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La tercera a la derecha

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29 abril de 2021

Por Juan Yannuzzi

Las fuerzas liberales y conservadoras buscan asentarse como la tercera coalición partidaria a nivel nacional en un contexto económico y social que les permite soñar con un deshielo del sistema de partidos.

El sistema político argentino está viviendo una situación que, a pesar de las dificultades, parece estar demostrando una estabilidad inesperada. Con niveles de pobreza y algunos indicadores económicos similares a los que se presentaban en la crisis del 2001, en está ocasión no se espera una desestructuración del sistema de partidos, ni nada semejante. Esto puede dar cuenta de un proceso inédito en el actual período democrático de estabilización de un esquema bicoalicional, que sobreviva turbulencias como las que vivimos. Esta institucionalización, sin embargo, no es una buena noticia para quienes pretenden emerger y aprovechar la posible crisis de representación que el contexto pandémico y recesivo puede generar.

Entre quienes tratarán de romper el esquema bicoalicional, que parece presentar el sistema de partidos nacional, se destacan el conjunto de fuerzas liberales-conservadoras. Unidos o no, buscan representar al electorado no peronista que no encuentra en Juntos por el Cambio una opción política creíble o eficaz.

A pesar de que lo más probable hoy, a cinco meses de las elecciones y a dos del cierre de listas, es que tanto la coalición de gobierno como el frente opositor vayan unidos en la mayoría de los distritos del país, la situación económica y social no deja de generar un clima crítico que lleva a las fuerzas liberales a aspirar con una tercera posición que les permita soñar con figurar en la política nacional.

Cierto es que Argentina no ha tenido, a nivel federal, partidos liberales-conservadores puros que hayan sobrevivido como opción política autónoma. Las experiencias exitosas fueron a la larga absorbidos por otras fuerzas mayores o desintegrados por el poco acompañamiento ciudadano.

El Estadista consultó a un especialista en partidos de derecha en Argentina, Sergio Morresi, quien, con respecto a las probabilidades de surgimiento y consolidación de una nueva fuerza liberal a nivel nacional afirmó que “la verdad es que tanto el bicoalicionísmo como la polarización parecieran no ser el terreno óptimo para un resurgimiento de una fuerza liberal-conservadora pura, pero quizás habría que ver las cosas de otra manera. Como ya se señaló muchas veces, la derecha argentina puede ser a la vez débil en términos electorales, pero fuerte en su capacidad de desplegar iniciativas, marcar agenda o colocar cuadros propios en gobiernos ajenos. Mirando las cosas desde ese ángulo, creo que hay un espacio a la derecha de Junto por el Cambio que puede ser ocupado por fuerzas liberal-conservadoras, pero es un espacio por el que también pujan otros núcleos más reaccionarios”.

Por otra parte, uno de los más grandes peligros para el éxito electoral de las fuerzas liberales-conservadoras es el reperfilamiento de la principal coalición opositora hacia posiciones más cercanas al liberalismo económico o al conservadurismo social. Un rol protagónico de Patricia Bullrich, con su discurso liberal, u otros sectores del ala dura de Juntos por el Cambio, representaría un claro perjuicio para el avance fuerzas de derecha.

Sobre las probabilidades de un buen resultado para las fuerzas en cuestión, en un contexto bicoalicional polarizado, Morresi resaltó: “es claro que a la derecha de Juntos por el Cambio germinaron fuerzas que pueden enmarcarse en lo que muchos analistas llaman derechas radicales, pero que también resurgieron otras que son viejas estructuras liberal-conservadoras que vuelven al ruedo. Curiosamente, algunas de estas opciones surgieron a partir de referentes y también de votantes que en un momento o en otro estuvieron contenidos en PRO pero que entienden que la coalición no les da el espacio que ellos creen merecer o porque, a sus ojos, no es lo suficientemente de derecha. Lo que está a la derecha de PRO no está unificado. Está el frente Vamos que reúne expresiones disímiles (del libertarios al conservadurismo), pero también NOS que apuesta a la tradición nacionalista, e incluso hay referentes culturales del espacio de la derecha que sostienen que estas opciones no son las adecuadas. En más de un sentido, la dispersión continúa, a pesar de que los militantes de estas fuerzas comparten lecturas, plazas, diagnósticos, redes de socialización e inclusos propuestas concretas”.

Otro elemento para tener en cuenta para Morresi es que “son elecciones legislativas que representan siempre una oportunidad de crecimiento para fuerzas nuevas o pequeñas. Pero este factor es compensado porque son también elecciones en un escenario de fuerte polarización y eso hace que, en buena medida, sean comicios para expresar identidades y lealtades acerca de esa división unidimensional, así que eso, me parece, que deja el interrogante abierto.”

En un momento en que muchos sectores perciben al Gobierno como muy intervencionista en el terreno económico, el discurso liberal, más allá de sus diferentes matices, logra una mayor audiencia. Eso lleva a que una de sus principales figuras, Ricardo López Murphy, sostenga que hay una disociación entre el peso que tienen las ideas liberales en la sociedad y su nula presencia institucional. Pero traducir presencia mediática y en el debate público de los principales referentes liberales en votos y bancas en el Congreso no es una tarea sencilla en un escenario polarizado como el actual.

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