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Patagonia: ¿nacionalizar o provincializar?

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06 agosto de 2015

(Columna escrita junto a Gabriel Díaz Zolorzalo)

El clivaje nacionalización versus provincialización es el eje estructurador de la competencia política en las provincias patagónicas.

En las elecciones a cargos provinciales puede rastrearse un clivaje nacionalización-provincialización en los distritos patagónicos, es decir, encontramos que en las provincias patagónicas las elecciones a gobernador terminaron polarizándose entre un partido provincial sin pertenencia a una fuerza nacional y el candidato del FpV. En mayor o menor medida, entre partidos o hacia adentro de ellos, en las elecciones del sur se observa una diferencia sobre el tipo de relación con el Gobierno Nacional. Cada provincia plantea un escenario distinto, pero hemos encontrado que esta cuestión se ha replicado tanto en Neuquén y Río Negro como en Tierra del Fuego, Chubut, Santa Cruz y La Pampa.

El norte patagónico parece compartir la tendencia de la provincialización. Con el nuevo triunfo del Movimiento Popular Neuquino, Neuquén reafirma su pertenencia al lado local del clivaje. Como el partido provincial más exitoso de la Argentina, el MPN sostiene una fuerte identidad provincial que no deja de compartir su escala de valores con el Gobierno Nacional. Entonces, en el tipo la relación con el Gobierno central se refuerza la continuidad de un esquema localista pero con buen diálogo y cooperación. Tal vez podría atribuirse esta forma particular de Neuquén a la gran disponibilidad de recursos hidrocarburíferos. A lo largo de su historia, la provincia siempre contó con un enorme potencial energético. El elemento económico está vinculado con la relativa mayor abundancia de recursos provenientes de la renta petrolera que tiene a su disposición el Poder Ejecutivo neuquino en comparación con otras provincias. Estos recursos, por un lado, ayudan a volver sustentable la autonomía relativa del partido con respecto al Gobierno Central mencionada anteriormente y, por el otro, son movilizados en los momentos de elecciones. Sin embargo, hay que señalar que frente al partido más provincialista del país resultó el segundo más votado el candidato del FpV, Ramón Rioseco, que encabezó una campaña fuertemente nacionalizada y logró con ella un resultado muy bueno en términos históricos: sacó 24% y relegó a Horacio “Pechi” Quiroga (aliado del PRO) al tercer puesto.

El caso de Río Negro es uno de los más claros donde se manifiesta el clivaje. El gobernador Alberto Weretilneck fue electo como vicegobernador en la boleta del FpV encabezada por Carlos Soria y, luego del asesinato de Soria, sin embargo, Weretilneck rompió con el PJ rionegrino, que había ya decidido apoyar a Miguel Angel Pichetto. Primero Weretilneck apoyó a Sergio Massa (fue el único gobernador en hacerlo), pero luego apostó a construir una fuerza estrictamente provincial llamada Juntos Somos Río Negro. El FpV rionegrino apostó a nacionalizar la campaña en actos con Daniel Scioli y la misma Cristina Fernández de Kirchner. Enfrente, el presidente del bloque de senadores del kirchnerismo, Pichetto, se plantó como interlocutor con el Gobierno Nacional y pagó caro el conflicto con los productores de fruta del valle. En las elecciones, Juntos Somos Río Negro consiguió el caudal más alto de la historia política rionegrina en elecciones a gobernador. El buen manejo de la bancada del Senado de la Nación de Pichetto no pudo, sin embargo, traducirse en un buen desempeño territorial, ya que perdió incluso en su ciudad. En Río Negro una campa- ña basada principalmente en temas nacionales resultó poco redituable por cuanto primaron los intereses parroquiales de los votantes.

En la provincia más austral del país se enfrentaron un partido provincial (el Partido Social Patagónico ?PSP? de Fabiana Ríos) frente a una coalición del FpV apoyada por los principales referentes nacionales (Daniel Scioli viajó a Tierra del Fuego y Rosana Bertone fue una de las que tempranamente apoyó su candidatura nacional) y la candidatura de Federico Sciurano, un dirigente de la UCR provincial que primero coqueteó con Sergio Massa y luego se alió al PRO (Gabriela Michetti participó de la campaña). A diferencia de Neuquén y Río Negro, en Tierra del Fuego la nacionalización resultó victoriosa. Seguramente ayudaron a este resultado la mala imagen de gestión del PSP y la división del Movimiento Popular fueguino. El rotundo triunfo del FpV local puede ser la clave para sostener el avance de la nacionalización en Tierra del Fuego.

