¿Pierden la fragata insignia de la Armada y quieren recuperar las Malvinas? La coherencia no es el fuerte de este Gobierno.
¿En qué se parecen Leopoldo Galtieri y Cristina Kirchner? ?preguntó, divertido, el diplomático latinoamericano.
Ante la sorpresa del interlocutor, se respondió a sí mismo: -Los dos perdieron por sorpresa un barco de guerra a manos inglesas.
Incómodos, los argentinos presentes gruñeron y resaltaron las diferencias. Mientras el crucero General Belgrano fue hundido por Gran Bretaña en una acción de guerra, causando la muerte de 323 personas, la Fragata Libertad fue embargada en un Estado miembro del Commonwealth durante un viaje de instrucción. La tragedia del Belgrano tuvo como causa primera a la estupidez criminal del presidente de entonces, que resolvió hacerle la guerra a una potencia nuclear integrante de la Otan. En la farsa de la Fragata, en cambio, no hay criminalidad.
Poco tiempo antes, la Fragata había atracado en Lisboa con pompa y circunstancia. La recepción a bordo fue magnífica, y la comunidad argentina residente en Portugal tuvo oportunidad de compartir un brindis y buena carne con los marinos y las autoridades locales, al son de la banda del navío. Es difícil describir el orgullo que este barco transmite, ostentando premios y records internacionales mientras recorre el mundo con una tripulación multinacional y la celeste y blanca ondeando en el mástil. Por eso sonó a derrota la Presidenta cuando afirmó que “se podrán quedar con la Fragata pero no con nuestra dignidad”.
Analizando la situación, el ex vicecanciller Andrés Cisneros afirmó que “esto a Brasil no se lo hacen”. Un embajador chileno, oyéndolo, agregó divertido: “Y a Uruguay tampoco”. Ciertas o no, ambas chanzas transmiten información. La comparación con Brasil insinúa que la Argentina no tiene poder; el parangón con Uruguay, que no tiene credibilidad. Mientras el país está inerme frente a los buitres, Brasil puede defenderse y Uruguay no necesita hacerlo.
¿Cómo se llegó a esto? Apenas se supo del embargo comenzaron las operaciones políticas para buscar culpables. Horacio Verbitsky le apuntó los cañones al ministro de Defensa, el santacruceño Arturo Puricelli. Según el servicio de inteligencia de Página 12, en 2010 la entonces ministra Nilda Garré había circunscripto el itinerario “a países de Sudamérica, alegando que las misiones de la Armada argentina nunca la llevarían hacia aguas más lejanas”, en una orgullosa aceptación del status de periferia permanente. Pero el periodista agregaba que “los puertos de la Unasur eran los únicos en los que estaba asegurado que ningún embargo podría amenazar a la nave”. Verbitsky debe ignorar que el inglés es una de las cuatro lenguas oficiales de Unasur debido a que uno de sus miembros es Guyana, ex colonia británica y miembro actual del Commonwealth, tal como? Ghana.
Puesto a mistificar las organizaciones regionales en las que Argentina participa, quizás el periodista con acceso presidencial pueda recomendarle al Gobierno que apele a la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), entelequia integrada por nueve países regidos por Isabel II y que se sientan con Ghana en las tertulias del Commonwealth. Adicionalmente, la Argentina podría recurrir a la Zopacas (Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur), organización creada en 1986 por las Naciones Unidas a instancias de Brasil que reúne a 24 países, entre los cuales?sí, Ghana. La Argentina es miembro fundador de esta asociación, que tiene entre sus funciones eliminar la presencia militar de terceros países en la región.
Héctor Timerman debería hacer un esfuerzo para comunicarles a los gobiernos africanos que nuestro país es signatario y tiene costas sobre el Atlántico Sur. Con Unasur, la Celac y la Zopacas, la Argentina tiene las espaldas cubiertas. La sofisticación diplomática y el prestigio del Gobierno garantizan que los bienes nacionales no sean embargados, con la única condición de que nunca salgan del país. “Orgullosamente solos” fue el mote con que Salazar gobernó Portugal durante 36 años. Pero, hábilmente, el viejo zorro se asoció a la Otan liderada por Estados Unidos antes que a la Zopacas pergeñado por Brasil. Paria sí, tonto no.
El Gobierno Argentino está empeñado en defender el interés nacional. Su lectura es la misma que hace del hundimiento del Belgrano: siempre víctimas, nunca héroes. Porque las fragatas van y vienen, lo que importa es la dignidad.