(Columna de Noelia Barral Grigera)
Una eventual Presidencia del líder del PRO deberá convivir con un Congreso en manos del PJ
Cada vez que reciben una encuesta que muestra a Daniel Scioli ganador pero debiendo enfrentarse a Mauricio Macri en un balotaje, los asesores del jefe del Gobierno porteño se plantean el mismo escenario. ¿Qué pasa si el PRO llega a la Presidencia en segunda vuelta, luego de que el Congreso y la mayoría de las provincias hayan quedado para el peronismo?
Las cámaras legislativas quedarán integradas en la elección del 25 de octubre, que según todos los sondeos ganará Scioli, y si se mantienen algunos de los números que dejaron las primarias, el oficialismo conservará amplio dominio en el Senado y una primera minoría compacta en Diputados. ¿Cómo hará Macri para gobernar en ese escenario, si gana un eventual balotaje?
Dirigentes, candidatos y politólogos que pensaron ese escenario se dividen entre un optimismo naïf y una mirada desconfiada sobre cómo se dará esa hipotética relación entre un Macri presidente y un peronismo dominando el Congreso y la mayoría de las gobernaciones. Y después están los operadores, que más allá de cuál sea la evaluación que hacen sobre el tema, ya trabajan en trabar relaciones, alianzas y acuerdos para sostener la gobernabilidad si finalmente se concreta ese escenario.
La candidata a vicepresidenta de Macri, Gabriela Michetti, es una de las que se ubica entre los optimistas. “Nosotros tenemos una ventaja en ese sentido y es que siempre hemos sido afines a la conversación”, analizó consultada por el estadista. El diálogo será, para la senadora, la llave que le pemitirá a Macri encauzar la relación con un PJ opositor. “Mauricio es un tipo muy abierto. No tiene ese tipo de obsesiones ideológicas y de cerrazón. Con lo cual yo creo que en ese sentido el propio carácter y la propia manera de ser de él y de todo nuestro equipo... parece mentira, una boludez, pero al final somos todos seres humanos. Como me dijo Fernando Henrique Cardoso: 'Como presidente yo me lo pasaba hablando con los diputados', ¿viste? Entonces yo a eso no le tengo tanto temor”, abundó.
Si la elección del 25 de octubre refleja números similares a los de las primarias, el Frente para la Victoria acrecentará su dominio en el Senado, con cuatro bancas extra que le garantizarán una mayoría comodísima y el quórum propio. El PRO también aumentaría su cosecha, aunque arranca de un piso muy bajo, y pasaría de tres bancas a cinco. Habrá que ver cómo se mueven en ese escenario los senadores radicales, que decrecerían de los trece actuales a diez. Así, aun sumando a la UCR, Macri no sólo no tendría mayoría, sino que lograr los dos tercios que requieren algunas iniciativas, como la designación de jueces en la Corte, por ejemplo, sería imposible sin colaboración del peronismo.
En Diputados, en tanto, el FpV perdería el quórum propio, conservando la primera minoría todavía con 20 diputados más que la suma de los legisladores del PRO y la UCR.
Ante este panorama, Michetti admite que “por supuesto que hay muchos del otro lado que van a tratar de chantajear y qué sé yo”, pero insiste en su optimismo. “Nosotros a esta altura tenemos ya doce años de política. Hemos aprendido a hacer política, hemos laburado en la Legislatura siempre sin mayoría”, apuesta.
También, claro, cuenta con los armadores políticos de la alianza Cambiemos, aunque los menciona en segundo lugar. “La gimnasia de trabajar coaliciones está. Tenemos tipos avezados para eso. Emilio Monzó ha trabajado muchas relaciones. Están los radicales que saben de hacer esas cosas. O sea que yo creo que la vuelta se la vamos a encontrar. No estás frente a un De la Rúa. Estás frente a un equipo que tiene otras condiciones y otra fortaleza. Creo que tenemos herramientas para sostener, armar. Con la seriedad del caso”, explica.
Casi diametralmente opuesto es el análisis que hace el politólogo e investigador del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, Andrés Malamud, que siguió de cerca en los últimos meses los avatares de la alianza Cambiemos. Para Malamud, “las posibilidades de que Macri sea otro De la Rúa son altas”. Así, sin vueltas. Y explica ese diagnóstico en una enumeración breve: “Gobierno de coalición, minoría parlamentaria, gobernadores en contra y economía en caída”.
De todas maneras, el politólogo le reconoce a Macri algunas diferencias con aquel ex jefe del Gobierno porteño que logró lo que él busca: desandar los famosos cien pasos que separan a la sede del Ejecutivo de la Ciudad de la Casa Rosada. “¿Qué tiene Macri más a favor que De la Rúa? Dos cosas: es el líder de su partido y no hay convertibilidad”, detalla. Aunque también advierte que el ex presidente de Boca Juniors tiene varias otras cuestiones en su contra, empezando por la falta de equipos de gestión.
“En 1999, el radicalismo tenía quince años de experiencia haciendo política en la Nación y provincias. Macri sólo puede reclutar equipos de sus experiencias en Boca y la CABA. Si además gana Vidal en la provincia de Buenos Aires, no tienen dónde ir a buscar gente capacitada y de confianza para cubrir todos los puestos necesarios. Van a tener que improvisar, y por ahí se cuela el oportunismo, la ineficiencia y la corrupción”, observa.
Para Malamud, una eventual gestión macrista dependerá de tres factores para ser exitosa: el disciplinamiento que el PRO logre de sus socios de Cambiemos; un entendimiento con sectores del peronismo; y la recuperación del crecimiento económico. De estos tres items, el primero parece el más factible. “Estimo que no tendría problemas en disciplinar al radicalismo, que sólo necesita cariño y unas monedas”, detalla.
En ese escenario entraría un puesto en el Gabinete para el hoy líder de la UCR, Ernesto Sanz. Algo que en los últimos días el diputado Federico Sturzenegger admitió públicamente. “En nuestro Gobierno, si nos toca, van a tener un lugar protagónico Sanz y Carrió, y ojalá se sume Stolbizer”, aseguró. Todas ideas tendientes al disciplinamiento de la oposición no peronista. También juega en ese tablero el gobernador electo de Mendoza, Alfredo Cornejo, quien para Malamud se erigirá “como representante de los dos a cuatro gobernadores radicales”, facilitando la negociación con los bloques en el Congreso.
Pero, advierte el politólogo, con eso no alcanza. “La clave de la gobernabilidad es cómo se llevará Macri con el peronismo. Y eso no es complicado sino caro”.