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El enigma Carrió

08 octubre de 2013

(Columna de Maximiliano Campos Ríos)

Luego del paso en falso de 2011, la diputada recuperó competitividad y ganaría en la CABA. ¿Cómo jugará de cara a 2015?

Las elecciones de este año nos deparan algunas sorpresas, como la posible derrota del FpV en los principales distritos, la emergencia de nuevos espacios como el Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires o de coaliciones como UNEN en la CABA. Esta última sorpresa implica la vuelta de Elisa Carrió a los primeros planos de la competencia electoral. Según las últimas encuestas, tiene una intención de voto de casi el 30% y ganaría las elecciones para la Cámara de Diputados en la ciudad de Buenos Aires superando al PRO y FpV.

Pero Lilita aparece como un enigma, en tanto su historia política está llena de discrecionalidades, de saltos al vacío, de marchas y contramarchas. Su capacidad de cambio constante, la convierte en un enigma.

En 1994, cuando fue electa para la Convención Constituyente, era una opositora al Pacto de Olivos. En 1995 llegó a la Cámara Baja e integró el bloque de la UCR, y en 1999 acompañó a la Alianza, pese a sus diferencias con algunos dirigentes radicales. Ya a fines del 2000 Carrió, junto con Alfredo Bravo y otros dirigentes crearon “Argentinos por una República de Iguales”, que luego Carrió convertiría, respetando la sigla, en “Afirmación por una República de Iguales”. En el 2001 se opuso a los superpoderes que el propio oficialismo reclamaba y fue una de las voces más duras en el Congreso. En octubre de ese año desafió a la Alianza en las elecciones legislativas con el sello del ARI, obteniendo en esa faena la nada despreciable cantidad de ocho diputados nacionales.

A partir de allí, comenzó un derrotero que la hizo ser candidata a Presidenta en 2003 por el ARI, obteniendo el 14% de los votos, fuerza por la que fue electa diputada por la Capital Federal en 2005 con casi el 23%, quedando segunda detrás de Mauricio Macri. En 2007 insistió en ser candidata a Presidenta, esta vez por una alianza más amplia: la Coalición Cívica, que también integraban Patricia Bullrich; referentes radicales como Margarita Stolbizer y otros correligionarios disidentes y, también, el socialismo, que le aportó su candidato a vicepresidente, Rubén Giustiniani. Pese al 23% de los votos que obtuvo, que la ubicó en el segundo puesto en las elecciones presidenciales, logró ganar los dos senadores por Capital Federal y una gobernación, la de Tierra del Fuego. Tenía un bloque de legisladores importantes pero muchos la fueron abandonando.

El perfil ideológico de quienes formaban parte de su fuerza fue cambiando bruscamente con el correr de los años. Carrió parecía encaminarse a la conformación de una coalición duradera, lo que se vio plasmada en el Acuerdo Cívico y Social, que conformó junto con el radicalismo y el socialismo. Esta concertación partidaria logró el 28% de los votos a nivel nacional en las elecciones parlamentarias de 2009, mientras que Carrió volvió al Congreso integrando una lista en la cual le había cedido el primer lugar a Alfonso Prat-Gay. El ACyS asomaba como una alianza perdurable que pudiera en el corto plazo conformar una opción para las elecciones generales de 2011.

Pero Lilita hundió estas chances, y en 2010 dio el portazo defendiendo los intereses de la Coalición Cívica y de los jóvenes que la componían, contra los “gerentes que manejaron el radicalismo” y “las grandes complicidades” entre el radicalismo y el peronismo. En 2011, Carrió intentó nuevamente ir por la Presidencia con la Coalición Cívica, teniendo el peor desempeño electoral de su historia, el 3% en las PASO y el 1,4% en las generales de octubre. Parecía el fin de una dirigente que hizo desde el Congreso denuncias públicas sobre lavado de dinero, contrabando y corrupción .

En 2013 firmó un acuerdo con Pino Solanas de Proyecto Sur y juntos formaron parte de UNEN, un armado político en Capital Federal con algunos de sus ex socios del ACyS, como Prat-Gay, el radicalismo, el socialismo y Libres del Sur. Con muchos de ellos había roto en 2010. Esta vez y como una constante de sus éxitos en elecciones legislativas, Carrió logró triunfar en las PASO de UNEN y se quedó con la primera candidatura a diputada nacional, arrastrando a Pino Solanas a la competencia por el Senado, y logrando imponer a Gustavo Vera al tope de la lista de legisladores porteños. Carrió cumplió el veredicto jauretcheano sobre los intelectuales, quienes “se subían al caballo por la izquierda y se bajan por la derecha”. Pasó del centroizquierda en 2003, como una alternativa progresista a la Alianza para terminar disputándole el voto al macrismo con eje en los barrios con mejor poder adquisitivo de la CABA.

Su caudal electoral parece estar centrado en las clases medias urbanas, sobre todo en las mujeres. Sus denuncias de corrupción y su imagen de “política honesta” parecen atraer votantes cuando los oficialismos enfrentan denuncias en este sentido.

REPUNTE Y FUTURO

Su repunte en 2013, parece ser producto de sus denuncias de corrupción que tuvieron auge en algunos medios importantes. Las chances de Carrió suben cuando se trata de controlar el poder y caen cuando se disputa el ejercicio del mismo: los votantes parecen preferirla como diputada y no en el Ejecutivo decidiendo sobre temas económicos. En 2011 se jugaba el “futuro del modelo”, mientras que este año se pone en juego la construcción de cara al 2015, y parece que ahí Carrió tendrá un lugar relevante, aunque no principal. Hace unos días anunció que competirá en las PASO por la candidatura presidencial por UNEN (o un armado similar a nivel nacional) en 2015, aduciendo que ese método de selección de candidatos permite “estar juntos sin amontonarse”.

Claro, debemos esperar a ver si, llegado el caso, Carrió acepta disputarle la candidatura a los mismos que desairó previamente: Binner, Sanz, Morales, Cobos y Alfonsín. ¿Cuán cerca conviene estar de Carrió? La pregunta entre sus potenciales aliados tiene distintas respuestas. ¿Es más lo que se gana en la etapa de construcción de los acuerdos o es más lo que se pierde cuando los critica y abandona luego? Carrió es un enigma de cara al futuro. Sabiendo hacer uso de las denuncias, siempre obtuvo buenos resultados en las elecciones legislativas.

Hacia 2015, falta saber si Carrió mantendrá su estilo personalista o si jugará para el conjunto y romperá su propio molde. En ese sentido, el mecanismo de las PASO, hijo de la derrota de Néstor Kirchner en 2009, podría ser la mejor herramienta que posibilite reglas de juego claras para unir a la oposición no peronista. ¿Será esta la herramienta para descifrar el “enigma Carrió”? La respuesta está por verse, aunque echa un manto de previsibilidad en una personalidad de por sí imprevisible.

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