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¿Sirve una primaria opositora?

23 febrero de 2015

(Columna de Carlos Fara)

Es difícil armar una gran coalición y lo mejor para ordenar la oferta electoral es que cada espacio tenga sus PASO.

Ha pasado a ser uno de los grandes temas: ¿debe haber una gran interna opositora para ganarle al kirchnerismo en octubre, y evitar su triunfo en primera vuelta?

Vayamos a la realidad: hoy tenemos a Daniel Scioli con 28% de intención de voto cuando se mide solo un escenario de cinco candidatos (Scioli, Sergio Massa, Mauricio Macri, Julio Cobos o Hermes Binner y Jorge Altamira), el más realista de primera vuelta. Proyectado da cerca de 31 puntos. Venimos viendo que el Frente para la Victoria puede llevarse alrededor de un tercio de los votos. Eso significaría que faltarían 8 puntos para ganar en primera vuelta, frente a un escenario opositor dividido. Es la hipótesis de algunos entusiastas del Gobierno Nacional que ven el triunfo al alcance de la mano, y de algunos opositores que hacen análisis poco profesionales.

¿Estaría el kirchnerismo a solo 8 puntos de ganar? Es relativo. En primer lugar, esto no se trata de “tengo 7 caramelos, y tengo que llegar a 10: ergo solo me faltan 3 caramelos; y como los otros tienen menos caramelos que yo, entonces tengo más posibilidades”. La cuenta correcta debe ser esta: ¿cuánto dinero tengo para comprar los 3 caramelos que me faltan? Y ahí está la clave: el que tiene 7 ya no tiene potencial para comprar lo que resta; el mayor potencial lo tienen Massa y Macri.

En segundo lugar, como venimos sosteniendo desde hace un año, no hay que dar por seguro el escenario de segunda vuelta. Precisamente, los dos tercios que no votarían al candidato del Frente para la Victoria es probable que polaricen la primera vuelta, a sabiendas de cómo están los tantos con la información de las PASO. De todos modos, mirado desde la oposición, es cierto que el riesgo existe, y que se le debe prestar atención.

¿Entonces conviene la primaria opositora? El 48% del total del electorado está de acuerdo con que se realice. Cuando se analiza sólo a los que votarían en alguna primaria de la oposición (Frente Renovador, FAUnen, PRO, Frente de Izquierda), el nivel de acuerdo sube al 58%. Los más entusiastas son los votantes de Cobos o Binner (71%). Los menos convencidos son los de Altamira (43%). Los de Massa y Macri en su mayoría aprueban la idea (62 % cada uno). Tampoco son pruebas concluyentes para tener que implementarla.

Veamos ahora el escenario político:

? Opción 1: la convención radical del 14 de marzo no aprueba la idea. Resultado: todo se cae, ya que por estructura nacional hoy es la niña bonita, no tanto por los votos de sus candidatos.

? Opción 2: la convención aprueba la idea. Massa parece que acepta. El resto de FAUnen no quiere. Macri dice que tampoco y Altamira, difícil que se sume. ¿Carrió? Quiere una gran coalición pero no quiere a Massa. Resultado: alta probabilidad de que se caiga la idea, ya que tampoco queda claro que el grueso del radicalismo quiera quedar como aliado del líder del Frente Renovador, al menos exclusivamente.

Pero la política es dinámica. Ahora imaginemos que llegamos a mayo y nadie de la oposición saca ventaja. Va existir presión política, mediática y de actores sociales y económicos presionando a revisar la negativa a conformarla. Si se termina de armar será una coalición contra natura, en la que además de la decisión de aliarse habrá un sinfín de detalles que definir como las listas legislativas, ya que sólo se puede presentar una por fórmula presidencial, y además los distritos son federalmente autónomos para establecer el armado local que deseen. Pues habría que poner de acuerdo a mucha gente.

Otro ítem es la conformación de la fórmula. Volvamos a imaginar: se presentan A, B y C. Gana A por poca diferencia sobre B. Entonces habrá presión para modificar la fórmula definitiva, burlando la ley (es posible, si renuncia el candidato a vice del que ganó). Resultado final, por presión de las circunstancias, ¿termina habiendo una fórmula Massa-Macri, o Macri-Massa? ¿Es eso posible? Si la Alianza UCR-Frepaso todavía es recordada por sus peleas, imagínese ésta que sería totalmente forzada. En definitiva, la probabilidad de concreción es muy compleja. Por otro lado, ¿ganaría con comodidad frente al candidato kirchnerista? ¿Resuelve el problema de fondo? Si encabeza Massa sí. Si encabeza Macri va a ser más controvertido.

Frente a una ingeniería política tan compleja quizá se imponga la idea que, al final, las PASO así como están pueden ser automáticamente una gran primaria opositora. “Y sanseacabó”, diría Máximo.

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