(Columna de Germán Stalker, investigador asociado de CIPPEC / Twitter: @CIPPEC)
Esta nueva y creciente tendencia, que ya está en marcha en varios países, puede ser clave para reducir el escepticismo del accionar del Estado.
Este año se cumplen treinta años de la recuperación democrática en 1983. Desde entonces la democracia se consolidó en la Argentina como sistema de gobierno, pero quedan gran des desafíos pendientes para que el sistema pueda brindar una efectiva protección de los derechos civiles que incrementen su calidad y promuevan el desarrollo humano.
Si bien la ciudadanía valora positivamente a la democracia como el mejor modo de resolver los problemas colectivos, es escéptica respecto del accionar de sus representantes. De allí, entonces, que permanentemente sea necesario fortalecer las instituciones en los tres niveles de gobierno para incrementar la confianza en el funcionamiento del Estado y de la política en general. Alcanzar una alta calidad en la democracia implica considerar que el régimen democrático es un componente fundamental de la democracia pero que no agota, por sí solo, su significado. Para acercar la brecha entre Estado y sociedad es fundamental institucionalizar la integración del ciudadano en la cadena decisional de las políticas públicas.
En este contexto, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC's) han empoderado a las personas de manera impensada poco tiempo atrás. Tal vez la característica más sobresaliente de las nuevas TIC's sea la difusión de información entre muchas personas en períodos de tiempo muy cortos. Cada vez son más las personas que tienen acceso a dispositivos de comunicaciones que pueden utilizar libremente como mejor les convenga. Por otra parte, los gobiernos locales ya no son solamente prestadores de servicios. Constituyen sistemas de alta complejidad que juegan un rol central en el mundo globalizado. Articulan en el territorio las oportunidades que genera la propagación del conocimiento. Así, todos los desafíos del mundo actual están presentes en una pequeña comunidad. Por eso, la mejora en la prestación de los servicios locales precisa, cada vez más, herramientas que permitan la participación concreta de la ciudadanía en los asuntos públicos.
Las TIC's han evolucionado de tal manera que se constituyen en instrumentos eficaces para tal cometido. Los gobiernos locales han ido incorporando en la gestión programas de modernización estatal acompañados por la adquisición de dispositivos electrónicos. Por lo general, estas iniciativas se han implementado para aumentar la eficiencia en la gestión administrativa. En menor medida, se utilizan para acercar a los ciudadanos a la gestión y a la toma de decisiones públicas.
Pero, ¿es posible usar las tecnologías para mejorar la relación entre gobernantes y gobernados? Las TIC's no son exclusivamente un canal de comunicación bidireccional y los artefactos tecnológicos no sólo sirven para mejorar los servicios. Su propia naturaleza democratizadora, especialmente notable en los dispositivos móviles de comunicación, abre la puerta para repensar y redefinir el modo en que se relacionan los ciudadanos con sus gobiernos. Las crecientes demandas sociales que surgieron en diversos países del mundo mediante el uso de dispositivos tecnológicos evidencian que la ciudadanía adquiere cada vez mayor protagonismo en los problemas que los afectan. En este contexto, la realidad enfrenta a los gobiernos locales a un nuevo desafío: el del gobierno abierto.
El objetivo de una política de apertura de datos públicos es que la ciudadanía en su conjunto pueda tomar mejores decisiones que sirvan de base para la inclusión social, el crecimiento económico y para brindar nuevas oportunidades de desarrollo. Es un presupuesto para la deliberación, participación y el control de la gestión local y, a la vez, una condición para el ejercicio de derechos fundamentales. El uso de las tecnologías colaborativas permite a los habitantes de una comunidad conversar, debatir y tomar decisiones comunes acortando las brechas de tiempo, lugar y costo. Y la apertura de los datos públicos que poseen los gobiernos locales es el insumo básico.
La resolución colectiva de los problemas públicos hace que una sociedad sea más democrática. Existen hoy diversas tecnologías disponibles a un costo muy bajo para aumentar el involucramiento y la participación de los representados en los procesos de tomas de decisiones y, al mismo tiempo, aumentar el conocimiento que los habitantes tienen de la gestión pública.
El nivel local, primer receptor público de las demandas sociales, tiene hoy una enorme oportunidad para integrar a los habitantes en el proceso de toma de decisiones y, así, revertir con información y participación el escepticismo de los representados.