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La estrategia del FAP para ser segundo

02 septiembre de 2011

En el círculo binnerista esperan aumentar el caudal electoral de las Paso y consolidar el bloque legislativo. Cuáles son los motivos y las limitaciones del crecimiento del FAP.

Si Cristina Fernández fue la gran ganadora de las elecciones del 14 de agosto, Hermes Binner fue la figura emergente. El gobernador santafesino saliente, en dupla con la senadora cordobesa Norma Morandini, obtuvo más de 2,1 millones de sufragios en todo el país en las primarias. El Frente Amplio Progresista (FAP) quedó en una expectante cuarta posición, mordiéndole los talones al segundo y tercero.

Binner es quien más chances tiene de crecer de aquí a octubre, coincide la mayoría de los analistas políticos. Podría, incluso, terminar en la segunda posición, un lugar que muy pocos le hubieran asignado poco tiempo atrás. El propio candidato se encargó de poner en palabras la asimetría entre su esfuerzo proselitista y los logros alcanzados: con sólo cinco semanas de campaña obtuvo casi la misma cantidad de votos que Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde, que lanzaron sus campañas a finales de 2010.

“Está claro que el resultado de las primarias fue nuestro piso”, coincide la diputada nacional por Santa Fe, Alicia Ciciliani, y partícipe de la mesa chica binnerista. En el círculo íntimo del gobernador destilan confianza y descuentan que la base electoral crecerá en las semanas venideras y se cristalizará el 23 de octubre en las elecciones generales. En el relanzamiento de su campaña, el dirigente socialista aumentará sus apariciones en público (las famosas “caminatas”) y su presencia mediática. Asimismo, el 23 de septiembre, en el teatro Gran Rex, hará la presentación formal de su plan de gestión.

De acuerdo al análisis de Ricardo Rouvier, “la performance de Binner en las primarias fue la mejor de la oposición, sin considerar a Jorge Altamira que está en otro nivel de votos”. Según Rouvier, el socialista puede crecer hasta el 23 de octubre porque sería beneficiado con votos que salen de Alfonsín, Elisa Carrió y, en última instancia, de Duhalde, sobre todo los votos porteños de Belgrano, Palermo y Recoleta. Y agrega: “No sabemos todavía de un techo, pero no pensamos que supere el 20% debido a que mantiene un problema de posicionamiento y a que la expectativa es que CFK crezca por encima del 50%”. Acercarse a ese techo del 20% que calcula Rouvier requerirá que el FAP sea votado por casi el doble de los argentinos que lo hicieron el 14 de agosto, es decir, pasar de los 2,1 millones al nivel de los 4 millones.

Rosendo Fraga, del Centro de Estudios para una Nueva Mayoría, inscribe el posible crecimiento de Binner en “la crisis del no peronismo” y, más en particular, “en la dificultad del radicalismo de reformularse tras la crisis de credibilidad que le generó el Pacto de Olivos”. Como Rouvier, cree que el desencanto o la menor esperanza del electorado con Duhalde y Alfonsín propulsará a Binner al segundo lugar. Allí, calcula Fraga en base a los votos del FpV y el FAP, “votarían por programas de centroizquierda las tres cuartas partes del padrón electoral”.

CONGRESO

Mientras en los otros espacios opositores priman las autocríticas y algunos pases de facturas, el FAP muestra cohesión y organicidad. Días atrás, el FAP presentó su bloque de legisladores nacionales (21 diputados y 3 senadores), dando señales de que la fuerza llegó para quedarse. “Además, queremos jerarquizar el Parlamento”, sumó Morandini. No es un desafío menor considerando que, pese a la primacía del Partido Socialista, allí conviven una amplia variedad de partidos. Entre ellos figuran el Gen, Partido Nuevo, Libres del Sur, Unidad Popular y Buenos Aires para Todos-SI. Será fundamental la tracción de Binner ya que pondrán en juego 13 de las 21 diputaciones. Si se repitieran en octubre los resultados de agosto, sólo conseguirían mantener 9 de los 13. Así, conformarían el tercer bloque opositor, detrás del radical y el peronista disidente.

