia parte del costo laboral, son algunas políticas en este sentido.

2) Pelear por las provincias. El mandatario cordobés ya no habla sólo de Córdoba sino que se ha subido a caballo del reclamo de federalismo que siempre puede ser empleado con relativo éxito y, mucho más, en épocas de ajustes económicos. En nombre de las provincias se posiciona a favor de un interés que (siempre que puede lo recuerda públicamente) el mismo Néstor Kirchner practicó cuando era gobernador provincial.

3) El verdadero rival, Daniel Scioli. Es erróneo, a mi juicio, centrar los análisis en el enfrentamiento entre De la Sota y Cristina Kirchner. Esa puede ser la batalla visible y de corto plazo, pero hay otra, estructurada en clave de guerra fría con los potenciales rivales en la lucha por la sucesión al trono. Daniel Scioli, con su lanzamiento, no sólo ha provocado un embate decidido desde el kirchnerismo, sino que también ha acelerado los tiempos y provocado, en aspirantes como De La Sota, la implementación del juego de la diferenciación. Así puede comprenderse por qué el gobernador cordobés se empecina en mostrar sus reclamos no como un pedido desesperado de auxilio, sino como el reclamo de un justo acreedor. Antes que el berrinche de un súbdito, se trata de “la justicia como equidad”, podrían exclamar en el delasotismo si leyeran a Rawls.

4) A problemas políticos, soluciones políticas. Un escenario económico de desplome no beneficiaría a nadie, menos a un De la Sota que es, entre los contendientes más relevantes por la Rosada, el más político. Macri viene de la empresa y Scioli (sin armado propio y casi candidato a la Jefatura de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires), viene del deporte. Moyano bebe de las fuentes del movimiento obrero organizado. De la Sota, como Kirchner, Menem y Duhalde, viene de muchos años de batallar en la escuela política del Partido Justicialista; todo un honoris causa si comparamos con el tsunami de outsiders surgidos pos 2001.

5) Jugar con la estrategia de proliferación de enemigos. El kirchnerismo ha sido dúctil en la trama de la creación de enemigos. Una porción de ese afecto lúdico fue la práctica de multiplicación de los contrincantes. Para despistar, para agrietar murallas opositoras, para confundir o para pescar en río revuelto, la producción en serie de rivales políticos ha resultado beneficiosa, al tiempo que, por sobre esos opositores, construye un enemigo que los supera y trasciende, inasible, no político, que no compite directamente en elecciones, y que se presenta casi como entelequia: la “corpo” mediática, los buitres financieros o la agrooligarquía. La escuela del célebre “Braden o Perón” sigue generando graduados. A De la Sota le conviene, siempre que esto no signifique un atosigamiento mortal en su provincia. El kirchnerismo lo elevará al altar de los “feos, sucios y malos” porque, enfático en su arte de la igualdad distributiva, le concederá también a “El Gallego” su deseo de ser odiado antes que ser desconocido, todo un éxito para cualquier político.

Un último gustito se da este experimentado político. Reclama por la deuda provincial ante la Corte Suprema de la Nación, un poder que tendrá una voz cantante en el debate por la reforma constitucional.

(De la edición impresa)

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