CABA

Una encuesta que importa

El PRO seleccionará a su candidato en la Ciudad por medio de un estudio en el que se medirán varias dimensiones de la competencia porteña.
El PRO define quién sera su candidato en caba.
29-05-2023
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Luego de que Larreta haya apoyado a Lousteau para mantenerle la ilusión de una victoria segura en el bastión PRO, hoy el escenario está repleto de incertidumbre. Sobre la base de una gestión de 16 años con gran nivel de aprobación ¿Cómo puede ser que el PRO tenga en juego su continuidad y su gobernabilidad?

Hay dos dimensiones del problema en el que se metieron los amarillos capitalinos. El apoyo, por acción u omisión,del jefe de gobierno al precandidato radical produjo molestias y desorden dentro de las bases y dirigentes del partido. Esto llevo a que a un mes del cierre de listas se deba hacer un encuesta para definir a un candidato que, sea cual fuere, no alcanza una intención de votos que se condiga con la imagen de la gestión del PRO. En este contexto, surge la necesidad de atomizar la oferta electoral para asegurar un escudo legislativo.

Más allá de la incógnita de sí será Jorge Macri o Fernán Quirós el candidato bendecido por Larreta para su sucesión, resta saber si las listas se presentarán en una PASO junto al armado radical o termine siendo más inteligente llegar a las generales con varias fórmulas de Juntos por el Cambio.

Los cálculos comenzaron a hacerse desde todos los frentes luego de la decisión que desdobló las elecciones, aumentando las incertidumbres pero equilibrando la competencia dentro de la alianza cambiemita.

Y para hacer más entretenido el asunto, dos apéndices de JXC complejizan las estrategias de los candidatos competitivos. Bullrich impulsa a López Murphy, vaticinando que el PRO y JXC se pueden quedar con una oferta muy tirada para la izquierda si Jorge Macri no logra imponerse. A su vez, el ex ministro tiene la competencia interna de García Moritán, quien no quiere perder la candidatura que viene aspirando desde que obtuvo su banca en la Legislatura. Por si fuera poco, Lilita sigue manteniendo su precandidatura presidencial y dejo trascender que le daría el sello a Quirós para que se presente en caso de que "pierda" en la encuesta.

Lo cierto que por fuera de la "política chiquita", después del 10 de diciembre hay muchas posibilidades de que la Ciudad deje de ser el mejor distrito para encabezar un ejecutivo. La absoluta sintonía política con el gobierno nacional está prácticamente descartada, y la legitimidad dentro de la coalición no está garantizada. La composición legislativa para 2024, con el escenario electoral que se avecina, tendrá un grado de atomización inédito en los años de gestión del PRO. Porque no solamente la mayoría será difícil de alcanzar, sino que la heterogeneidad ideológica y los incentivos estratégicos diversos de los integrantes de la casa complicarán el diario vivir para Uspallata.

Este obstáculo no será igual para todos. Aunque corra con desventaja constitucional, Jorge Macri sería el candidato con mayores posibilidades de garantizarse un escudo legislativo. Por medio de un enroque de formación dentro de la coalición, no le sería muy difícil ganar el apoyo de los liberales y libertarios prescindiendo del bloque de lilitos (ya caídos en desgracia). Por este mismo factor es que para Lousteau o Quirós el escenario no es el ideal.

La cuestión es matemática. Del total de 60 legisladores que tiene la cámara, el oficialismo no puede esperar que el peronismo y la izquierda bajen de las 20 bancas. Eso les deja 40 bancas en juego y para conseguir la mayoría. La coalición renovará 17 de sus 32 bancas, lo que les deja la posibilidad de mantener la situación actual en manos del desempeño de los libertarios. Milei, con su 17%, inauguró un bloque de 5 en su primera elección. Ahora es responsabilidad de Ramiro Marra, despegado de la boleta de Milei, acercarse porcentaje que consiguieron en 2021 para aspirar a que no haya mayorías absoluta.

La "escribanía" de la Legislatura porteña está en riesgo de extinción, y es pura responsabilidad del actual ejecutivo. Aunque sea síntoma de una mala estrategia, si se mide con la vara de la gobernabilidad, lo cierto es que abre la puerta a un sistema político más equilibrado, en un distrito cuya alternancia partidaria era improbable.