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PASO, octubre y después

03 septiembre de 2013

(Columna de Javier Zelaznik)

De repetirse los resultados de las primarias, el FpV, junto a sus aliados, tendría más del 50% de las bancas de ambas cámaras

Las elecciones del 27 de octubre pondrán en juego la composición del Congreso que acompañará a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner durante los dos últimos años de su segundo mandato. A la espera de los resultados, es posible analizar los alineamientos electorales y especular sobre la probable composición del Congreso a partir del apoyo que obtuvo cada “espacio político” en las PASO para la categoría diputado nacional.

Para que sean comparables con otras elecciones legislativas, todos los resultados electorales se expresan en porcentaje sobre votos positivos (excluyendo los blancos). El espacio político más homogéneo es el del Frente para la Victoria (FpV), que compitió con esa etiqueta en 22 de los 24 distritos y como Partido Justicialista en La Pampa y Salta, manteniéndose como primera minoría electoral con el 28,2% de los votos, que ascienden al 31,1% si se suman otras listas alineadas con el kirchnerismo. Eso lo coloca muy por debajo del 49,4% de los votos obtenidos para la categoría de diputados en las elecciones de 2011, y sólo apenas por encima del 27,6% de la derrota electoral del 2009.

Más allá de la comparación con valores extremos, el apoyo promedio del FpV en las cuatro elecciones legislativas celebradas entre 2005 y 2011 fue del 38,8%, 10 puntos porcentuales por encima del 28,2% obtenido en las PASO. La comparación entre 2009 y 2013 revela elementos regionales detrás de su actual desempeño electoral: en el área metropolitana (CABA, y provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe), el FpV tuvo un resultado ligeramente mejor, con 23,4% y 25,7% de los votos en 2009 y 2013, respectivamente, mientras que en el resto de las provincias tuvo un desempeño notablemente inferior, con 41% y 33,4% en 2009 y 2013, respectivamente.

Aun así, los votos del FpV parecen ser rendidores: poniendo en juego 37 bancas en Diputados, estaría ganando 42, mientras que en el Senado conservaría 10 de las 11 bancas que pone en juego; aunque sus aliados estarían obteniendo sólo 4 de 11 diputados en juego, y 3 de 6 senadores.

Tras el FpV, la fuerza nacional que obtuvo más votos fue la Unión Cívica Radical (UCR), con el 23,1%. La UCR compitió sólo en ocho distritos bajo su marca partidaria, participando en los otros 16 en diversas coaliciones, que generalmente lidera. Sin embargo, no fue la fuerza líder en las coaliciones de 3 distritos claves (CABA, Buenos Aires y Santa Fe) que le aportaron casi la mitad de su apoyo (47% de los votos). Algunos de los socios electorales de la UCR, con los que forma parte de lo que suele denominarse “espacio progresista cívico y social” (Partido Socialista, Coalición Cívica-ARI, GEN), compitieron en varios distritos con listas propias obteniendo 1,9% de los votos. Eso les otorgaría un apoyo combinado del 25%, colocándolo por debajo del 30% que obtuvieron en 2009 bajo la etiqueta Acuerdo Cívico y Social. Con esos resultados, la UCR retendría los 26 diputados que puso en juego aunque sólo 3 de los 4 senadores, mientras que sus socios obtendrían 10 de 15 bancas en diputados, y 2 senadores poniendo en juego sólo 1.

Una constelación de listas peronistas no kirchenristas recibió en conjunto el 25,9% de los votos. La cara más visible de éste grupo es Sergio Massa, tras recibir el 36,7% de los votos positivos en la provincia de Buenos Aires, por encima del FpV, que sólo obtuvo el 31,1%. Sin embargo, la escasa o nula articulación nacional de este espacio hace que parezca un canal de expresión del electorado más que una fuerza nacional, una estrategia para la disputa del poder dentro del peronismo antes que un proyecto autónomo. En conjunto este “espacio político” obtendría 29 bancas de diputados, por encima de las 20 que pone en juego, aunque perdería 1 de sus 2 bancas en el Senado. El PRO obtuvo el 7,7%de los votos, logrando expandir su base territorial más allá de la CABA al conseguir el segundo lugar en Entre Ríos y Santa Fe (y el tercero en Córdoba), y obteniendo buenos resultados en Misiones y San Juan en alianza con peronistas no kirchneristas. Sin embargo, ello no parece suficiente como para convertirla en una fuerza política competitiva a nivel nacional.

El PRO obtendría 10 diputados (por encima de los 8 que pone en juego) y dos senadores, o incluso tres, sin poner en juego ninguno.

ESCENARIOS APRESURADOS

Ante la contundencia del retroceso electoral del FpV se ha empezado a discutir la posibilidad de que la oposición controle los cargos de autoridad en el Congreso. El FpV ha denunciado tal pretensión como intentos desestabilizadores aunque dentro de la oposición parece no haber consenso, como si diferentes sectores hubiesen sacado distintas enseñanzas del período 2009-2011 en que la oposición controló una mayoría legislativa con resultados poco auspiciosos.

Por un lado, hay quienes creen que el problema de esa experiencia fue haberle permitido al FpV ocupar la Presidencia de la Cámara de Diputados, y proponen que sea la oposición quien la ocupe esta vez. Por otro lado, hay quienes creen que el problema fue la dificultad de coordinar, desde fuera del Gobierno, una mayoría legislativa formada sobre la base de un heterogéneo conglomerado de partidos, mostrándose menos predispuestos a embarcarse nuevamente en una experiencia de ese tipo.

En todo caso, parece una discusión abstracta. No sólo porque hay que esperar los resultados de octubre para saber cuál será la composición del Congreso, sino también porque el resultado de las PASO no permite prever una eventual mayoría opositora. Basta con evaluar la probable base de apoyo legislativo con que contaría el Gobierno. Se ha señalado que el FPV obtendría 42 diputados, los que sumados a sus 78 diputados elegidos en 2011 le permitiría contar con un bloque de 120 diputados, o 46,7% de la cámara. Si se le suman los diputados tradicionalmente aliados al Gobierno, alcanzaría un contingente de 132 diputados, es decir, 51,4%. La situación en el Senado sería similar: el FpV obtendría 10 bancas, las que sumadas a la 21 que ya tiene le daría un total de 31 senadores, o 43,1%. Si a ellos se le agrega el apoyo de sus aliados llegaría a un contingente de 38 senadores, es decir, 52,3 % de la cámara.

Por lo visto, en octubre el FpV debería tener un resultado mucho peor que el de las PASO para que la discusión sobre las autoridades del Congreso fuera algo más que ociosa. En todo caso, es notable que el FpV podría mantener, con 30% de los votos, la misma base de apoyo legislativo que en 2011, tras haber conseguido el 49%. Resultado paradójico, producto de la tradición constitucional argentin de renovar sólo parcialmente la composición del Congreso.

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