INSERCION TERRITORIAL

Si bien Binner habla de “nacionalizar el Gobierno”, su principal desafío para octubre debería ser nacionalizar su base electoral. El FAP obtuvo 80% de su votos (1,7 sobre 2,1 millones) en las cuatro distritos más poblados (Buenos Aires, Córdoba, Capital Federal y Santa Fe), dando cuenta de una baja implementación en la geografía nacional. Udeso, en cambio, obtuvo sólo 58% de sus votos en los cuatro distritos más poblados. El desempeño del FAP estuvo más en línea con el del Frente Popular, que obtuvo 75% de sus votos en las cuatro grandes. En su pago chico, Santa Fe, obtuvo casi 25% del total de sus votos.

En la provincia de Buenos Aires, la elección del FAP no despertó tanto entusiasmo.

Binner obtuvo el 7,8% de los votos (610.000), más en línea con Rodríguez Saá que con Alfonsín y Duhalde. Menos votos aún obtuvo su candidata a la gobernación, Margarita Stolbizer, quien apenas superó los 450.000. “El resultado en la provincia no fue satisfactorio”, admitió la ex dirigente radical.

La performance en distritos populosos del conurbano bonaerense fue flojo. En esa región, Binner-Morandini se ubicaron quintos, por detrás de Rodríguez Saá-Vernet, y en municipios como Florencio Varela, José C. Paz o La Matanza no superaron el 5%. En suelo bonaerense, al FAP le fue mejor en los centros urbanos (obtuvo 12,8% en Bahía Blanca, 13,7% en La Plata y 12,6% en Chascomús, por ejemplo) y en las zonas de mayores ingresos (sacó 15,5% en Vicente López y 15,4% en Azul, por ejemplo). También obtuvo buenos resultados en los municipios linderos con Santa Fe, donde la producción agropecuaria es central: se llevó el 19,2% en San Nicolás y el 13% en Arrecifes.

En las restantes 20 provincias, la dupla Binner-Morandini cosechó menos de 430.000 votos, sobre un universo de votantes superior a los ocho millones. En la Patagonia, el mejor resultado del FAP fue el 7% en Tierra del Fuego; en el NOA, el 5,3% de Jujuy; en el NEA, el 3% en Misiones y en Cuyo, el 9,8% en Neuquén. Teniendo en cuenta estos resultados y los de los otros tres distritos grandes, el perfil electoral del FAP podría delinearse como urbano, de clase media y más o menos progresista.

LA PROYECCION

Más allá del desempeño del FAP en octubre y de la muy probable reelección de CFK, ¿qué pasará con la coalición y con su máximo referente, que quedará en el llano a partir de diciembre cuando abandone la Casa Gris? Está claro que el propio Binner es el principal activo del FAP y el único que ha logrado, con éxito hasta ahora, encabezar y mantener unida la joven coalición. Una habilidad que es notoria en la provincia de Santa Fe, donde desbancaron al peronismo en 2007 y ratificaron su poder este año. De allí que en el FAP intentarán potenciar la figura de Binner en las próximas semanas, con el afán de que quede como principal referente opositor al kirchnerismo.

Si bien la lógica sería que el segundo más votado sea ungido como “jefe de la oposicón”, eso no es aplicable en la Argentina, dada la actual diáspora opositora. Elisa Carrió obtuvo más de 4,4 millones en 2007 y eso no la convirtió en “jefa de la oposición”. Desde entonces, su tendencia fue declinante.

Muchos encuestadores olfatean que Cristina sumaría más votos de aquí a octubre. Los

cambios en la repartija del voto opositor serán, entonces, como una distribución secundaria; un telón de fondo al intenso vendaval K. Si, finalmente, Binner obtiene una ganancia con respecto a su cosecha de las primarias, saldrá fortalecido y mejor parado que Alfonsín y Duhalde, especialmente si éstos dejan cientos de miles de votantes en el camino.

La construcción de una mayoría electoral sin el radicalismo ni el peronismo, empero,

no parece ser una alternativa probable en los próximos años.

(De la edición impresa)

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