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El balotaje mantiene en vilo a Santa Fe

rosario1
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19 noviembre de 2015

(Columna de Mauricio Maronna)

Será todo un desafío para los radicales mantener el equilibrio si, llegado el caso, las decisiones de Macri presidente chocan con los postulados de los socialistas santafesinos.

Un triunfo de Daniel Scioli o de Mauricio Macri no resultará neutro para el futuro de la política santafesina que, en plena transición hacia la asunción de Miguel Lifschitz en la gobernación, sufrió algunas modificaciones en el formato clásico.

El gobernador electo apoyó públicamente la decisión del Partido Socialista de mantener la equidistancia entre el candidato del Frente para la Victoria (FpV) y Cambiemos ?resolvió a favor del voto en blanco? aunque desde que el mandatario en funciones, Antonio Bonfatti, blanqueara que no “votaría al candidato de la derecha” todos los medianamente informados saben que a los socialistas les caería con mucha mejor gracia que el ganador sea Scioli.

Es más, no pocos dirigentes han verbalizado, siempre con grabador apagado, la preferencia por un triunfo del bonaerense, más por las diferencias con el PRO que por las coincidencias con el candidato del FpV.

No hay que olvidar que el socialismo transcurrió buena parte del 2015 pujando contra el macrismo por cuestiones vinculadas a la política provincial. Las campañas por la gobernación y la intendencia rosarina, y luego las derivaciones de los escrutinios, provisorio y definitivo, fueron un ir y venir de acusaciones cruzadas. Los 1.400 votos que separaron a Lifschitz de Miguel Del Sel y todo el contexto previo dejaron grietas en las relaciones.

Al margen del pasado de trifulcas, el mapa provincial podría variar si Macri es el futuro Presidente de la Nación. Cambiemos, además de conducción del PRO, es un conglomerado que integran radicales y coalicionistas cívicos que, en Santa Fe, están aliados con el socialismo bajo el formato de Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS).

Será todo un desafío para los radicales mantener equilibrio si llegado el caso las decisiones de Macri presidente chocan con los postulados de los socialistas santafesinos. Por ahora, todos dicen que estarán a la altura de las circunstancias.

Si Cambiemos accediera al Poder Ejecutivo no serán pocos los que intentarán reproducir ese modelo en la provincia de Santa Fe, camino a los próximos turnos electorales. Lo blanquearon, con diferentes usos verbales, referencias de la UCR y del PRO. En el caso del radicalismo, el que tendría un rol más activo y protagónico sería el intendente de Santa Fe, José Corral, que fue el primero de los de “boina blanca” en abrazarse al líder del PRO, siguiendo al dedillo la estrategia de Ernesto Sanz.

Por el lado del Frente para la Victoria, la estrategia está en consolidar y aumentar los votos urbanos en las grandes ciudades de la provincia, atento a que el 25 de octubre el kirchnerismo ganó los departamentos de Rosario y La Capital, además de Constitución, San Lorenzo, Garay, San Javier, General Obligado y Vera.

La gran caída del FpV se dio en la zona específicamente agropecuaria de la provincia, y abarcó 11 departamentos (Belgrano, Caseros, Castellanos, General López, Iriondo, Las Colonias, 9 de Julio, San Cristóbal, San Jerónimo, San Justo y San Martín).

Los 4 puntos de diferencia a favor de Cambiemos sobre el FpV (35,30% a 31,77%) forman parte de otro paisaje. Ahora los dos pretendientes al título mayor dependen también en Santa Fe de los votos que fueron a Sergio Massa, que cosechó casi 500.000 sufragios.

Esos votos al postulante de UNA no son fáciles de cualificar: el tigrense se convirtió en una especie de caballo de Troya que en su panza llevó todo tipo de voluntades políticas.

Al margen de especulaciones y calculadoras, la nota saliente entre la primera vuelta y el balotaje la dio la intendenta de Rosario, Mónica Fein, quien tuvo éxito al convocar a las fórmulas presidenciales para que expliquen sus propuestas a los rosarinos.

Scioli y Gabriela Michetti llegaron el mismo día a Rosario, se reunieron con la intendenta e hicieron múltiples promesas para la ciudad, sobre todo en materia de seguridad, el gran tema que desde hace mucho tiempo desvela a los rosarinos. El ex motonauta dijo que designará como ministro de Seguridad a Sergio Berni, funcionario que convivió todos estos años con el Gobierno santafesino, y que conoce al dedillo las carencias de la actual gestión. Lifschitz se reunió en secreto antes de las primarias con Scioli. Su futuro ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, también mantuvo contactos con especialistas en la materia, entre ellos, con Marcelo Saín y León Arslanian.

Michetti también demostró el desvelo de Cambiemos por lograr votos socialistas y les hizo guiños al responsabilizar a la Nación por los episodios de inseguridad vinculados al narcotráfico, algo que cayó bien entre los funcionarios locales.

Pese a los antecedentes y las tirrias entre el socialismo y el PRO, si gana Macri, Santa Fe será desde el 10 de diciembre una de las provincias que no estará en manos del peronismo y que obligará también a ejercicios de cintura desde la cúspide del poder nacional. Es algo que repite Lifschitz en la intimidad.

Al fin, la provincia de Santa Fe, en general, y Rosario, en particular, son preciados tesoros a descubrir el 22 de noviembre para Scioli y Macri. La moneda, en esta comarca, también está en el aire.

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