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La ecuación para la victoria (en primera vuelta)

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10 agosto de 2015

(Columna del politólogo Jonathan Mulki)

Cuando la diferencia entre el FpV y la coalición Cambiemos se fijó en más de 8 puntos, quedó claro que Daniel Scioli fue el mayor beneficiado de las PASO. Aunque no alcanzó la situación ideal del 40%, la fórmula que integra con Carlos Zannini cuenta con importantes probabilidades que ganar en la primera vuelta. ¿Qué caminos debe recorrer Scioli para llegar a ese objetivo? La ecuación de la victoria sciolista se puede resumir como la siguiente:

1. Cautivar a los indecisos y a los independientes

Contando ya con la gran totalidad del electorado kirchnerista y de sectores peronistas cercanos, Scioli debe salir ahora a buscar el voto de aquellos de los famosos indecisos, aquellos que no tienen filiación partidaria y que no tienen problema en cambiar de preferencia partidaria. Es probable que parte de los ciudadanos que integran este conjunto hayan sido los que, por cuestiones climatológicas, no asistieron a las PASO. Es un sector vacante que espera ser seducido por la opción que perciba como más útil. Para llegar a ellos, Scioli debe moderar partes de su discurso, resaltando qué es lo que lo diferencia del kirchnerismo clásico, aunque sea en estilos. Esto lo podrá realizar con facilidad: el votante kirchnerista no lo abandonará aunque su discurso gire para seducir otros sectores del electorado. El resto de los candidatos no cuenta con esta ventaja.

Otra forma con la que Scioli intentará captar la atención de los indecisos es mostrándose de hecho como un presidente, especialmente con su agenda internacional de los próximos 75 días: realizará una gira importante por Rusia y por China, la cual servirá no sólo para acordar con empresarios, sino para proyectarla a la opinión pública nacional como actividades de un genuino estadista.

2. Por la unión del peronismo

El primer escenario que Scioli reverá es Buenos Aires, su propia provincia. Las PASO expusieron desajustes electorales inesperados, como el desempeño moderado del FpV y la sorpresa de María Eugenia Vidal. Scioli observó esto con detenimiento y salió a felicitar a la candidata del PRO, pero ese saludo no significó otra cosa más que la certeza de que ahora irá por ella. ¿Cómo es posible que el PRO haya ganado en tantos municipios de la provincia? Ocurrieron dos cosas: por un lado, la interna del FpV no resultó taquillera, ya que expuso los rostros desagradables de la política ante el electorado que siempre reclama moderación durante los procesos electorales. La pelea por el aparato bonaerense entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez fue percibida como eso mismo por la opinión pública: una pelea tóxica por el aparato que ahuyentó a los independientes. Scioli, mejor que nadie, anticipó este escollo y no optó por ningún candidato. Ni siquiera moderó el conflicto interno. En segundo lugar, el problema del FpV en Buenos Aires fue la ausencia de un candidato fuerte. Paradójicamente, Scioli sintió la ausencia del olvidado Florencio Randazzo en sus boletas. Pese a que ningún analista televiso lo recordó durante la noche del domingo 9 de agosto, el FpV fue víctima del capricho costoso de Randazzo de rechazar el pedido de Cristina a ser candidato a gobernador.

El desafío que tiene Scioli es cómo maximizar la ventaja del FpV por sobre Vidal para robustecer su caudal nacional. Para ello, Scioli puede diseñar una interesante división del trabajo en su nuevo equipo con Aníbal: encargarse él en persona de la campaña pública en la provincia y delegar en manos del jefe de Gabinete los arreglos territoriales con punteros e intendentes. Estos últimos están sintiendo la amenaza de perder el manejo de sus distritos ante el aparente avance electoral de Cambiemos en algunos lugares. Que una de sus debilidades inesperadas haya sido Buenos Aires es, en realidad, una ventaja comparativa con respecto a sus competidores: gran parte del trabajo que le queda en estos dos meses lo jugará de local.

El segundo frente de batalla a disputar por votos peronistas lo constituye José Manuel De La Sota. Su alianza con Massa puede ser susceptible a pactos con Scioli por debajo de la mesa. No hay elementos fuertes para suponer que lo que une a De La Sota con Massa no podría unirlo también con Scioli. Pero aunque el cordobés probablemente decida conservar su alianza, Scioli debe intensificar enormemente su desempeño en Córdoba. El magro 14,7% que obtuvo en esa provincia fue su peor resultado provincial en todo el país. El hecho de que tanto la primera vuelta como el hipotético ballotage no tengan a Massa como protagonistas hace que un caudal importante de votos peronistas de De La Sota vayan a migrar, naturalmente, a las arcas de Scioli.

Los resultados de Mendoza fueron vistos con sorpresa y beneplácito por el sciolismo. Hace unos meses, el radical Alfredo Cornejo se había impuesto con el 46,82% ante el 39% del FpV. Sin embargo, en las PASO el resultado se achicó a 36,1% contra 33,2%, demostrando que existe una tendencia de acortamiento entre las distancias de los dos frentes electorales. De seguir así, Mendoza puede constituir un escenario aún más favorable para Scioli.

Por último, otro terreno para trabajar por el voto peronista es San Luis, en donde el FpV logró solo el 19,6%. Si bien el liderazgo provincial de Rodríguez Saá no muestra flaquezas, Scioli puede trabajar en los votantes de Massa dentro de esa provincia, quien sólo logro un escaso 6,2%.

Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y San Luis son escenarios en donde Scioli debe profundizar incansablemente su trabajo para aumentar su distancia electoral con Cambiemos. Sumando los márgenes que puede acrecentar en cada uno de estos distritos provinciales, y agregando la bendición de indecisos e independientes, la cifra del 40% es más que alcanzable. De ser así, necesitará tener una ventaja de 10 puntos, o más, sobre la segunda fuerza, presumiblemente Cambiemos. ¿Cómo se comportará esta coalición electoral de cara a octubre? ¿Logrará Macri obtener el 100% de los votos de “Lilita” Carrió y Ernesto Sanz y llegar así al piso del 30% que obtuvo en las PASO? Acá entra en juego la última parte de la ecuación.

3. Los votos que Stolbizer le sacará a Cambiemos (sobre todo, a la UCR)

Desde el sciolismo creen que bastantes votos de Sanz no irán a Macri. Algunos de ellos quizá vayan al kirchnerismo, pero mayoritariamente irán, como ya lo había expresado Martín Lousteau, a Margarita Stolbizer. Esto complicará a Macri en su proyecto de encarnar las preferencias de Cambiemos en su persona. Desde el sciolismo son conscientes de esta dificultad y por eso Scioli remarcó reiteradas veces la distancia electoral que las PASO expresaron entre él y Macri. En un contexto de elección donde 1% o 2% de votos puede definir la contienda, estas diferencias se constituyen en verdaderos escollos para los candidatos. En caso de que Cambiemos pierda votos en manos de Stolbizer, la distancia con Scioli se acrecentará y le dará al gobernador el empujón final para consagrarse en primera vuelta.

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