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"No hay grandes diferencias con el escenario de 2015"

Vidal-2015
Vidal-2015
14 noviembre de 2016

(Por Facundo Matos Peychaux)

A poco más de un año de las elecciones presidenciales en las que Mauricio Macri conseguía entrar en el primer balotaje presidencial de la historia argentina, que luego lo llevaría a la Presidencia, Sergio Morresi, uno de los autores de Mundo PRO, analiza ?en diálogo con el estadista? los cambios que operaron en el mapa político desde entonces, los casi doce meses de gobierno de Macri y los principales desafíos de Cambiemos y de la oposición de cara al futuro. "Cambiemos todavía está conformándose. Ahora las energías estarán colocadas en mantenerse unidos y fortalecerse de cara a las elecciones de 2017, lo que probablemente implique desplegar una agenda más enérgica", proyecta.

Se cumplió recientemente un año de las elecciones presidenciales que pusieron a Macri a las puertas de la Presidencia. ¿Qué cambió desde entonces en el mapa político y en la opinión pública?

Los mapas políticos cambian con mayor lentitud de lo que suele pensarse. A pesar de los vaivenes y reposicionamientos de ciertos líderes, y de las oscilaciones en la opinión pública ?que se reflejan en las encuestas sobre imagen positiva y negativa de algunas figuras? no parece haber grandes diferencias con respecto al escenario de finales de 2015. El amplio arco peronista sigue dividido ?aunque ahora parece un poco más fragmentado, porque algunos sectores que formaban parte del núcleo kirchnerista se han alejado? mientras que el no peronista, que es mayoritario en el oficialismo, se mantiene unido.

Cuando Cambiemos ganó esas elecciones, surgieron incógnitas, desafíos y algunas seguridades que, sin embargo, no parecen haberse dado todas como se esperaban. ¿Fueron más las sorpresas o las ratificaciones de esas proyecciones?

Las elucubraciones previas a la toma de posesión fueron variadas. Ciertos sectores del Frente para la Victoria (FpV) habían calculado que podrían resistir los cambios a través del Congreso o de la presencia de sus cuadros políticos en la burocracia estatal. Eso obviamente no sucedió, en parte por la fragmentación del peronismo (incluso de esa parte del peronismo que hasta 2015 se había encolumnado tras la candidatura de Daniel Scioli), en parte por la capacidad de cooptación del Estado nacional, que supo negociar con los bloques legislativos desprendidos del FpV, con los gobernadores e incluso con intendentes de la oposición, y en parte por cuestiones coyunturales. En todo caso, lo cierto es que el gobierno de Macri pudo llevar adelante buena parte de su agenda con mucha mayor facilidad de la que había sido prevista. De forma paralela, varias de las medidas impulsadas por el Gobierno se vieron dificultadas por la oposición social a las mismas, que se manifestó con más celeridad y con más fuerza de lo que se había previsto. Así las manifestaciones públicas y el eco de las mismas en los medios de comunicación y la opinión pública pusieron frenos a distintas iniciativas, con el caso de los aumentos de las tarifas eléctricas como el más llamativo.

¿Cómo caracterizaría al gobierno de Macri en base a este casi año de gestión?

Como un gobierno de centro-derecha que está aprendiendo a convivir con las limitaciones que se desprenden de las múltiples demandas de una sociedad compleja, desigual y fragmentada y de las varias divergencias internas que atraviesan al oficialismo.

¿Hubo más continuidad o cambio respecto del gobierno saliente?

Es difícil responder eso y depende mucho de cuál sea el aspecto de la política donde se pone el acento. La continuidad puede notarse, por ejemplo, en el mantenimiento ?e incluso en la ampliación? de ciertas políticas sociales, como la Asignación Universal por Hijo (AUH), que son consideradas como necesarias en el actual contexto. Por otro lado, y pese a la importancia de los valores republicanos para la imagen del partido PRO, también hay una cierta continuidad en las prácticas discrecionales del Poder Ejecutivo. Mientras tanto, en lo que respecta a los cambios, son más visibles en el área internacional, donde se avanzó rápidamente hacia un cambio en el marco de alianzas tanto en sentido político como comercial; en la economía, donde abundaron las medidas que perjudican de forma directa o indirecta a los trabajadores, sobre todo a los del sector informal; y en distintas áreas en las que se discontinuaron políticas públicas asociadas al campo progresista.

¿Cuáles son los principales desafíos de Cambiemos en el corto y mediano plazo?

Cambiemos todavía está conformándose. El triunfo de la coalición electoral no implicó pasar de modo directo a una coalición de gobierno clara y eso redundó en el surgimiento periódico de pequeñas crisis internas. Entiendo que ahora las energías estarán colocadas en mantenerse unidos y fortalecerse de cara a las elecciones de 2017, lo que probablemente implique desplegar una agenda más enérgica, que incluirá el aceleramiento de obras públicas que habían sido demoradas. Por otra parte, también creo que se profundizará la estrategia del PRO de buscar captar una parte del electorado ?y de los dirigentes? cercanos al peronismo. Esto le aseguraría un mayor caudal electoral propio y una mayor autonomía con respecto a sus aliados. Hay que recordar que la candidatura de Macri en las PASO no llegó siquiera al 30% de los sufragios. De no mediar acuerdos previos ?como el que se insinuó con la puesta en marcha del Plan Belgrano? esto podría traer algunas complicaciones a nivel interno.

Mientras tanto, empiezan a perfilarse ?tanto en el oficialismo como en la oposición? algunos indicios de estrategias, alianzas y discursos frente a las próximas elecciones.

Como decía recién, PRO está intentando tener una mayor penetración en el electorado tradicionalmente peronista y aunque esto se ve con mayor claridad en la provincia de Buenos Aires, puede notarse también en otros puntos del país. En el despliegue de esta estrategia el mantenimiento de ciertas políticas sociales resulta clave, aunque no está claro si es suficiente. De todos modos, en tanto el peronismo siga fracturado (entre un FpV kirchnerista, el PJ y el Frente Renovador), las chances de triunfo de Cambiemos distan de ser bajas. En lo que respecta a la oposición, a pesar de los múltiples gestos de acercamiento de los distintos sectores en los que hoy se divide el peronismo, habría que subrayar que las elecciones legislativas no son un aliciente muy fuerte para un reagrupamiento rápido. Más bien al contrario, parece lógico esperar que los distintos sectores identificados con el peronismo pulseen entre sí para dejar en claro cuál resulta hegemónico de cara a las presidenciales de 2019.

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