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El voto porteño, sin muchas sorpresas

MAPA-COMUNAS
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29 abril de 2015

La distribución geográfica de las preferencias de los porteños se mantuvo intacta. El PRO sacó sus mejores resultados en el norte; el FpV, en el sur; y ECO, en la franja central de la Ciudad.

Como en las elecciones de jefe de Gobierno de 2007 y 2011, el PRO volvió a imponerse en la Ciudad de Buenos Aires en todas sus comunas. La supremacía del macrismo en el distrito pone coto a la teoría de la supuesta volatilidad del electorado porteño, que desde 2003 (al menos en la primera vuelta de aquellas elecciones) se inclina siempre por el PRO.

Las mejores comunas para el macrismo volvieron a ser las del norte, donde reside la porción del electorado con mayor poder adquisitivo. En la Comuna 2 (Recoleta) logró el 59 por ciento de los votos, mientras que en la 13 (Colegiales, Belgrano y Núñez) y la 14 (Palermo) alcanzó el 53 y 52 por ciento de los votos, respectivamente.

En esas mismas comunas es donde el votante del PRO fue más disciplinado y optó más masivamente por Horacio Rodríguez Larreta, el candidato preferido por el líder del partido. Larreta se impuso en la primaria frente a Gabriela Michetti por 32 puntos de diferencia en la Comuna 2 y 28 puntos en la 14, mientras en el promedio global, la distancia fue de 20 puntos. En los sectores medios también ganó, aunque allí la senadora nacional logró acortar la brecha: en la Comuna 9 (Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda) cayó por un margen del 16 por ciento y en la 10 (Villa Real, Monte Castro, Versalles, Floresta, Vélez Sarsfield y Villa Luro) por apenas 13 puntos.

Por su parte, ECO fue segunda fuerza más votada en 10 de las 15 comunas pero cayó con el FpV en las comunas del sur. En todas, el precandidato más votado fue Martín Lousteau. Donde tuvo su mejor resultado fue en la Comuna 6, donde cosechó el 26,35 por ciento de los votos. Caballito, tradicional bastión del radicalismo, es donde hicieron su mejor elección Ricardo Balbín en 1973, Raúl Alfonsín en 1983 y UNEN en 2013. En las comunas de la franja central de la Ciudad se concentra buena parte del voto antiperonista progresista y preocupado por la institucionalidad que se inclina por opciones del radicalismo o cercanas a él, aunque parte de ese voto también fue cooptado por el PRO en los últimos años.

En las comunas del norte tampoco hizo malas elecciones. En cambio, donde tocó su piso fue en la Comuna 8 (Villa Soldati, Villa Lugano, Villa Riachuelo), donde apenas sumó 13,47 por ciento. Allí, el FpV sumó 26,54 por ciento de los votos, su techo en toda la Ciudad.

En tanto, el FpV tuvo su piso en la Comuna 2 con apenas 10,37 por ciento y fue segunda fuerza en las comunas sureñas (1, 3, 4, 8 y 9). El voto en el sur porteño, lindante con La Matanza, Lomas de Zamora y Lanús, se asemeja más al de aquellos partidos bonaerenses, lo que favorece al peronismo. Históricamente, en el sur de la Ciudad hicieron sus mejores elecciones Juan Domingo Perón en 1946, Héctor Cámpora en 1973, el menemismo en los noventa y ahora el kirchnerismo.

De todos modos, allí también ganó el PRO, a través de la presencia que le garantizan los peronistas Cristian Ritondo y Daniel Santilli-. Como señalaba Artemio López en una nota reciente de el estadista, “el PRO ha dado cuenta de la heterogeneidad del electorado. Piensa integralmente la Ciudad y es más capaz de adaptarse: tiene un discurso en el norte, otro en el centro y otro en el sur”.

Dentro del FpV, estuvo parejo el apoyo a Mariano Recalde por sobre el resto de los precandidatos del espacio. En la Comuna 15 (Agronomía, Chacarita, La Paternal, Parque Chas, Villa Crespo y Villa Ortúzar) es donde la diferencia fue menor: del 44 por ciento entre el presidente de Aerolíneas Argentinas y Gabriela Cerruti. De las 15 comunas, en 6 el segundo precandidato más votado del oficialismo fue Aníbal Ibarra, mientras que en las 9 restantes, fue Cerruti.

Una vez más, se mantuvo intacta la distribución geográfica de las preferencias y se vio la trascendencia del nivel de ingresos como explicación de los comportamientos electorales de los porteños. De volatilidad, nada.

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