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Cambiemos avanza a dos velocidades

Cambiemos
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15 julio de 2016

La intención del PRO de sumar a figuras peronistas a la coalición oficialista les hace ruido a los radicales que quieren preservar sus espacios de cara a la renovación legislativa de 2017.

Las dificultades en la gestión, los espacios en el Gobierno y las posibles alianzas generan algunas tensiones en la coalición oficialista. Y no es casual que así sea dado que la alianza entre el PRO y la UCR es asimétrica. En el macrismo se busca fortalecer a Cambiemos que es la herramienta política que sostiene al Gobierno y de allí la estrategia de acercar a figuras del peronismo. Rogelio Frigerio tiene a su cargo convocar a peronistas en las distintas provincias mientras que María Eugenia Vidal logró sumar a varios intendentes bonaerenses de distinto origen. En el macrismo saben que ni los peronistas tradicionales ni los massistas se van a sumar al PRO pero sí podrían formar parte de un espacio político más amplio.

Por su parte, el radicalismo quiere cumplir con dos objetivos: fortalecer al Gobierno ?al cual el presidente del partido José Corral define como “nuestro Gobierno” y al mismo tiempo preservar la identidad partidaria. Por un lado, los radicales saben que los éxitos y los problemas del Gobierno los involucrarán directamente. Pero, a su vez, quiere aparecer como un partido que es socio del PRO pero que tiene su propio perfil y que es clave para la gobernabilidad. Además, ahora a los radicales les preocupa la apertura hacia ciertos sectores del peronismo. Creen que se corre el riesgo de modificarle la coalición que se formó en 2015 y les preocupa que una eventual pata peronista de Cambiemos, los desplace de algunas posiciones. Un ejemplo de ello sería la división del Ministerio de la Producción de la provincia de Buenos Aires, que era el único que tenía un radical a cargo, para permitir la incorporación al gobierno provincial de Joaquín De la Torre.

EL CALENDARIO ELECTORAL

Pero además, dentro de unos meses comenzará a discutirse la integración de las listas de candidatos a legisladores en 2017 y los radicales deben renovar prácticamente la mitad de sus diputados. Entienden que sus socios le mantendrán su representación actual pero que el eventual crecimiento de bancas que tenga el oficialismo sería exclusivamente para candidatos del PRO o eventualmente para nuevos aliados y eso les preocupa. Todo se resolverá en la mesa de las negociones porque es impensable un escenario de primarias en la coalición oficialista. Además, la política tiene algunas reglas y una de ellas es que en un sistema político como el argentino, el oficialismo se unifica en torno a la figura presidencial y la oposición tiende a fragmentarse hasta tanto logra unificarse detrás de un nuevo liderazgo.

De todas maneras, en las elecciones legislativas de 2017, el panorama de Cambiemos no es sencillo. Si los pronósticos económicos del Gobierno y de la mayoría de los consultores privados se cumplen, el oficialismo debería ser la primera fuerza. Con una tasa de inflación que se ubique en torno a la mitad de la de este año y con un crecimiento del PBI cercano al 4%, no debería haber un voto castigo para el Gobierno sino de apoyo. Pero a la hora de traducir votos en bancas, el escenario es más complejo. En la Cámara de Diputados son decisivos los distritos más grandes, y salvo en el caso de Buenos Aires, no hay condiciones para que el oficialismo sume muchos legisladores. En 2017 se renuevan las bancas de las elecciones de 2013 en la cuales el macrismo obtuvo buenos resultados en la CABA. En Córdoba, el Presidente es muy popular pero también lo es el gobierno local por lo cual no cabe esperar un gran avance de Cambiemos y Santa Fe se presenta con un panorama demasiado fragmentado como para que una fuerza saque mucha ventaja. Queda, entonces, Buenos Aires en donde el radicalismo renueva dos bancas y el PRO sólo tres que formaron parte de la triunfante lista encabezada en 2013 por Sergio Massa. El interbloque de Cambiemos seguirá siendo el más numeroso en Diputados pero tendrá un crecimiento acotado producto de las elecciones de 2017. En el Senado, el oficialismo quedaría en mejor situación dado que el PRO cuenta con tres bancas que no se renuevan mientras que la UCR pone en juego tres de las nueve que tiene.

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