Después del ombliguismo insoportable que mostró la política argentina en los últimos meses, en pocas semanas tendremos su contracara: la Argentina será sede del 27° Congreso Mundial de Ciencia Política.
Para los politólogos es el mayor evento de la disciplina a nivel global. Para el resto de los mortales es una oportunidad única para pensar y aprender sobre política mirando el largo plazo, para comprender problemas complejos, y para conocer perspectivas novedosas sobre problemas viejos y sobre desafíos nuevos.
En definitiva, una oportunidad única que enaltece al país y que condensa en cuatro días una cantidad verdaderamente impresionante de conocimiento científico (es decir, teorías, enfoques y evidencias) sobre temas en los que la Argentina tiene mucho para aprender.
La entidad que organiza los congresos mundiales de ciencia política es la International Political Science Association (IPSA). Creada bajo auspicio de la Unesco en 1949 para difundir en el mundo un conocimiento que pudiera contribuir a mejorar las instituciones que habían llevado al fracaso de la Segunda Guerra Mundial, comenzó a organizar sus congresos al año siguiente de su nacimiento.
Hoy la gran mayoría de las asociaciones nacionales de ciencia política del mundo (como nuestra Sociedad Argentina de Análisis Político, SAAP) están afiliadas a la IPSA y participan regularmente de su vida institucional.
Nuestro país ya tuvo el orgullo de hospedar este congreso en 1991, cuando Guillermo O'Donnell fue el mentor de la idea y el motor de su realización.
Aquel evento significó un hito en el desarrollo de la ciencia política en el país: se conocieron nuevos autores, se modernizaron planes de estudio, se abrieron nuevas líneas de investigación, y la SAAP comenzó a organizar sus congresos nacionales de ciencia política, en 1993.
Estos congresos mundiales reúnen a muchos de los politólogos más competitivos a nivel global (podría decirse que son los Juegos Olímpicos del análisis político) pero su interés trasciende las fronteras académicas.
Como en todo congreso científico, los oradores presentan sus investigaciones y/o sus ideas en elaboración para recibir comentarios y críticas de sus pares, pero luego esas discusiones impactan en gobiernos, think tanks, administraciones públicas y partidos políticos de los diferentes países. Insumos valiosos para un país como la Argentina, que en estos cuarenta años de democracia ha aprendido que muchos de sus problemas son intrínsecamente políticos.
En otras palabras, los congresos mundiales de ciencia política intensifican y modernizan redes académicas e intelectuales, pero también abren oportunidades y generan impulsos para desarrollar una visión panorámica de los actores y las instancias intervinientes en el desarrollo del país. Este congreso nos ofrece una oportunidad para hacerlo seriamente y en profundidad, en conjunto con el conocimiento de punta a nivel internacional, y sin distorsiones de corto plazo.
El título del congreso será "Politics in the Age of Transboundary Crises: Vulnerability and Resilience in an Uncertain World". Está inspirado en los nuevos problemas que amenazan a la política en el plano global, pero que sin embargo reponen a las capacidades estatales en el primer plano, incluso a la hora de garantizar la estabilidad democrática y política.
El congreso, que tendrá lugar en Buenos Aires entre el 16 y el 19 de julio, será el más grande en toda la historia de la IPSA: más de 3.000 colegas de más de 90 países se reunirán en más de 700 actividades (conferencias, paneles, reuniones).
Además, el congreso compartirá las instalaciones de la Universidad Católica Argentina con el XVI Congreso Nacional de Ciencia Política de la SAAP. Entre ambos conformarán la más importante reunión de las ciencias sociales en la historia del país.
Y a pesar de que la inscripción es en dólares, la comunidad argentina tendrá acceso a todas las actividades del congreso de la IPSA solo con la inscripción al Congreso de la SAAP (en devaluados pesos).
Además, para la ocasión la SAAP ha convocado a colegas politólogos/as con alto perfil e influencia en el ámbito político y empresarial para conformar un consejo consultivo plural que definió algunos temas estratégicos para el país, y luego los incluyó en el congreso para discutirlos con destacadísimos colegas del mundo invitados especialmente.
De esta iniciativa provienen las visitas de expertos globales en coaliciones políticas (como el noruego KaareStøm o la estadounidense Sona Golder), en polarización política (como la estadounidense Liliana Mason) o en la relación entre el liberalismo y la democracia (como el célebre politólogo Philippe Schmitter).
Algunos otros apellidos conocidos que nos visitarán son Wiesehomeier, Viola, Luna, Carver, Power, Lupu, de la Torre, Stokes, Cameron, Karl, Roberts, Huneeus, Whitehead, Tuesta-Soldevilla, Sanahuja, Holtz-Bacha, Ishiyama, Garretón, Munck, Ames, Verzichelli, Nolte y Bolgherini, entre muchos otros.
