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Buenos Aires: nacional, provincial y local

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12 agosto de 2015

(Columna de Facundo Matos Peychaux)

¿Qué pasó en el distrito más grande del país, donde hubo primarias para gobernador e intendentes, además de Presidente y diputados?

Siete categorías, decenas de boletas de casi un metro de largo, primarias para más de un cargo en varios frentes políticos, un escrutinio lento que recién se completaba dieciocho horas después de que hubieran terminado los comicios. En la provincia de Buenos Aires, las PASO pusieron mucho en juego y, por ende, dejaron mucha tela para cortar en sus distintos planos: nacional, provincial y local.

NIVEL NACIONAL

En la elección primaria para Presidente, el FpV se impuso pero no hizo una elección del todo provechosa: cosechó el 39,49% (3.235.947 votos, según el escrutinio provisorio) contra 28,99% de la suma de los tres precandidatos del frente Cambiemos y 20,69% de UNA. Individualmente, el candidato del FpV sí sacó una diferencia más amplia, de 15 puntos a Mauricio Macri y de más de 20 respecto de Sergio Massa.

Por su parte, el frente Cambiemos hizo una elección mejor de lo que se esperaba: sumó más que el FpV en la Cuarta, Quinta, Sexta y Séptima Sección Electoral y en la capital provincial y quedó a 2 puntos del oficialismo en la Segunda, aunque el FpV compensó esos resultados en el GBA, donde Daniel Scioli le sacó una diferencia de 10 puntos en la Primera Sección y de más de 20 en la Tercera a la suma de Mauricio Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió. La alianza de Massa y José Manuel de la Sota quedó tercera lejos, con 20,69%.

Para el ex intendente de Tigre, el aporte del distrito bonaerense a su candidatura fue fundamental: el 48% de sus votos a nivel nacional provinieron de la provincia de Buenos Aires, muy por encima del 37-38% que tradicionalmente aportó el distrito a los Presidentes electos.

Tanto Macri como Scioli estuvieron en línea con ese porcentaje: en el caso del líder del PRO, la provincia significó el 37,5% de sus votos y para el gobernador bonaerense, fueron el 38,4%.

NIVEL PROVINCIAL

En la categoría de gobernador y vicegobernador, el FpV fue el frente más votado al sumar sus dos fórmulas, encabezadas por el jefe de Gabinete Aníbal Fernández, y el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, respectivamente. Con 3.103.063 votos entre ambos, cosecharon menos que Scioli pero obtuvieron un mayor porcentaje por el efecto del 10% de votos en blanco.

La primaria del oficialismo bonaerense era anómala por donde se la mirara: el peronismo, que no es muy propenso a ir a internas, dejaba que se enfrentaran en las urnas dos pesos pesados. Por un lado, el jefe de Gabinete, uno de los íconos de la década kirchnerista y, por otro, el intendente del partido más populoso de la provincia y presidente del PJ bonaerense, el matancero Fernando Espinoza, como precandidato a vicegobernador de Domínguez. Y, en el medio, un nombre resistido por la estructura pejotista: Martín Sabbatella, referente de Nuevo Encuentro, a quien no le perdonan haber presentado listas propias que dividieron el voto oficialista en 2009 y 2013, las peores elecciones del FpV.

Los votos y el apoyo de los dirigentes se encontraban en veredas opuestas, a contramano de lo que suele suceder dado que el factor que concede legitimidad a los liderazgos en el justicialismo es el voto popular. Como señalaba María Matilde Ollier en una edición pasada de el estadista, “el peronismo reemplaza su institucionalización inestable por su fortaleza organizativa estructurada en torno al liderazgo que funda su legitimidad última en el voto ciudadano”.

Por eso sorprendió cuando poniendo en duda la relevancia del aparato en el Gran Buenos Aires y su peso orgánico, el resultado consagró ganador a Aníbal Fernández, que cosechó el 52,47% de los votos logrados por el FpV y se convirtió en el candidato del espacio en las elecciones generales. Verónica Magario en La Matanza y Francisco “Barba” Gutiérrez en Quilmes vencieron en primarias a los precandidatos respaldados por Aníbal Fernández, Heraldo Cayuqueo y Daniel Gurzi, respectivamente, pero Domínguez y Espinoza no pudieron quedarse con la candidatura a la gobernación siquiera en el conurbano. El jefe de Gabinete y el director del Afsca ganaron tanto en la Primera Sección Electoral como en la más pejotista Tercera Sección, aunque en esta por una diferencia menor. En cambio, solo cayeron ante Domínguez y Espinoza en la Cuarta (de donde es oriundo el ex intendente de Chacabuco), la Sexta y la capital provincial.

