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Lousteau prepara su 2015

01 octubre de 2014

(Columna de Facundo Matos)

La estrategia del principal candidato del FAU para suceder a Macri como jefe de Gobierno. Discurso y alianzas.

A pesar de sus cuarenta y tres años, o precisamente por eso, Martín Lousteau se puso un objetivo ambicioso para 2015: suceder a Mauricio Macri como jefe de Gobierno. No lo anunció aún, y no planea hacerlo en el corto plazo, pero ya lo tiene decidido: disputará la interna porteña de FAU y enfrentará al candidato que designe el PRO para la sucesión de su líder, que podría ser su amiga Gabriela Michetti.

Las vueltas de la política lo llevaron de funcionario del gobierno peronista y bonaerense de Felipe Solá a disputar poder en un espacio del panradicalismo porteño. El electorado encuentra en su figura un perfil joven, descontracturado y ajeno a los valores negativos que se atribuyen a “la vieja política”, y Lousteau encuentra en la contienda capitalina su espacio: “Soy un porteño de pura cepa”, suele decir.

De vocación ejecutiva más que legislativa, la vida parlamentaria no lo atrae mucho. No pasa los días en su despacho en Diputados sino en la oficina de su consultora LCG en Palermo y prefiere disputar política en otras arenas, como los medios de comunicación, las redes y las charlas con vecinos. Su creciente visiblidad empieza a volcarse en las encuestas, que ya lo ubican como el segundo candidato con mayor intención de voto. En las PASO de 2013 su boleta obtuvo 243.533 votos (13%) y si las elecciones fueran hoy, lograría al menos el 17% de los votos, según un relevamiento de la consultora Managment & Fit.

Con ese número, no solo se impondría en la interna con sus copartidarios Roy Cortina y Sergio Abrevaya, sino también en primera vuelta ante Daniel Filmus (15%) y el candidato que eventualmente presente el Frente Renovador. Como asegura el consultor Rosendo Fraga, “aunque hoy esté muy por debajo del PRO, es el mejor candidato que puede presentar el FAU para competir por la Jefatura de Gobierno”. Por encima de todos se ubica el candidato del PRO, sea Gabriela Michetti (26%) o Horacio Rodríguez Larreta (24%), aunque para ganar en primera vuelta hace falta más de la mitad de los votos de acuerdo a la Constitución de la CABA.

El camino de Lousteau sería por consolidar su segundo puesto y triunfar en el balotaje, algo que tampoco será fácil teniendo en cuenta que el 47,2% de los encuestados asegura que “nunca votaría” a Lousteau, mientras que el porcentaje baja al 40,6% en el caso de Michetti, según el sondeo de M&F. El oficialismo porteño mantiene buenos márgenes de aprobación y gran parte del electorado K no votaría a FAU ni siquiera para evitar una reelección del PRO.

La primera experiencia de Lousteau en las urnas fue en 2013, cuando presentó su partido (Sumá +) y logró ubicar cuatro legisladores en la Legislatura (Juan Francisco Nosiglia, María Eugenia Estenssoro, Inés Gorbea y Hernán Rossi) y dos nacionales en el Congreso (el propio Lousteau y el de la politóloga Carla Carrizo). Para este nuevo desafío, cuenta con el apoyo de un amplio sector del radicalismo: detrás de su candidatura están el titular del Comité porteño de la UCR, Emiliano Yacobitti, el precandidato presidencial Julio Cobos, el histórico dirigente Enrique Nosiglia, y el dinámico grupo interno Cantera Popular. “Pasamos de estar casi extinguidos en la Ciudad a tener un candidato competitivo y con llegada a los jóvenes”, explica con entusiasmo un dirigente radical.

Su lugar es FAU y lo aclara cada vez que lo consultan por un eventual pase suyo a otro espacio. Sin embargo, no tiene problemas en mostrarse ni hablar con nadie. Intercambia mensajes con Sergio Massa y mantiene una buena relación con Solá y Michetti. Fue tentado por Macri y Massa para que se sumara a sus filas y en las últimas semanas, compartieron paneles de debate con él Diego Santilli, el kirchnerista Camau Espínola y Elisa Carrió, con quien recompuso su relación después de los cruces que tuvieron cuando el economista integraba el Gobierno kirchnerista.

En sus intervenciones en el Congreso y en sus apariciones mediáticas, aparecen constantemente las apelaciones a temas estructurales de la Argentina y nociones como Estado, populismo y democracia. “El populismo es la subordinación del largo plazo al corto plazo”, suele repetir citando a Daniel Larriqueta, uno de sus mentores intelectuales. “Moverse con temas más abstractos forma parte de su posicionamiento como persona formada y lo ubica muchas veces en un perfil ideológico contrapuesto al del PRO, su competidor más serio”, explica el experto en comunicación política Mario Riorda.

Su estrategia de campaña gira en torno a los medios de comunicación, aunque desde hace tiempo intensifica su presencia en las redes sociales y realiza los jueves una serie de encuentros bajo el nombre de Un café con Martín Lousteau, donde intercambia ideas con los vecinos personalmente. En el día a día, apela a un perfil técnico que le permite demostrar capacidad y conocimiento: fue el ministro de Economía más joven de la historia.

“Es economista y tiene oportunidad de hablar desde un discurso técnico con más solvencia que muchos de sus socios políticos, no sólo por su procedencia profesional, sino por haber estado a cargo del ministerio específico”, observa Riorda. El Congreso, a su vez, le ofrece otra oportunidad para mostrarse. Ante cada ley que presenta el FpV, en el Congreso, en los medios o en las redes sociales, marca sus falencias puntuales (cláusulas legales de los bonos en el caso de la ley de pago soberano, comparaciones con otros lugares del mundo en el caso del paquete de leyes comerciales) y presenta una contrapropuesta al proyecto oficialista.

Aunque está en la vereda de enfrente del Gobierno, acompañó ?a diferencia de sus socios de FAU? la comitiva que viajó a Estados Unidos por el conflicto con los fondos buitre y no teme en recordar su breve paso por el Ministerio de Economía y destacar items de la política kirchnerista que considera positivos. Cuestionar al Gobierno Nacional sigue siendo su estrategia principal, por tres razones. En primer lugar, porque su especialidad sigue girando en torno a los problemas de la política económica, pero además porque el electorado porteño vota teniendo más en cuenta las cuestiones nacionales que locales, y la gestión del macrismo todavía conserva un alto nivel de aprobación (53%, según Managment & Fit).

También, agrega Riorda, “en ese objetivo deja abierta la posibilidad de un posicionamiento nacional, tanto para ahora como para futuro”. “No hay que olvidarse que la cantidad de combinaciones electorales que Unen puede tener son muchas, y sus dirigentes más visibles y con potencialidad electoral, pocos”, remarca.

Así todo, cerca del diputado reconocen que para convencer a los porteños debe intensificar sus críticas al macrismo y encontrar los puntos débiles de su gestión porteña (críticas al uso de la publicidad oficial, “el acuerdo con el juego” o la especulación con las reglas electorales), algo a lo que ya se empezó a animar en los últimos días.

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