(Columna de Facundo Matos Peychaux)
Del recambio de nombres a nivel provincial emergerá una nueva forma de vinculación entre los gobernadores y Presidente, independientemente de quien sea electo.
El 10 de diciembre traerá no solo un nuevo Presidente sino también nuevos gobernadores en la mayoría de las provincias argentinas. Aunque prima la reelección de los oficialismos, por impedimento constitucional, en gran parte de los distritos los mandatarios actuales se vieron imposibilitados de buscar un nuevo mandato y pusieron en su lugar a un delfín suyo como candidato.
En rigor, en tan solo 4 a 6 distritos seguirá gobernando el mismo gobernador, en alrededor de 12 a 16 provincias cambiará el mandatario pero seguirá el mismo signo político, mientras que apenas 3 a 5 provincias cambiarían de partido gobernante, según las elecciones provinciales de las que ya salieron nuevos mandatarios y lo que mostraron las PASO en aquellas donde se celebraron elecciones primarias.
Los cinco distritos más poblados, donde se concentra el 70 por ciento del electorado y el 80 por ciento del PIB nacional, muestran la mayor heterogeneidad de los últimos 32 años. Córdoba quedó en manos del PJ disidente, en Santa Fe revalidó su mandato la alianza de socialistas y radicales, el PRO fue reelecto en la CABA, la UCR recuperó la gobernación mendocina y en la provincia de Buenos Aires aún hay final abierto, con el PRO y el peronismo oficialista como favoritos.
En cambio, la imagen que da el mapa de gobernaciones de las 24 provincias es mucho menos heterogénea. Es esperable que entre 16 y 19 distritos estarán gobernados por peronistas. De todos modos, en la mayoría de esos distritos no seguirá el gobernador actual ni el Presidente, aún en el caso de que gane Daniel Scioli, tendrá las mismas características. De ello surgirá probablemente una nueva forma de vinculación entre los gobernadores y la Casa Rosada. Y aunque no es seguro, podría dar aires nuevos a viejas discusiones que requieren de consensos entre los distintos niveles.
Uno de esos temas -quizás el más central- es rediscutir el sistema de coparticipación federal o hallar medidas alternativas para mejorar el escaso y desigual reparto de recursos hacia las provincias. Requerirá de voluntad política y de una agenda conjunta entre gobernadores y Presidente. Nuevos nombres en el escenario político no lo resolverán por sí solo pero podrían traer nuevas relaciones y avances en esa y otras cuestiones que requieren de acuerdos, como el Fondo de Reparación Histórica del Conurbano o el régimen de regalías petroleras. Aunque todo estará supeditado, claro está, a quién obtenga la Presidencia y cómo se dé esa vinculación.
TRES FACTORES
Para Nicolás Cherny, investigador del Conicet, son tres elementos los que determinarán esa relación: el ciclo económico, la coalición legislativa y la identificación partidaria del Presidente. "El momento del ciclo económico en el que está el Presidente condiciona la relación porque afecta los recursos que tiene el Presidente para distribuir. En momentos de expansión el Presidente puede distribuir más, sumar poder e intervenir más en el poder local del gobernador", apunta en diálogo con el estadista el especialista en federalismo y comportamiento legislativo. En ese sentido, a contramano de lo que sucedió en los últimos tres períodos presidenciales, las dificultades económicas que enfrentará el próximo gobierno debilitarán la posición del Presidente frente a las provincias.
Para la conformación de una coalición legislativa amplia, el segundo elemento, los gobernadores provinciales serán fundamentales por cuanto ningún candidato que asuma lo hará con mayoría en ambas cámaras ni los legisladores de su bloque responderán directamente a él. En el caso de Daniel Scioli, buena parte de sus eventuales legisladores son más kirchneristas que sciolistas, mientras que Mauricio Macri tendrá que apelar a radicales y lilitos en principio y seguir ampliando su base de sustentos a partir de allí. El poder de control de los gobernadores (salientes o entrantes) sobre los senadores y diputados de sus provincias será entonces un poder codiciado por el Presidente si quiere llevar adelante una agenda legislativa propia.
Más aún, en tiempos de crisis económica (como en el período de la Alianza o actualmente en Brasil) el Gobierno Nacional se suele ver necesitado de hacer pasar leyes por el Congreso que requieren del apoyo de mayorías legislativas o cuando no, de dictar medidas poco populares que sin apoyos amplios acrecientan el costo político de llevarlas adelante.