La pregunta hacia octubre es si el PJ tradicional hará borrón y cuenta nueva y acompañará activamente al jefe de Gabinete o tendrán poco entusiasmo en militar la boleta ganadora.

Mientras tanto, la fórmula de Cambiemos encabezada por María Eugenia Vidal y el radical Daniel Salvador hizo una gran elección y quedó como el binomio más votado individualmente, con más de 2,2 millones de votos según el recuento provisorio, contra poco más de 1,6 millones de Fernández y 1,4 millones de Domínguez. Los números de Vidal se explican por los buenos resultados del binomio en el interior y como segunda fuerza en el GBA (especialmente en la Primera Sección) y en gran parte por el arrastre que supuso la buena elección del frente Cambiemos en la provincia. En cambio, el precandidato de UNA, Felipe Solá, cayó al tercer lugar, con 1.503.783 sufragios, 19,55% del total.

De cara a las elecciones del 25 de octubre, el PRO intentará apuntar sus críticas a Aníbal Fernández, una figura que despierta mucho rechazo entre los votantes no peronistas. De todos modos, en 2011 cuando fue candidato a senador, no tuvo mayores problemas en imponerse y no hubo un masivo corte de boleta que hubiera probado la teoría opositora.

Finalmente, los otros dos que superaron el umbral del 1,5% y competirán en octubre son Jaime Linares, de Progresistas y Néstor Pitrola, que si bien es del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), es de la línea interna del PO encabezada por Jorge Altamira. El histórico dirigente de izquierda perdió a nivel nacional con Nicolás del Caño y no estará en octubre, pero al ganarle a su competidor del PTS en la provincia de Buenos Aires, traccionó votos a su candidato a gobernador, que representará a la izquierda en el mayor distrito del país en octubre.

MUNICIPIOS

Donde quizás hubo mayores sorpresas fue en el Gran Buenos Aires. Las PASO mostraron un escenario mucho más competitivo que los que acostumbraban a dar las peleas municipales del GBA: varios de los llamados 'barones del conurbano' perdieron en internas y los que no, estuvieron lejos de su caudal electoral tradicional, que oscilaba entre el 60- 70%. Los garrochazos de un lado al otro sin reservas no quedaron impunes en las urnas: la mayoría de los que volvieron al FpV tuvieron competencia y varios de ellos cayeron y no estarán en octubre.

En la Primera y Tercera Sección Electoral, tres históricos que perdieron sus primarias y no estarán en octubre son Mariano West, en Moreno, que cayó ante el camporista Walter Festa; Raúl Othacehé, en Merlo, contra Gustavo Menéndez y Darío Giustozzi, en Almirante Brown, ante Mariano Cascallares, mientras que otro que la tuvo complicada pero terminó imponiéndose fue Humberto Zúccaro, frente a José Molina, en Pilar. Además, en Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino ?que se fue y volvió del Frente Renovador? cayó ante el candidato del FpV, Leonardo Nardini.

En cambio, otros nombres de larga data fueron respaldados nuevamente en las urnas: en la Primera Sección Electoral,Gabriel Katopodis en San Martín y José Eseverri en Olavarría, que tuvieron que enfrentar primarias luego de irse del FpV y volver; Gustavo Posse en San Isidro, que pasó por lo mismo pero tras volver a Cambiemos; Alberto Descalzo en Ituzaingó, que enfrentó a un precandidato de Nuevo Encuentro; el ex intendente Mario Ishii, que quiere volver a gobernar el distrito y Ricardo Curuchet, que busca su reelección en Marcos Paz. En la Tercera Sección Electoral, Alejandro Granados ganó en Ezeiza, Juan Patricio Mussi en Berazategui, Julio Pereyra en Florencio Varela, Julián Alvarez en Lanús y Martín Insaurralde, pese a los vaivenes del verano pasado entre el Frente Renovador y el FpV, triunfó en Lomas de Zamora.

