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A 500 años de “El Príncipe”

08 agosto de 2013

(Columna de Tomás Várnagy, profesor de Teoría Política de la UBA)

Maquiavelo fue quien le dio a la palabra Estado el sentido moderno de poder central soberano e independiente

Nicolás Maquiavelo (1469-1527) es considerado el fundador de la ciencia política. Fue ciudadano y funcionario, político y teórico, poeta y autor de obras teatrales, hombre de acción y de meditación; se definía a sí mismo como “historiador, cómico y trágico”. Hoy siguen vigentes las mismas cuestiones que él analizó hace cinco siglos, de ahí que las nuevas generaciones sigamos leyendo y releyendo al Secretario Florentino.

En 1498 obtiene un puesto público en el momento en que Florencia era una república, y trabajó durante catorce años al servicio de ella con crecientes influencias y responsabilidades en un período de actividad que le dio un admirable conocimiento de los asuntos internos y externos, y sus deberes diplomáticos lo llevaron a diferentes partes de la península, a Francia, Suiza y Alemania. Los Medici retornaron al poder en Florencia en 1512, y Maquiavelo fue echado de su trabajo y obligado a retirarse a su finca cerca de San Casciano.

Se consideran los 500 años de “El Príncipe” porque Maquiavelo cuenta, en una de las más célebres cartas de la literatura italiana ?escrita el 10 de diciembre de 1513? que, en su retiro forzoso, iba a cazar tordos por la mañana, revisaba los trabajos del día anterior, visitaba una hostería para “encanallarse” jugando a las cartas y, por la noche, regresaba a su casa y entraba en el escritorio para ser recibido por los antiguos hombres con quienes entablaba un diálogo. Después de este párrafo comenta: “He compuesto un opúsculo, De Principatibus, donde profundizo todo lo que puedo en las meditaciones sobre este tema”.

En 1516 comienza a escribir “Del arte de la guerra”, un tratado militar en forma de diálogo, que le da fama como experto en estas cuestiones. Más tarde, Maquiavelo es empleado por los Medici: fue inspector de murallas y fortalezas y, posteriormente, se le solicitan sugerencias para una nueva constitución de Florencia. Escribe la comedia “La mandrágora” que se estrena con gran éxito en 1520 y ese mismo año se le asigna la tarea de escribir una historia de Florencia.

El primer sustantivo que aparece en “El Príncipe” es Estado, y fue Maquiavelo quien le dio a esta palabra el sentido moderno de poder central soberano e independiente, al cual se subordinan todos los principios de autoridad medievales, incluso el religioso. El núcleo esencial del poder es la violencia, pero el Estado no se reduce a una simple máquina de opresión, no funciona sólo por el monopolio de la coerción física sino también por el consenso. Todo príncipe debe tener el apoyo del pueblo.

El núcleo fundamental de sus ideas políticas lo encontramos en los “Discursos sobre la primera década de Tito Livio” y no en “El Príncipe”, ambas obras publicadas luego de la muerte de su autor. “El Príncipe” debe ser leído con el resto de los escritos de Maquiavelo si se quiere entender apropiadamente su pensamiento. Del conjunto de su obra, “El Príncipe” es como un agregado con el propósito de dar consejos prácticos a un nuevo príncipe que libere y unifique Italia, un medio para asegurar el bien común. Las principales ideas políticas de Maquiavelo bregan por el bienestar general.

En su proemio “Del arte de la guerra”, menciona que “todo cuanto se establece en una sociedad es para el bien común de los hombres”; en “Discursos?”, afirma que, para distinguirse y lograr la gloria, hay que proponer “una ley que redundase en beneficio público”, y se pronuncia por algo similar en el capítulo XXI de “El Príncipe”. El florentino jamás propuso ni escribió que “el fin justifica los medios”, si el fin es solamente el poder; esto es producto de una leyenda negra que comienza en 1559 cuando toda su obra es colocada por la Iglesia en el Index y prohibida por el Concilio de Trento.

Es considerado el fundador de la ciencia política pues señala el descubrimiento de su autonomía, o sea, identifica las características propias de esta actividad y de las leyes que la gobiernan. La política se convierte en una ciencia porque el comportamiento humano es observable y predecible y tiene sus propias leyes con postulados, normas y un caudal de experiencias, históricas y contemporáneas, que permiten confirmar las hipótesis y llegar a conclusiones determinadas que servirán para prevenir a los gobernantes acerca de sus actos. La patria, su ciudad natal de Florencia y toda Italia, es objeto de veneración para Maquiavelo. Considera que un hombre no tiene deber más importante que hacia ella y que el mayor bien dentro de las posibilidades humanas son las obras que realiza por su patria. Al igual que los antiguos ciudadanos romanos, afirma de manera vehemente que “amo a mi patria más que a mi alma”.

Los problemas de la península comenzaron con la invasión en 1494 de tropas francesas, produciendo el saqueo y la devastación de Italia, que es “la vergüenza del mundo”, por una serie de factores diversos: las tropas mercenarias, la política de la Iglesia, la incompetencia de los príncipes italianos, la corrupción generalizada y las potencias extranjeras (franceses, españoles, alemanes) que la han reducido “a la esclavitud y al escarnio”. Maquiavelo escribía para el salvador de la península, como un patriota cuyo último capítulo de “El Príncipe” parece ser la razón de su obra: una ardiente invocación en el campo del deber ser a la liberación de Italia, rompiendo con la racionalidad técnica y realista de los capítulos anteriores con un reto apasionado y desesperado debido a la angustia por la dominación extranjera; exhortando a un príncipe “a ponerse al frente de Italia y liberarla de los bárbaros”.

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