(Artículo publicado en la edición Nº28)
Mario Das Neves fue, o es, una figura importante en ese proyecto de futuro incierto que es el peronismo federal, por tratarse de un gobernador electoralmente exitoso. Dado que el peronismo disidente busca atraer a sus filas a los jefes territoriales del movimiento, y sólo consigue a los desplazados electorales, como Duhalde, Solá, Puerta, Romero o Busti, perdedores de la jefatura de sus propios distritos.
Das Neves era una prueba de que el experimento podía captar a los ganadores de hoy. Abusando del recurso metafórico, podríamos decir que él y Rodríguez Saá eran las únicas damas del baile. Los puntanos son un caso extraño dentro de la historia reciente del peronismo, siempre en contra de sus corrientes internas principales
?dice Jorge Asís que los hermanos Rodríguez Saá son los presidentes del Estado
Libre Asociado de San Luis?.
Mientras tanto, Mario Das Neves también terminó ubicado en una situación similar, aunque eso no estaba en sus planes. Es un audaz que arrancó con un buen diagnóstico inicial, pero siguió adelante inspirado en un análisis político equivocado.
El PF al que terminó asociado Das Neves es un foro político sin organización, figura
jurídica, ni liderazgo, articulado a partir de un bloque en la Cámara de Diputados, que
nació en 2009 como respuesta a diferentes situaciones.
Por un lado, el más necesario y emocional, fue un lugar para todos los dirigentes
justicialistas que, por motivos ideológicos o de otro tipo, estaban distanciados del
kirchnerismo desde sus inicios. Muchos de ellos fueron destacados políticos en tiempos de Menem y Duhalde, ellos mismos incluidos, que no se adaptaron a los nuevos tiempos.
Porque si bien es cierto que el kirchnerismo recicló a muchos dirigentes de aquellas
etapas, cosa que los “progres” le imputan reiteradamente, también lo es que dejó a muchos conspicuos afuera. Pero, más concretamente, el PF nació para adaptarse a un contexto determinado. Había que aprovechar la coyuntura crítica de la crisis del campo para crear una nueva identidad peronista en condiciones de pelear con
Kirchner por el liderazgo partidario.
Adoptó el nombre de Federal cuando legisladores de diferentes provincias, en nombre del federalismo y los intereses económicos de sus distritos, se separaban del FpV para oponerse a la suba de las retenciones: así nacieron los bloques Santa Fe Federal, Córdoba Federal y Salta Federal en el Senado. Y, también, había que hacer algo frente al lanzamiento del Acuerdo Cívico y Social y el protagonismo que estaba adquiriendo, y al plan Kirchner de “alambrar” el justicialismo tras el revés electoral de ese año.
Todo lleva a querer formar un polo alternativo, de formato semipartidario, al oficialismo. El origen del proyecto de Das Neves fue diferente. El gobernador chubutense, al frente de una provincia que experimentó un gran crecimiento, fue reelecto con el 77% de los votos en 2007. Más cercano y conocedor de Kirchner que sus pares, fue tal vez el primero en ver tres errores que estaba cometiendo el ex Presidente al inicio del segundo mandato K.
El primero de ellos fue la Concertación Plural: Das Neves siempre creyó que la
fórmula tenía que ser 100% peronista, y que Cobos no era de fiar; sorprendió, en plena luna de miel cristinista, con un pedido público de renuncia al vicepresidente, que luego extendió también a Alberto Fernández, entonces jefe de Gabinete.
Otras dos circunstancias K, que él interpretó tempranamente, incentivaron el deseo
de Das Neves de dar un salto al plano nacional. Uno, fue la sobreexposición física de
Kirchner, una historia cuyo desenlace conocemos; el otro, la crisis de gobernabilidad que vivió Santa Cruz a partir de la renuncia del gobernador Sergio Acevedo en 2006 y la saga posterior.
Con información privilegiada y sensibilidad de mandatario patagónico, Das Neves, que llegó a recibir de Kirchner un pedido de ayuda para apaciguar las aguas santacruceñas, atribuyó una gran importancia a todo este proceso, y creyó ver allí un principio del fin del liderazgo K. Cabe destacar, sin embargo, que Das Neves entonces no se imaginaba en la vereda de enfrente del kirchnerismo. Le gustaba hablar de poskirchnerismo, pero no en el sentido anti K que el término adquiriría después.
El quería darse a conocer a nivel nacional como un oficialista con la suficiente autonomía como para expresar diferencias y cultivar una personalidad política propia. Y, sobre todo, defender la peronicidad del proyecto frente al aterrizaje de radicales K, transversales y progresistas. Creía en una síntesis duhaldista-kirchnerista y se imaginaba rodeado de muchos de los intelectuales y tecnócratas nac & pop que revistaron en el período 2002 ? 2007; trabajador y persistente, pensaba que avanzar paso a paso hasta convertirse en un dirigente nacional, y ser un candidato de unidad peronista que podía ser respaldado por el mismo Néstor Kirchner en 2011.
Este análisis lúcido y bien informado del gobernador que mejor conocía a Kirchner, que lo llamaba por un apodo personal de círculo íntimo ?que no es ni Flaco, ni Lupo-, se chocó con el tsunami de la 125, la guerra con Clarín y la ruptura con Cobos. Lo que él había imaginado, ya no existía. En los inicios del conflicto, Das Neves desplegó una acción mediática que no tuvo ninguna recepción: su discurso de oficialismo con crítica moderada no tenía lugar en la polarización.
En ese momento, desorientado, Das Neves realizó nuevas alianzas en Buenos Aires
que lo convencieron de profundizar su despegue, como único camino para sostener su
proyecto presidencial. Fue como un salto al vacío, ya que los fundamentos de su plan original ?la producción de una nueva síntesis peronista? se perdían si se enfrentaba al gobierno peronista existente.
La recuperación económica y de la gestión, los errores de la oposición, el reagrupamiento del peronismo y el fallecimiento de Néstor Kirchner continuaron
el proceso. Y así fue como Mario Das Neves pasó de la audacia a navegar contra la
corriente, como el salmón.