En las elecciones de este año no hay mucho en juego pero mostrarán la fuerza de cada partido de cara a 2015
Como se sabe y ya hemos dicho en esta columna, las PASO del 11 de agosto ni las elecciones de octubre ponen demasiado en juego, salvo el poder electoral con vistas a 2015. CFK, ni Massa, ni Binner, ni Cobos están demasiado preocupados por las bancas, aunque sí por los votos. Y los resultados están dejando hacia adelante un mapa con novedades.
1. El Frente para la Victoria fue la fuerza más votada a nivel nacional, pero no tiene motivos para festejar. El kirchnerismo y sus aliados lograron el 30% de los votos a nivel nacional en la elección de diputados nacionales, si sumamos lo obtenido por el Frente para la Victoria (26,3%), el Frente Cívico santiagueño (1,4%), los justicialismos pampeano y salteño (1%) y el Partido de la Victoria (0,3%). Queda con un caudal similar al de las elecciones legislativas de 2009, que fueron un shock para el Gobierno en un marco de crisis económica. Pero en 2013 hay dos grandes diferencias. La primera, es que se obtienen resultados por debajo de su potencial, ya que los niveles de aprobación e imagen positiva del kirchnerismo están por encima de sus votos obtenidos. Esto sugiere un déficit en la estrategia electoral. La segunda, es que no hay reelección por delante, hay negociaciones de sucesión, y una merma de poder electoral ahora sí puede verse traducida en menos influencia para transitar lo que viene. Hoy, el peso relativo del kirchnerismo dentro del amplio espacio panperonista luce menor que ayer.
2. Por su parte, el peronismo no kirchnerista, con el 25,4% de los votos, resultó ser la segunda fuerza más votada. Es lo que surge de la suma de los votos obtenidos por el Frente Renovador bonaerense (13,5%), Unión por la Libertad y el Trabajo (4,1%), Unión por Córdoba (2,5%), Compromiso Federal (2,2%), FE (0,6%), Acción Chubutense (0,6%), Unidos por Misiones (0,6%) y Popular Salteño (0,5%), además de otras expresiones del justicialismo opositor en Jujuy, Catamarca, La Rioja y Santa Cruz que suman, entre las cuatro, el 0,7% nacional. Se trata de un conjunto heterogéneo, pero cuyos vasos comunicantes están en pleno desarrollo. El volumen que adquiere el conjunto a nivel nacional, el ascenso específico de Massa en la provincia y la distensión del conflicto entre kirchneristas y no kirchneristas sugiere que, aunque el espacio panperonista no vaya a unificarse, su capacidad de generar liderazgos se mantiene intacta.
3. El frentismo radical-progresista emerge como la tercera fuerza más votada, gracias a una flexible política de alianzas provinciales. El espacio radicalprogresista se ha transformado en el más heterogéneo de los tres bloques políticos que surgen del mapa de las PASO. Carece de liderazgos nacionales, y es entendible ya que la UCR compitió, como tal, solo en 5 de las 24 provincias: en el resto, lo hizo con alianzas de base local con los socialistas, el GEN, la Coalición Cívica y/o fuerzas provinciales. La suma de todas estas expresiones arroja 24,1% a nivel nacional. Sorprendieron, por esa razón, las duras declaraciones antiPASO de Margarita Stolbizer el día de la votación, criticando la reforma y aclarando que su partido nunca la apoyó. El frentismo radicalprogresista es el espacio que mejor uso está haciendo de esta nueva herramienta electoral, que está funcionando bien y puede cambiar la estructura del sistema de partidos. Tuvo competencia interna en 15 (62,5%) de los 24 distritos, mientras que el Frente para la Victoria sólo la tuvo en 8 (33%), y el peronismo no K, que participó en 18 de las 24 provincias, en 7 (38,9%). Tal vez, si hubiera tenido competencia interna, al Frente Progresista Cívico y Social bonaerense le hubiera ido mejor.
De las elecciones de octubre no hay que esperar grandes cambios, aunque en los tres grandes distritos ?provincia de Buenos Aires, CABA y, en menor medida, también en Córdoba? algunos cambios en el margen por la reagrupación de votantes podría alterar resultados. ¿Acaso el Frente para la Victoria va a movilizar más a fondo su estructura, para mejorar el desempeño de Insaurralde? ¿Acaso Massa logrará ampliar la brecha, absorbiendo votos de De Narváez y las opciones que quedaron eliminadas por no llegar al 1,5%? ¿Podrá UNEN, con la candidatura triunfante de Pino Solanas, mantener unido su caudal electoral?
Estas serán algunas de las preguntas de la segunda campaña de 2013. Hacia adelante, un panperonismo más diverso y un radical-progresismo crecientemente coordinado serán protagonistas de un futuro que no tardará en llegar.