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La logística de votar en pandemia

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30 mayo de 2021

Por Carolina Tchintian (*)

El voto es la forma más elemental de participación política en democracia. Su importancia es tan evidente como innegable. Sin embargo, en muchas democracias la participación electoral declina elección tras elección. En un contexto de desafección y desconfianza crecientes hacia las instituciones, cada vez son menos las personas que están dispuestas a encarar la logística que implica votar. En Argentina el voto es obligatorio y la participación supera siempre el 70%, pero asumir que la obligatoriedad elimina la logística que demanda votar sería un error. En pandemia, esa logística es aún mayor y no se ve alterada por el cambio en el cronograma electoral. Por eso la pregunta a responder de cara a las PASO es cómo garantizar que el acto de votar en pandemia sea igual o menos oneroso que en situaciones normales.

En democracias en las que el voto es optativo, las personas con recursos, con mejor educación y más información, son las que concurren a votar con mayor frecuencia. Las menos condicionadas por la logística de este proceso. Aun si se dejan de lado los costos de decidir por quién votar, el acto de sufragar propiamente dicho implica informarse sobre dónde votar, chequear u obtener la documentación válida, definir la hora y trasladarse a un centro de votación, esperar en la fila, etcétera. Por eso en países como Estados Unidos, donde la participación electoral es baja, las administraciones electorales ensayan desde hace muchos años la introducción de reformas que vuelvan la experiencia del votante más conveniente (ver, por ejemplo, Stein & Vonnahme 2008). Así, con diferente incidencia, el voto anticipado, el voto por correo y el voto en centros fuera de los precintos son algunas de las medidas incorporadas con el fin de sostener niveles aceptables de participación electoral.

Los esfuerzos para mejorar la experiencia de los y las votantes en las urnas y hacer que el acto de votar resulte más fácil y conveniente se han extendido y son más frecuentes. Con la pandemia, esto se vio con claridad, justamente porque el Covid introdujo nuevas variables a tener en cuenta. La situación sanitaria demanda más logística por parte de todos los actores involucrados en la elección en lo que refiere a protección, distancia social y elementos de higiene. Hay que reducir el contacto, minimizar la circulación y evitar la concentración de personas en los centros de votación durante los horarios de mayor concurrencia.

Según IDEA Internacional, entre febrero de 2020 y mayo de 2021 se celebraron 118 elecciones. En el mismo período, 78 fueron pospuestas pero, de esas, 53 ya fueron realizadas. En cada una de ellas se vio lo clave de las adaptaciones para reducir al mínimo la logística adicional de votar en pandemia: desde la implementación o profundización de métodos adicionales de votación, como el voto anticipado o por correo y la incorporación de estaciones “drive through” que permiten votar sin descender del propio vehículo, hasta adaptaciones más sencillas como tratamientos preferenciales para grupos de riesgo, incluidos los horarios especiales, la prioridad para votar y la eximición de la obligación de oficiar como autoridad de mesa.

El Covid no altera los objetivos que guían la celebración de cualquier elección en democracia: garantizar la integridad del proceso y el ejercicio de los derechos políticos. En todo caso, agrega la necesidad de crear un ambiente seguro y acorde con las medidas sanitarias. Por eso, para las elecciones de este año en nuestro país, el desafío es lograr que, con las medidas y disposiciones adecuadas dentro de lo que nuestra legislación permite, la ciudadanía pueda concentrarse en lo central de la votación, que es la elección de autoridades.

En este año electoral, las adaptaciones del proceso tendrán un papel clave para que el ejercicio del voto no sea percibido como una carga adicional, ni para votantes ni para quienes oficien de autoridades de mesa. Solo así será posible garantizar los niveles de participación esperados, la equidad en el acceso al sufragio y en la competencia, y el control ciudadano, todos pilares en los que se sostienen los comicios en nuestro país.

(*) Directora del programa de Instituciones Políticas de CIPPEC

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