El peronismo de La Pampa podría ser un partido que le disputa la competitividad y la vida interna al MPN. Las similitudes del PJ de La Pampa tiene que ver con que, primero, ha mantenido el poder desde el retorno a la democracia y, segundo, porque dirime sus diferencias en elecciones internas. Al igual que en el resto de la región, en La Pampa también se manifestó con fuerza la puja provincia-Nación. Particularmente, la discusión se dio en el marco de las elecciones internas del Partido Justicialista donde se enfrentó un peronismo dividido por el tipo de relación con el Gobierno central. Por un lado, el oficialismo provincial encabezado por el gobernador Oscar Jorge, que buscó retener la gobernación para su línea y apoyado por Cristina Fernández, Daniel Scioli y todo el Gabinete nacional. Por otro, Carlos Verna, queriendo volver a ser gobernador, como lo fue entre 2003 y 2007, fuertemente enfrentado al Gobierno Nacional y disidente de la conducción de la Presidenta. Mientras que el primero proponía una relación estrecha de cooperación y tonos moderados, el segundo protestaba por la imposición de candidatos para las listas nacionales, la deuda que la Nación tiene con la provincia y la falta de incentivos para industrializar la producción. La Pampa, que sin poseer grandes recursos hidrocarburíferos o pesqueros (como el resto de sus pares patagónicos), mantiene un balance ordenado de las cuentas públicas y ese es tal vez el principal reconocimiento al peronismo local. Entonces, los pampeanos votaron por lo seguro, por la continuidad de la conducción histórica. Al ganar por casi el 13% de los votos, Verna revalidó su título de jefe local del partido y allana su camino a la gobernación para plantear una relación de mayor autonomía con Buenos Aires. Otro caso en el que primó la provincialización.

En Chubut, el clivaje también se ciñe sobre el peronismo dividiendo fuertemente a las huestes del gobernador Martín Buzzi, por un lado y, por el otro, las de Mario Das Neves que quiere volver a gobernar la provincia. De manera un tanto similar a Río Negro, el peronismo chubutense irá dividido entre una fracción, la del actual gobernador Buzzi, que intentará nacionalizar la elección y colgarse del arrastre de la boleta Scioli-Zannini y otra fracción, la de Das Neves, que después de un frustrado acuerdo con la dirigencia nacional, debe forzadamente provincializar su campaña y apelar a enfatizar la buena imagen que dejó como gobernador.

Finalmente, en Santa Cruz, la provincial presidencial, la cuestión provincialización/nacionalización se vive de manera particular, ya que el nombre Kirchner estará en las boletas por dos. Por un lado, Máximo Kirchner será candidato a diputado nacional mientras que su tía, Alicia Kirchner, será candidata a gobernadora contra el actual mandatario Daniel Peralta. El peronismo local se debate entre estas dos candidaturas y el resultado asoma incierto. El actual gobernador tiene una relación ambigua con el kirchnerismo, más bien de resistencia y enfrentamiento con La Cámpora y, por lo tanto, es posible que finalmente apueste a una estrategia provincialista. Entonces, en la puja Nación-provincia se palpita intensamente dentro del espectro peronista del abanico, dominado por unas elecciones donde habrá Ley de Lemas. La discusión es por destacar las obras que ha hecho y hará el Gobierno Nacional en el distrito, tales como la creación de una zona franca libre de impuestos para Santa Cruz y la construcción de las represas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner. Hay indicios de que el candidato a gobernador por el radicalismo Eduardo Costa apunta también a nacionalizar su campaña, presentando un discurso centrado más en la denuncia opositora republicana al kirchnerismo como régimen nacional y en la necesidad de armar un amplio frente opositor que en temas locales.

Así, se puede rastrear esta diferencia sostenida en toda la Patagonia, habiendo variaciones dentro de la región. Sobre todo en el norte parece ser más clara una preeminencia del localismo, de una actitud de mayor autonomía y privilegio de los intereses parroquiales. En síntesis: en Neuquén, Río Negro y La Pampa ganó la provincialización, mientras que en Tierra del Fuego venció la nacionalización. En las tres primeras provincias fue clave la imagen de buen manejo de las finanzas provinciales de los gobernadores, que o bien dieron buenos aumentos a los empleados estatales (Jorge Sapag) o pagaron sueldos en término e ingresaron masivamente contratados provinciales a planta (Weretilneck) o gozaron de una fama de mantener las cuentas en orden (Verna). Mientras que en Tierra del Fuego, y a pesar de que el estado fueguino tiene altos recursos propios, la crónica crisis de desfinanciación de las jubilaciones hundió al PSP.

Otra conclusión a la que se puede llegar es que no hay una coincidencia necesaria entre provincialización-nacionalización y oposición-Gobierno en el plano nacional. Cristina Fernández de Kirchner tiene muy buena imagen en todas las provincias patagónicas (algunas encuestas le dan un promedio del 65%) y también Daniel Scioli. Sin embargo, la Presidenta parece no poder transferir sus votos automáticamente a sus candidatos provinciales. Inversamente, sin embargo, el hecho de que el candidato a gobernador del FpV pierda en la elección a gobernador no parece augurar una derrota de ese partido en la elección nacional. Se producen entonces paradojas como que en Río Negro el gobernador “provincialista” que derrotó a un candidato al cual vino a apoyar personalmente Daniel Scioli haya dicho en días pasados que está abierto a un “acuerdo programático” para apoyar la fórmula nacional del FpV. También demuestra esta dinámica el caso de Neuquén, en donde el MPN mantiene una gran autonomía pero no por ello decidirá ser oposición o no colaborar con leyes en el Senado. Jorge Sapag se reunió el sábado 18 pasado con Daniel Scioli, quien también tiene diálogo directo con los líderes del peronismo pampeano no kirchnerista con los que unirá su boleta en las generales octubre. Con la elección de un nuevo Presidente, se inaugura un nuevo ciclo en las provincias y su relación con el Gobierno Federal.

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