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Massa vs. The Kingmaking Queen

08 agosto de 2013

¿Y si Martín Insaurralde gana las primarias en la provincia de Buenos Aires?

En lo institucional, es poco lo que las elecciones legislativas de 2013 ponen en juego. La competencia, como ya sabemos, tiene más que ver con la pole position para 2015 que con la composición de las cámaras para 2014 o la ya descartada hipótesis de reforma reeleccionaria. Las elecciones legislativas de medio término en la Argentina son, fundamentalmente, antesalas de las presidenciales por venir.

Esta dinámica plantea, entre otros, dos interesantes interrogantes. Uno de ellos es la evolución de la ubicación política de Sergio Massa en la campaña bonaerense: con la etiqueta de “kirchnerista” como eje de referencia de la política, la tendencia electoral se consolidará una vez que una porción minoritaria pero decisiva del electorado logre establecer quién es quién en el distrito. El otro es que, a medida que el Frente para la Victoria bonaerense acorta distancias con el Frente Renovador, va cobrando relevancia la pregunta de cómo se proyectaría hacia 2015 una victoria de Martín Insaurralde. Tratándose de una campaña claramente liderada por la Presidenta, sería como una demostración ?sobre todo, hacia adentro del oficialismo? de que ella puede hacer ganar a un candidato poco instalado con el peso simbólico y material del kirchnerismo; la Pata Renga se transformaría, de esa forma, en la Kingmaking Queen.

LA BATALLA POR LOS CONFUNDIDOS

En una encuesta de Observatorio Electoral, realizada la semana pasada en la Primera y Tercera Sección Electoral de la provincia de Buenos Aires, se preguntó a los consultados si ubicaban a Massa dentro del kirchnerismo, dentro de la oposición o ni en uno ni en otro conjunto. En números redondos, el 60% lo consideró opositor, el 26% kirchnerista, el 10% “ni ni” y sólo 4% dijo no saber, sugiriendo ese bajo nivel de desconocimiento que la “cuestión Massa” está bien instalada en la opinión pública. En ese segmento del 26% hay un campo de batalla electoral.

Hilando más fino, podemos decir, en primer lugar, que se trata de un segmento en disminución: dividiendo al estudio por jornadas, a medida que pasaba el tiempo el segmento de los que consideraban a Massa opositor aumentaba. Y en segundo lugar, que para aproximadamente una mitad de los que aún consideran a Massa kirchnerista esto tiene una atribución positiva, y para la otra mitad (un poco más, en rigor) se trata de algo negativo. Estos últimos son, en su mayoría, votantes decididos o potenciales de las listas encabezadas por Francisco De Narváez y Margarita Stolbizer. Pero, en el primer grupo, la mayoría son votantes del propio Massa.

Este segmento de “massistas kirchneristas” es uno de los blancos de la campaña del Frente para la Victoria, que busca sumar nuevos votantes a expensas de los “confundidos” del proyecto nacional y popular. Para Massa, el sentido del mensaje “ni ni” era contener a su propio segmento de “massistas kirchneristas”. Pero a medida que Insaurralde acorta distancias, el intendente de Tigre seguramente va a terminar optando por sacrificar algunos de esos votantes en pos de crecer por la oposición. Convenciendo, para ello, a los antikirchneristas que aún lo consideran kirchnerista, que ya ha dejado de serlo.

En suma, mientras Insaurralde crezca a expensas de los votos de Massa, Massa apelará cada vez más a los votos de De Narváez-Stolbizer.

THE KINGMAKING QUEEN

Mientras tanto, todas las encuestas muestran que la lista de Insaurralde se instala y acorta distancias con la de Massa, que había arrancado en punta. Aun con un acceso a la publicidad televisiva democratizado por la reforma electoral de 2009, el kirchnerismo logra hacer sentir su peso en las pantallas gracias a que es el único partido nacional, y que además es el único que tiene una campaña nacionalizada, centrada en la imagen y la defensa de la gestión presidencial. Desde Córdoba a Salta, pasando por Tierra del Fuego y la Capital, la campaña del kirchnerismo es la misma, y contrasta con los spots locales del resto de las fuerzas. Nunca vimos en las campañas electorales argentinas un contraste tan nítido entre nacionalización y localización.

Con este antecedente, y si Insaurralde finalmente queda en primer lugar ?cuando las expectativas iban en sentido contrario?, una lectura posible de ese resultado hipotético del kirchnerismo hacia 2015 es la siguiente: si Insaurralde gana en la provincia, entonces cualquier gobernador puede ganar la presidencial. El dato saliente, en esta interpretación, ya no sería el poder electoral personal del candidato, sino el capital electoral del partido y su Presidenta. No hace falta aclarar cómo impacta eso en las expectativas prepresidenciales y en las de su principal aspirante, que es Daniel Scioli. Quien, no casualmente, busca demostrar con sus gestos que su lealtad partidaria puede anteponerse incluso a su innegable popularidad personal.

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