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Las PASO y la influencia de la PBA

08 diciembre de 2014

(Columna de Gustavo Córdoba)

Hay un escenario de paridad en la intención de voto entre el gobernador bonarense, Daniel Scioli y el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo

Hasta no hace mucho tiempo, las certezas de los principales espacios políticos que van a competir por la presidencia de la República en el 2015 se limitaban al análisis del impacto de su candidato a presidente. Sin embargo, ninguno de ellos ensaya una mirada estratégica que le permita transitar de modo exitoso el tiempo que falta para las elecciones de agosto.

Tanto el FpV como Faunen, que no permiten un liderazgo excluyente ni tampoco que alguno de sus candidatos se convierta en el favorito, han desplegado un listado de candidatos que hasta el momento solo han logrado dar la sensación de que todos tienen las mismas chances dentro de sus espacios. Solo esperan la sumatoria y el impacto de esta para la segunda vuelta.

Macri con el PRO y Massa con el Frente Renovador carecen de estos problemas con sus liderazgos personalistas y, a tono con la “hiperpersonalizacion” de los candidatos, solo carecen de apoyos genuinos más allá de sus fronteras territoriales. Por eso, estas fuerzas son las que más necesitan y promueven la caída de Faunen, hecho que, por otro lado, es cada día más evidente desde la victoria del PRO en Marcos Juárez.

Aquel episodio, sumado a la salida de Elisa Carrio, dejan a Faunen con una debilidad cierta y con perspectivas, al menos en principio, desalentadoras. Por un lado, Hermes Binner teniendo que explicar la situación del narcotráfico en su provincia y, por el otro, Julio Cobos, que con una elección relativamente garantizada a gobernador de Mendoza, configuraría una situación de nulo impacto electoral a nivel nacional para esa fuerza.

Desde Córdoba, De la Sota consigue reposicionarse y logra, hasta ahora, un piso electoral nacional de al menos 3%. A partir de allí, todo lo que logre, fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires y en el resto del país, le posibilitaran estar cerca de su objetivo: llegar a un ambicioso 10%, hacia marzo o abril del 2015. Claro que quien puede llegar a perder esos puntos es su ex socio estratégico, Sergio Massa, quien en varios lugares del país ha visto amesetarse tanto el crecimiento de su imagen personal como su intención de voto.

Ante la evidencia de un sistema de partidos roto o quebrado y la realidad de los hiperpersonalismos electorales, las expectativas de cada espacio son distintas y no exentas de polémicas en el corto plazo.

El Gobierno tiene hoy en sus candidatos principales, tanto en Daniel Scioli como en Florencio Randazzo, un piso electoral nada despreciable, que se ubicaría en torno al 30%-35%. Esto le asegura la posibilidad de ser la minoría más votada en las primarias abiertas.

El único elemento que tiene cierto grado de complejidad es el análisis de la provincia de Buenos Aires y su impacto sobre las PASO nacional.

El primer impacto lo constituye la caída electoral del diputado nacional Martín Insaurralde, medida tanto como candidato del FpV como del Frente Renovador. Esto genera señales disimiles en ambos espacios. Dentro del FR, más allá de la algarabía de Darío Giustozzi, que pasa a ser quien más preferencias recibe para ser el candidato a gobernador de esa fuerza, crecen los problemas para Sergio Massa, quien pierde a un candidato que meses atrás le aportaba un piso de 25%.

Dentro del FpV, la “farandulizacion” de Insaurralde le ocasionó una merma considerable y en los escenarios que encabezaba cómodamente, hoy no logra superar a ninguno de los candidatos opositores.

El segundo impacto está dado por el crecimiento de Diego Bossio como candidato a gobernador, beneficiado de modo directo en su posicionamiento por la caída de Insaurralde.

El tercer y último impacto es la situación de equilibrio que existe en las tendencias electorales entre Scioli y Randazzo. En un escenario abierto y en una reciente encuesta propia sobre 800 casos telefónicos, Scioli mide 16,1% y Randazzo 14,7%.

Esta situación le agrega tensión y competitividad extrema a la carrera electoral y hoy nadie puede permitirse suponer que el Gobernador de Buenos Aires tiene la primaria ganada, sino todo lo contrario. Lo que sí nos queda claro que esa primaria y la manera en la que se defina, va a impactar e influir en todo el sistema político argentino.

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