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La agenda de Francisco en su séptimo año

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28 marzo de 2019

Por Hernán Reyes Alcaide

La crisis por los abusos de los sacerdotes, las relaciones con China y las elecciones en Argentina concentrarán la atención del Papa

El papa Francisco iniciará el 19 de marzo su séptimo año como pontífice al mando de una Iglesia católica que atraviesa una crisis global por la sucesión de casos de abusos a menores por parte de sacerdotes que ha marcado la agenda vaticana de los últimos meses, y que ha relegado a un segundo plano algunos de los más importantes pasos que había dado el vecino del barrio de Flores convertido hace seis años en el único monarca absoluto del V iejo Continente.

Además de la preocupación por el devenir de una crisis tan global como profunda que este año ya llevó a la cárcel a dos cardenales y que amenaza con que varios purpurados deban dejar el birrete rojo por el traje a rayas, Jorge Mario Bergoglio, por segunda vez como Papa, será testigo desde Roma de una elección presidencial en su Argentina natal.

Ese marco configura la base de los desafíos para el agitado 2019 papal en el que deberá tener respuestas para los más de 7.000 millones de habitantes del planeta por su rol cada vez más asentado como voz moral en medio de los conflictos; para los 1.300 millones de católicos por la enfermedad pederasta de la Iglesia, y para los 44 millones de compatriotas a los que no ha vuelto a visitar desde febrero de 2013.

En lo que es la oportunidad definitiva para la Iglesia de ponerse a la altura de la gravedad de los delitos que cometieron sus miembros, Bergoglio deberá pasar de las palabras condenatorias a los hechos que inicien una verdadera limpieza profunda en el clero mundial. Por otro lado, el avance del proceso electoral argentino, y aún más su resultado, mostrará si de una vez se terminan de dar esas “ condiciones” que la secretaría de Estado del V aticano aún no ve para un regreso de Bergoglio a su tierra. Por último, una Santa Sede cada vez más jugadora geopolítica bajo la monarquía bergogliana, seguirá haciendo de equilibrista en los conflictos mundiales desde la guerra comercial sino estadounidense hasta la situación venezolana. Con el histórico avance de las relaciones entre Pekín y Roma como marco.

Fuera de los muros vaticanos, el pontífice es el líder mundial mejor valorado del mundo, según la Encuesta Mundial Anual de Gallup International realizada en 57 países y difundida a inicios de febrero. Pero mientras Bergoglio sigue describiendo al escenario global como el de una “tercera guerra mundial en pedazos”, el belicismo de sus críticos dentro de los muros no ha sido menor, y a medida que la credibilidad del obispo de Roma se desgasta en el mundo por la gestión de la crisis de abusos, los sectores ultraconservadores aprovechan para redoblar sus ataques.

Por el momento Francisco ha respondido con hechos a los delitos sexuales que, en cantidad y gravedad in crescendo, se han verificado en la Iglesia: en el último año recibió a víctimas de abusos del clero chileno en su casa del Vaticano; luego desplazó a siete obispos de Chile por su gestión en las denuncias y los encubrimientos; a inicios de este año despojó del estado cardenalicio al estadounidense Theodore McCarrick, condenado por abusos, y más recientemente suspendió provisoriamente del ejercicio del ministerio al cardenal australiano George Pell, encarcelado en su país por la violación de un menor.

El paso más reciente ha sido la celebración en el Vaticano de una histórica cumbre para la protección de los menores que reunió en el centro del catolicismo a presidentes y delegados de todas las conferencias episcopales del mundo. La reunión terminó con un fuerte discurso de Bergoglio y un par de propuestas concretas desde elV aticano en medio de promesas de una “revolución copernicana” frente a la pederastía. Pero el verdadero éxito o no de lo que para muchos es la última oportunidad de la Iglesia de ponerse a la altura del problema, se definirá en el mediano plazo: más allá de los enfoques sobre la formación de los sacerdotes, restará ver si el Vaticano actúa con una firmeza tal en los casos ya abiertos que sirva como una verdadera disuasión a que se repitan abusos y violaciones a menores urbi et orbi.

Más allá de la crisis de abusos, el séptimo año del pontificado de Bergoglio será el de la implementación del acuerdo firmado con China en septiembre pasado para la designación conjunta de obispos, tras más de sesenta años de desencuentros entre Roma y Pekín sobre la gestión de la catolicidad en tierra oriental. Los siete obispos que el Gigante Asiático había nombrado sin luz verde pontificia ya han sido admitidos como propios por elV aticano.

Pero las primeras pruebas vendrán cuando, en algún momento de 2019, lleguen las primeras designaciones con el nuevo sistema de nombramientos, que introduce un posible veto papal a las ternas que lleguen desde Oriente. En medio de las críticas que recibió por parte de sectores conservadores por su acercamiento a Pekín, Bergoglio pone en juego parte de su capital político con la movida, más aún cuando se espera que viaje a Japón en noviembre y vuelva a sobrevolar el espacio aéreo chino (en 2014 fue el primer Papa de la historia en hacerlo camino a Corea).

De América Latina se espera otra de las grandes pruebas para el séptimo año del pontificado de un Bergoglio que a fin de 2019 cumplirá 83 años. La situación en Venezuela, uno de los contados casos de fracasos de mediación de la diplomacia vaticana, ha puesto al pontífice en el centro de la escena. La difusión a inicios de febrero de una carta privada en la que el Papa reprochó al presidente Nicolás Maduro sus sucesivos incumplimientos otorgó algo más de legitimidad a la posición papal, que había sido muy cuestionada por lo que muchos analistas veían como una cercanía imprudente al cuestionado régimen.

Mientras acelera la redacción de una nueva constitución apostólica junto a su grupo cada vez más estrecho de cardenales asesores (el inicial C 9 se convirtió en un C 6 por los problemas con la Justicia de sus miembros), el séptimo año del pontificado de Francisco tampoco será, por el momento, el que lo lleva de regreso a su Argentina natal: en un calendario en el que ya fue a Panamá y Emiratos Arabes, y que tiene confirmados viajes a Marruecos, Bulgaria, Macedonia, Rumania, Mozambique, Madagascar, Japón, y quizás Tailandia, no se prevé por el momento una peregrinación a América del Sur.

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