Por último, según Cherny, la procedencia partidaria también será condicionante, aunque no concluyente. "La mayoría de los gobernadores son peronistas y esa lealtad partidaria tiene una significación, un peso, por lo tanto un Presidente peronista tendría que estar en mejores condiciones para transitar un período que según los economistas será de vacas flacas. En cambio, ser un Presidente no peronista con mayoría de gobernadores justicialistas, pese a que el peronismo esté muy fragmentado, es un problema", dice.
De todos modos, matiza: por la fragmentación de los partidos políticos -del peronismo en este caso-, un peronista podría tener más competencia en sus propios gobernadores copartidarios que en una figura de la oposición. Por otra parte, "si el Presidente no es peronista, los gobernadores aunque sean del PJ tienen que seguir gobernando, por lo que competirán pero también van a ser socios. No es que Mauricio Macri vaya a tener que buscar una coalición y Scioli ninguna; Scioli no la va a tener tanto más fácil", advierte.
Carlos Gervasoni, también especialista en la cuestión del federalismo, coincide: "No se puede ser tan concluyente con todo esto porque sabemos que siempre el Presidente tiene recursos para condicionar a los gobernadores en términos de incentivos fiscales y tiene varios mecanismos para gobernar; puede tratar de hacerlo por decreto, subir a una parte del PJ al gobierno, aliarse a los gobernadores. Todo depende de que haga el que mueva primero y ese por lo general es siempre el Presidente".
COMPAÑEROS...¿ALIADOS?
Si gana Scioli, para Gervasoni, es esperable que el gobernador bonaerense se recueste en sus pares peronistas por varios motivos. En primer lugar, “porque los necesita electoralmente, ya que son los que controlan la máquina partidaria para movilizar votos y votantes”.
En segundo lugar, porque al no pertenecer al núcleo duro del kirchnerismo y ser una vertiente más pejotista del FpV, “Scioli puede contar con ellos como aliados para enfrentarse con el kirchnerismo”. "Si Scioli quiere reducir el poder del kirchnerismo cuando asuma, va a tener que hacer lo que se llama la reunión de la familia peronista, que es apoyarse más en los gobernadores y de esa manera tener un contrapeso donde descansar para seguir una agenda que no sea la del kirchnerismo, especialmente en el Congreso", coincide Cherny.
Además, un apoyo de parte de los gobernadores le permitiría incorporar personal políticamente muy experto, teniendo en cuenta que el gobernador bonaerense no se caracteriza por ser un armador de equipos propios de fuste.
En la campaña, ese puente hacia los gobernadores ya se vio concretamente reflejado en el discurso de Scioli en varias oportunidades. Al ser consultado por La Nación, el candidato del FpV delineó una lista de posibles integrantes de su eventual gabinete que incluía a cuatro mandatarios provinciales (Jorge Sapag, Sergio Urribarri, Maurice Closs y Paco Pérez), rompiendo con la tradición desfavorable a los gobernadores en la designación de gabinetes presidenciales.
Un estudio de CIPPEC encabezado por Julia Pomares, María Page y Marcelo Leiras, arrojó que del total de los ministros designados desde 1983, el 66% de los que tuvieron un cargo electivo previo a ocupar la cartera ministerial provinieron de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires. Más aún, en los 32 años de democracia hay siete provincias nunca tuvieron un ministro nacional (Formosa, Tierra del Fuego, Entre Ríos, Jujuy, Catamarca, San Juan, Santiago del Estero y Chubut) y varias provincias que tuvieron un solo un ministro en todo el período. "Los ministros se caracterizaron por tener escasa legitimidad política propia, lo que se evidencia en la pequeña proporción de ministros que tuvieron cargos electivos previos y en el peso de los ministros que provienen del distrito del presidente", describe Pomares al ser consultada por el estadista.
Según la directora del Programa de Instituciones Políticas de CIPPEC, los Presidentes se enfrentan ante el dilema de sumar apoyos o mantener el control. "Los que optan por privilegiar el control designan como ministros a colaboradores cercanos que gozan de su confianza personal. Pero otra forma de resolver el dilema es privilegiar la apertura: extender la base de sustento político de los gobiernos", explica y concluye que "frente a ese dilema, los presidentes argentinos tienden a privilegiar el control".