Para los intendentes que llevaban la boleta de Massa, que el tigrense cayera ante Macri en la Primera Sección significó un arrastre negativo decisivo para sus aspiraciones. Allí, en 2013, la lista de diputados del Frente Renovador (aunque con algunos candidatos del PRO) había sumado más de 2 millones de votos, mientras que en estas elecciones primarias, Massa cayó a apenas 605.000 votos y quedó por debajo, incluso, de Macri. ¿Cómo impactó esto en los intendentes massistas? En Hurlingham, Luis Acuña quedó detrás del kirchnerista Juan Zabaleta y de Lucas Delfino (Cambiemos); en Mercedes, el candidato de UNA para suceder a Carlos Selva, Marcelo Ovidio Denapole, terminó abajo de Lucas Fal (Cambiemos) y Juan Ignacio Ustarroz (FpV); en San Isidro, la suegra de Massa, Marcela Durrieu, quedó cuarta; en Lanús, Nicolás Russo terminó tercero debajo de Alvarez y Grindetti; y en San Miguel, Joaquín de la Torre cayó ante el sciolista Franco La Porta. Aunque en el PRO no descartan que en esos casos podría haber algún acuerdo con los intendentes del Frente Renovador, reconocen que es difícil de instrumentar y que lo poco que pueden ofrecer es bajar la intensidad de la campaña de sus candidatos en esos distritos a cambio de que los massistas integren la boleta de Macri.

Dentro del GBA, el massismo festejó únicamente en San Fernando, donde Luis Andreotti conseguiría su reelección y en Tigre, donde Julio Zamora venció al kirchnerista Sergio Szpolski y se allana el camino hacia un nuevo mandato. Por fuera del conurbano, ganó en partidos de pocos votantes donde los ediles actuales son del Frente Renovador, como General Villegas o Junín.

Cambiemos, por su lado, fue la segunda fuerza en la mayoría de los partidos pero festejó particularmente en Vicente López, donde Jorge Macri fue respaldado con casi el doble de los votos del histórico 'Japonés' García (FpV) y en San Isidro, con Posse. Sin embargo, desde el PRO se ven también competitivos en otros cinco distritos. En primer lugar, en Morón, donde Ramiro Tagliaferro se impuso en su frente y fue el precandidato individualmente más votado, aunque tendrá una elección más difícil ahora que la fórmula elegida del FpV es que lleva a Sabbatella, ex intendente del partido. Además, en el macrismo concentran su atención en Quilmes, donde Martiniano Molina aprovechó la dispersión del voto oficialista y quedó como el precandidato más votado; Tres de Febrero, donde Diego Valenzuela arrasó en la primaria de Cambiemos y se acercó bastante a Curto; Lanús, donde Néstor Grindetti se impuso dentro del frente y quedó no muy lejos del camporista Julián Alvarez y Pilar, con Nicolás Ducoté como candidato. Como contrapartida, en San Fernando, de donde es Daniel Salvador, el compañero de fórmula de Vidal, esperaban una buena elección de Alex Campbell que finalmente no se dio.

El radicalismo, aunque también dentro de Cambiemos, enfrenta otra realidad distinta: no tendrá candidatos en el GBA luego de caer en todas las primarias en las que enfrentó al PRO y solo se impuso en las primarias del frente en las 17 intendencias donde actualmente gobierna la UCR, con cuatro excepciones: 9 de Julio, Pellegrini, Pergamino y Puan.

En suma, aunque resta ver qué pasará en octubre, cuando varios los candidatos ya no tengan competencia al interior de sus frentes y se haya reducido la cantidad de opciones, las PASO mostraron cierta pérdida de poder por parte de los barones del conurbano. Se vio tanto en la elección de Aníbal Fernández como gobernador (pese a su apuesta por Domínguez), como en la derrota de varios de ellos y en los menores guarismos que consiguieron los que pasaron las primarias y en la dependencia que mostraron de la tracción de arriba hacia abajo, que impactó negativamente en el caso de los massistas y positivamente en el de sciolistas y macristas.

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