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¿Y si los radicales dan la sorpresa?

24 julio de 2013

En las elecciones, la Unión Cívica Radical podría obtener alrededor de 17% de votos “puros” en todo el país, más que cualquier otro partido opositor

Las elecciones favoritas de los radicales son las internas, luego las legislativas y, por último, las presidenciales. Ese orden de preferencia es comprensible: las primeras están muy arraigadas en su cultura, en las segundas son en las que mejor les va y en las terceras, en las que peor desempeño tienen. Mientras que en las legislativas la UCR hace valer su implantación en todo el territorio nacional, en las presidenciales padece la falta de una figura atractiva para el electorado.

En los años de elecciones presidenciales también se elige el grueso de los gobiernos provinciales en las que suelen ganar los oficialismos y el radicalismo ?esa es otra de sus debilidades? no gobierna en este momento ningún distrito. Por eso, todo indica que el radicalismo después de octubre quedará mejor posicionado de lo que estuvo luego de las presidenciales de 2011. Más allá de los candidatos atractivos y relativamente novedosos que puedan surgir del peronismo, como Sergio Massa, la UCR podría ser una de las sorpresas e integrar la lista de los ganadores de las primarias.

De esa manera, un partido alicaído luego de las elecciones de 2011 puede pasar a jugar un papel importante en los próximos años.

Luego de las legislativas de octubre se van a abrir dos opciones de cara a la sucesión presidencial de 2015. O todo se circunscribe a una gran interna peronista entre un candidato K y otro antiK, con el resto del sistema político de espectador, o se conforma un escenario electoral en el que también haya espacio para que compita con posibilidades de ganar una coalición no peronista. Esta segunda opción requiere la participación de varios partidos, pero la presencia de la UCR es indispensable.

Una de las razones es que su peso en el Congreso prácticamente no se verá debilitado en estas elecciones dado que, en el peor de los casos, perdería un par de diputados y corren riesgo sólo dos de sus bancas por la minoría en el Senado: las de Santiago del Estero y Entre Ríos.

LOS ACTIVOS

Los bloques no peronistas en Diputados reunirán aproximadamente 80 bancas a partir de diciembre, y 50% de ellas estarán en poder de radicales. A su vez, probablemente habrá 22 senadores que no sean de origen peronista y el 80% de ellos pertenecerán al bloque de la UCR. Ninguna otra fuerza política se acercará a esos números. Tanto el PRO como el heterogéneo FAP no contarán con más de tres senadores y una veintena de diputados. Insuficientes para sostener las pretensiones presidenciales de Mauricio Macri y Hermes Binner. Para superar esa debilidad deberían obtener sus candidaturas en las primarias de 2015 en el marco de una alianza más amplia que les asegure mayor representación parlamentaria.

También pesa la cuestión federal. La UCR obtendrá en octubre legisladores en 16 o 17 distritos, mientras que el FAP lo hará en 3 o 4 y el PRO, a lo sumo, en 5 o 6. Pero además de su presencia institucional, el radicalismo puede demostrar su peso electoral obteniendo una buena cantidad de votos a nivel nacional si se suman los que logre en aquellos distritos en los que concurre solo ?Córdoba, Mendoza y Entre Ríos, entre otros? como en los que constituyó alianzas ?Capital Federal, Buenos Aires y Santa Fe son los casos más destacados?. Podría obtener más de 4.500.000 de votos en las primarias, que equivaldrían a un porcentaje superior al 20%, aunque en muchos casos se tratará de sufragios compartidos con otras fuerzas.

Ese posible desempeño electoral no sólo está en los cálculos optimistas de la dirigencia radical, sino que también lo pronostican encuestadores cercanos al Gobierno, como Artemio López, quien estima que la cosecha radical llegará al 21% de los votos. Es un porcentaje cercano al que obtenía en las décadas del '60 y '70 antes del aluvión alfonsinista de 1983.

En las primarias votarán alrededor de 22 millones de personas y si los frentes en los que participa la UCR obtienen 20% de los votos en Buenos Aires, 25% en la Capital y 45% en Santa Fe, representarán el 13% del total nacional. En otros dos distritos grandes en los cuales el radicalismo se presenta sin alianzas como Córdoba ?en donde obtendría el 30% de los votos? y Mendoza ?35%? sumarían otros cuatro puntos al agregado nacional.

Con obtener cerca del 10% de los votos que se emitan en el resto de los distritos del país y que suman un tercio del padrón, a la UCR le alcanzaría para superar claramente el 20%. Pero es probable que logre un portaje mayor porque hay provincias en las que tendrá un muy buen desempeño como Jujuy, Chaco, Tucumán y Santa Cruz, entre otras. Si se dividiesen por mitades con sus socios los votos de los distritos en los cuales integra frentes, la UCR obtendría a nivel nacional cerca del 17% de los votos. Ningún otro partido estará cerca de esos números.

Más aún, en 2011 quedó claro que los votantes suelen premiar en las generales con un plus de votos a aquellos candidatos que tuvieron un mejor papel en las primarias. Fue el caso de Cristina Kirchner y Hermes Binner.

Los radicales apuestan a que ese comportamiento se repita y, si les va bien en las primarias, puede ser que en octubre les vaya todavía un poco mejor. Eso es particularmente importante en la provincia de Buenos Aires, que representa el 38% del padrón nacional y en donde las encuestas ubican al frente que integran los radicales junto al FAP con una intención de voto en torno al 15%. Pero ese porcentaje podría subir en octubre y ubicarse en torno al 20% con el aporte de los votos del interior provincial en donde pesa el voto no peronista. El precandidato a senador Rodolfo Terragno sostiene que el país necesita una alternativa al peronismo y que si el radicalismo, que es el partido que está en condiciones de ofrecerla no lo logra, entonces debería ser sustituído por otra expresión política.

Las elecciones de 2013 difícilmente den una respuesta contundente a ese planteo pero hay pocas dudas de que dejarán al partido en una situación de mayor fortaleza que hace uno meses, cuando la mayor preocupación de sus dirigentes era evitar las fugas hacia el PRO.

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