Por eso, para Gervasoni, si Scioli se convierte en el próximo Presidente, "probablemente suceda algo que es sorpresivo que no haya sucedido antes: que un presidente peronista gobierne con el partido muy representado en su gobierno". "En la década kirchnerista y la de los noventa nos acostumbramos a ver presidentes acompañados por un círculo muy cerrado de familiares, colaboradores cercanos y ex ministros de sus administraciones provinciales, pero el mensaje que está enviando Scioli es que podría dejar ese lugar en el Gobierno Nacional para figuras importantes del partido", señala para el estadista.
En ese caso, el candidato del FpV estaría rompiendo con una tradición del peronismo, que -según destacaba Ernesto Calvo en un artículo publicado en 2013 por la revista SAAP-, se caracteriza por "una división de tareas en las cuales, como afirma Gibson (1997), el peronismo utiliza el control de sus instituciones provinciales periféricas para estabilizar a la coalición de gobierno mientras que su coalición metropolitana define el contenido ideológico (o de “policy”) de las distintas administraciones".
¿Y SI GANA MACRI?
En el caso de que el PRO resultara ganador, para Gervasoni, "Macri va a tener que salir a buscar el apoyo de los gobernadores aún mas porque va a tener un escenario complicado que no se vislumbró nunca en Argentina, que es tener un Presidente con una gran debilidad territorial, sin gobernadores ni legisladores propios en cantidad". "Ser un presidente no peronista con gobernadores en su mayoría peronistas no es una ventaja, le tendría que costar un poco más", comparte Cherny.
De todos modos, ninguno ve un escenario similar al de la llamada Liga de gobernadores durante el gobierno de la Alianza. "Hay incentivos para hacer algo parecido pero el Presidente siempre tiene recursos para condicionar a los gobernadores en términos fiscales. Puede tratar de gobernar por decreto, subir a una parte del PJ al gobierno, aliarse a los gobernadores. Todo depende de que haga el que mueva primero y ese es por lo general el Presidente", dice Gervasoni
Además, señala, no está claro quién va a ser el líder del PJ en caso de que Scioli pierda, por lo que va a haber un espacio para que Macri si es Presidente explote las diferencias que va a haber seguramente entre los gobernadores, muchos de los cuales van a querer ser el candidato del PJ en 2019. "Se dice que los partidos políticos hoy son confederaciones de partidos provinciales, especialmente cuando no son gobernadores, y algo de eso le va a pasar seguramente al PJ si el próximo Presidente no es peronista", analiza.
Así todo, "va a depender de la manera en que Macri como Presidente gestione el timing de su agenda política", advierte Cherny. "Va a tener que salir a armar una coalición del mismo modo que la tuvo que crear Néstor Kirchner desde 2003, con una agenda inclusiva, sorprender por ese lado. Ninguno va a poder llegar y hacer un ajuste, porque va a perder lo poco que tiene", dice Cherny.
PRESIDENTE DÉBIL, GOBERNADORES FUERTES
En cualquier caso, lo que anticipan los analistas consultados por el estadista es que la contracara de la necesidad que tendrá el Presidente de aliarse a los mandatarios provinciales será un fortalecimiento de esos gobernadores.
"Los gobernadores perciben cuándo el Presidente los necesita más, y si el ciclo económico no es muy bueno y los necesitan más, vienen los problemas, porque tienen más poder de daño y pueden utilizarlo", remarca Cherny. "Cualquiera que gane que no sea Scioli va a llegar con un respaldo de legisladores y gobernadores muy escaso. Los gobernadores van a ser más poderosos aún si gana Macri porque los van a necesitar más", acuerda Gervasoni y también coincide el analista político Rosendo Fraga. Con excepción de María Eugenia Vidal, de quien dice que se vería debilitada porque el gobierno peronista saliente no facilitaría su gestión, "en cuanto al resto de los gobernadores, puede presumirse que tendrán un rol político mayor", opina. "Scioli ya se muestra como potencial aliado de ellos, aunque por ahora nadie quiere desafiar a Cristina -remarca-. Pero gobernadores y sindicalistas, ya insinúan que tendrán mayor firmeza frente al nuevo gobierno que la asumida frente al kirchnerismo. Un Congreso en el cual nadie tendrá mayoría, les hará más fácil este rol. En un escenario donde será necesario negociar y no imponer como en los últimos años, su influencia será mayor".
De todos modos, el director de Nueva Mayoría no ve que temas como la coparticipación sean resueltos en el próximo período: "El problema no está en la relación entre el Ejecutivo y las provincias, sino en los intereses contrapuestos entre ellas mismas".