Por Mauricio Maronna
La provincia sufre la ausencia de liderazgos claros y eso lleva a que haya primarias competitivas en los tres espacios políticos principales
Santa Fe está que arde. Como en ningún otro distrito del país, las primarias sacudirán a todo el arco político, fundamentalmente al peronismo, que quedó al borde de la ruptura.
Omar Perotti y Agustín Rossi blanquearon sus profundas diferencias y generaron un cisma que cruza al Frente de Todos. Que alguien se tome el trabajo de explicarle a un politólogo sueco cómo el gobernador de una provincia se pone en la boleta como candidato a senador suplente, cuando le quedan dos años de gestión, y su vicegobernadora es postulante a senadora titular, enfrentando al seudo jefe.
Cuando Rossi se enteró de que Perotti (a quien le fue leal desde el mismo momento que asumió) había hablado de “mariscal de la derrota” ante Alberto Fernández, el ahora ex ministro se plantó. Y fue imposible arrearlo. Por algo le dicen “El Chivo”.
Santa Fe es capaz de todo, hasta de que los que propugnan un cambio en las maneras de hacer política lleven por otro mandato a un candidato a diputado que hace 16 años vive en la ciudad de Buenos Aires. Luciano Laspina se llama. ¿No debería haberse hecho cargo Horacio Rodríguez Larreta de Laspina? “Las internas son sanas”, dice Laspina. Sería gracioso de no haberse convertido en otra cosa.
Pero volvamos al cisma peronista. La “disruptiva” y feroz “progresista” Cristina Kirchner en vez de apoyar la candidatura a senador de su leal coronel Rossi termina apoyando a Perotti, quien, por ejemplo, es tildado de “conservador” por el cristinismo. Perotti se sentó a dar quórum el día que los senadores aprobaron allanar el domicilio de Cristina. Parece que todo fue por una ignota senadora: María Angeles Sacnun, la preferida de Cristina, quien terminó como segunda del periodista deportivo Marcelo Lewandowski, quien hasta hace dos años comentaba fútbol.
Lewandowski ganó la senaduría por Rosario en 2019 y ahora se convirtió en el candidato a senador nacional de Perotti, quien desde hace dos años venía hablando para ese lugar con el actual legislador Roberto Mirabella. Mirabella, pasó a ser candidato a diputado nacional. Otro dato alucinante: Lewandowski reporta en el sector de María Eugenia Bielsa, quien operó a cuatro manos en el frenético cierre sin hacerse ver. Aunque no la veamos, la arquitecta siempre está.
En el peronismo santafesino hay olor a pólvora e intentos desesperados de operadores porteños para bajar alguna lista o componer lo que huele a guerra abierta.
La muerte de Miguel Lifschitz aplanó la política santafesina que, de golpe, se llenó de mediáticos en todas las listas. Es toda una rareza la cantidad de periodistas que se pasaron a las filas de la política.
El Frente Progresista aún no pudo hacer el duelo por la muerte de su líder y decidió que su viuda, Clara García, encabece la lista a senadora nacional para enfrentar a Rubén Giustiniani, quien fue echado en su momento del PS y ahora se convierte en el candidato del intendente rosarino Pablo Javkin.
Lo notable de las PASO que vienen es que cuando casi nadie quiere hablar de política fuera de los círculos de influencia, hay una multitud de postulantes.
En el peor momento para hacer campaña, muchos políticos de histórico cuero duro dieron un paso al costado para que nuevas caras salgan a buscar el voto popular.
Juntos por el Cambio lleva aspirantes en varias listas. A senador, tres son encabezadas por radicales (Pullaro, Losada y Corral). La única que presenta el PRO es la de Federico Angelini, acompañado por la blonda Amalia Granata, quien quiere volverse a toda costa a la ciudad de Buenos Aires, donde vive.
Por afuera de los grandes frentes aparece una constelación de candidatos buscando dar el batacazo. En un mismo acto convergerán dos sistemas electorales: para las elecciones a concejal, presidentes de comuna e intendentes funcionará la boleta única, y para los comicios a senadores nacionales y diputados nacionales la boleta sábana.
Un aporte más a la confusión general en la insólita provincia de Santa Fe.
De hecho, tras los comicios de noviembre en la provincia se tenderá un puentes hacia el 2023. De no aparecer algún cisne negro que modifique el curso de las cosas el ganador de las elecciones a senador se estará colocando la cucarda para soñar con la Casa Gris.
Este redireccionamiento no es tan directo en otras provincias, pero en Santa Fe reina la orfandad de cuadro dirigenciales al margen de uno o dos y habrá que reconstruir la saga de caídas que produjo la biología.
Santa Fe perdió en un lapso no muy extenso a Alberto Natale, Guillermo Estévez Boero, Héctor Cavallero Jorge Obeid, Hermes Binner, Miguel Lifschitz y Carlos Reutemann. Y los liderazgos no vienen envueltos en un repollo.
