Massa y Milei demostraron lo que los llevó a estar cabeza a cabeza a una semana de la definición. El ministro justicialista fue más guionado que su contrincante y buscó ocupar su tiempo hablando del liberartario. En ningún momento logró acorralarlo como esperaba, pero logró que el foco esté alejado de la gestión actual. Milei se mostró en su versión original, más alejado del guión de Macri.
"Si o no" resume la estrategia del tigrense, que gastó la mayoría de su tiempo llevando la atención a su contrincante y evitando interactuar. El éxito de Massa en el debate fue que no se haya hablado demasiado de los números de gestión y el de Milei de no haber perdido su discurso anti-política luego de su alianza con los halcones de JxC.
La inestabilidad emocional del libertario estuvo constantemente bajo el reflector, con un flamante carpetazo sobre el sumario que tendría abierto Milei en el Banco Central.
Milei, fiel a su ideología libertaria, mantuvo su discurso de mostrar al Estado como causante de todos los males y a Massa como símbolo de esa institución. El ministro enfatizó en propuestas generales pero no tomó el lugar de defender el rol histórico del Estado en Argentina y el mundo.
En una semana el país va a elegir a su administrador por los próximos 4 años con un candidato que tuvo su oportunidad como "super" ministro y no pudo cambiar el rumbo negativo de los indicadores sociales y otro que no conoce al Estado que quieren liderar, para destruir. El debate transparentó esta encrucijada de la sociedad argentina, de tener que elegir entre una continuidad de un modelo que funciona en el mundo pero fracasa en nuestro país y otro que nunca se puso en práctica.
Meses de campaña permanente llegarán a su fin, pero falta una semana donde los fragmentos del debate serán protagonistas. En una carrera tan reñida, el uso de este enfrentamiento puede ser vital. Aunque no haya habido un claro ganador, lo que es nuevo es que Milei se enfrentó a las preguntas incómodas que no le hacen sus periodistas designados.
