Por Sergio Villalba (*)
El virus Covid-19 y la recesión global generaron una perspectiva muy incierta para el mercado laboral y ha acelerado la llegada del futuro del trabajo. Se espera que el ritmo de adopción de tecnología no disminuya e incluso que pueda acelerarse en algunas áreas.
La adopción de servicios en la nube, el big data y el comercio electrónico sigue siendo una prioridad para los líderes empresariales, en línea con una tendencia establecida en años anteriores. En este nuevo contexto, por primera vez en los últimos años, la creación de empleo está empezando a quedarse atrás de la destrucción de empleo y este factor está destinado a afectar a los trabajadores desfavorecidos con especial ferocidad. Las empresas están preparadas tanto para acelerar la digitalización de los procesos de trabajo y la expansión del trabajo remoto, así como para automatizar las tareas dentro de una organización. Dicha automatización transformará también los empleos y las habilidades para el 2025. El 43% de las empresas encuestadas indican que están dispuestas a reducir su fuerza laboral debido a la integración de la tecnología (según el WEF / Foro Económico Mundial).
A medida que aumentan las cifras de desempleo, es cada vez más urgente ampliar la protección social, incluido el apoyo a la readaptación profesional de los trabajadores desplazados y en situación de riesgo, en el camino hacia nuevas oportunidades dentro del mercado laboral y hacia los “trabajos del mañana”. El promedio de vida de las habilidades se está reduciendo constantemente, lo que significa que cualquier habilidad que se posea hoy se está volviendo obsoleta cada vez más rápido. Cambiar de trabajo y profesión varias veces a lo largo de su vida, será una constante, el ciclo trabajar-aprender-trabajar-aprender, genera una oportunidad para planear herramientas de aprendizaje permanente.
En el nivel mundial, el McKinsey Global Institute calcula que en 2030, hasta 375 millones de trabajadores (el 14% de la fuerza laboral) tendrán que pasarse a otra categoría ocupacional para satisfacer las necesidades de un mercado laboral cambiante.
Después de la pandemia nos aguarda una revolución de educación y trabajo, cambios en la forma en que aprenderemos y trabajaremos. La pandemia ha acelerado la formación a través de algún dispositivo, verificamos que nos puede otorgar múltiples ventajas en cuanto a la administración del tiempo y espacio, una relación de costo- beneficio positiva.
¿COMO PROTEGER A LOS TRABAJADORES EN EL MERCADO LABORAL DEL FUTURO?
Hay experiencias como la de Singapur que apuntan a crear “cuentas individuales de aprendizaje” para cada ciudadano a partir de los 24 años de edad. La misma puede usarse para recibir capacitación de proveedores aprobados. Modelos similares se han propuesto en Canadá, China y Egipto. Estas cuentas de capacitación individuales para todos los trabajadores están disponibles desde el ingreso al mercado laboral hasta el retiro. Cada trabajador recibiría una cantidad horas de capacitación por cada año de trabajo a tiempo completo.
Para abordar los desafíos sustanciales que enfrenta el mercado laboral hoy en día, los gobiernos deben adoptar un enfoque holístico, creando vínculos activos y coordinación entre los proveedores de educación, los trabajadores, los sindicatos y los empleadores.Paradigmáticamente no es un problema de falta de recursos: empresarios, Estado y sindicatos, realizan en distintos formatos capacitación para los trabajadores. Debemos, entonces, focalizarnos en la creación de un Programa Estratégico que integre la totalidad de los mismos, garantizando mayor eficiencia. Tenemos los medios para capacitar y mejorar las habilidades de las personas en cantidades sin precedentes. En el mundo que viene, cada trabajador será un aprendiz de por vida, dueño de su propia educación.
Previamente debemos resolver ¿cuáles serán las habilidades del futuro? Según el Informe sobre el futuro del empleo del Foro Económico Mundial, el 50% de todos los empleados necesitarán volver a capacitarse para 2025, a medida que aumente la adopción de tecnología. El pensamiento crítico y la resolución de problemas encabezan la lista de habilidades que crecerán en importancia en los próximos cinco años. Sin ir más lejos, este año han surgido nuevas habilidades de autogestión como el aprendizaje activo, la resiliencia, la tolerancia al estrés y la flexibilidad.
Finalmente, en una Argentina con muchas restricciones presupuestarias, muy acostumbrados al “no se puede”, tenemos enfrente una oportunidad para acercar a los trabajadores una gran cantidad de recursos disponibles que les sean útiles en su trayectoria laboral. Solo debemos dejarles en la “bandeja de entrada” múltiples ofertas de conocimiento.
(*) Licenciado en Administración y docente universitario