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05 julio de 2018

En el fútbol, y en la comunicación política, pasa lo mismo: si el otro no siente que lo entendés no hay conexión posible

Por Jorge Imhof Co-Fundador y Director de I Latina*

Batistuta es ídolo de la Selección. El Cholo Simeone es ídolo de la Selección. Caniggia y el Pupi Zanetti también. Ninguno ganó un Mundial con la celeste y blanca, pero están y estarán en el corazón de los argentinos.

El problema de esta Selección no eran solo los resultados, que tapan o dejan a la vista (así se escribe la Historia). El problema iba más allá y es que, hasta hoy, no había podido conectar bien con su gente.

Un spot mundialista de una reconocida cerveza plantea el tema “Hagamos Un Nuevo Contrato”, pero esta Selección no había hecho su parte.

Hasta el martes pasado, no había podido conectar con el sentir de la gente, nunca pudo interpretarla, sentir como siente ella y, en consecuencia, la gente nunca había podido sentirse representada.

La hinchada gritaba el “ohohoho” del himno con lágrimas en los ojos desde las tribunas, incluso algunos desde sus casas mientras los jugadores, fríos, apenas movían sus labios. Algunos. Dos líneas paralelas que no se tocaron hasta ahora.

No es el himno. No se trata de eso. Se trata de sentir que el otro entiende lo que sentís.

Y el martes con Nigeria pasó eso: sentimos que dieron todo y que ellos lloraron con su gente desde el campo de juego.

Lo mismo ocurre en comunicación política. Si el otro no siente que lo entendés y que podés sentir lo que siente no hay conexión y no hay posibilidad de entablar una relación o vínculo que nos permita influir en él, de manera de confirmar o modificar conductas.

Pero cuando eso se da, caen las resistencias, los prejuicios y preconceptos y podés comenzar a conversar y compartir sentimientos, emociones, valores y proyecciones.

Cuando eso se da, el otro se pone tu camiseta, se construye una relación, un vínculo emocional que perdura y que en muchos casos hasta justifica.

Por eso seguimos queriendo a Batistuta o al Cholo, porque sentimos que sintieron dentro de la cancha lo que sentíamos nosotros afuera, que dieron todo como lo“ dimos nosotros”.

El martes pasó eso.

En política, como en el fútbol, pareciera que esa conexión emocional no se da y que los resultados se siguen haciendo esperar.

A diferencia del fútbol, parece también que una porción mayoritaria de los argentinos no quiere volver al pasado, pero no se visualizan claramente opciones de futuro.

Quedan 16 meses de eliminatorias y en este contexto todos se animan y muchos levantan la mano.

Los que quieran clasificar, de un lado y de otro, tendrán que entrenar duro, alcanzar su mejor estado y hacer los deberes, pero fundamentalmente entender y sentir lo que está sintiendo la gente, y que ésta lo perciba.

Ojalá sea ahora, ojalá podamos los argentinos vivir mejores momentos, sentir que sienten y entienden lo que sentimos, sentirnos representados, alcanzar los resultados que tanto necesitamos, sentir que un futuro mejor es posible y cantar el “ohohoho” todos juntos y orgullosos.

*Ganador del premio ALACOP 2016/2017, Napolitan Victory Award y Reed Latino 2017

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