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Pedro del Piero: “La PBA es el paradigma del desequilibrio demográfico”

22 febrero de 2012

El presidente de la Fundación Metropolitana, Pedro del Piero, habló con el estadista sobre el estado actual de la provincia de Buenos Aires y los desafíos que supone un acercamiento común a las problemáticas porteñas y bonaerenses.

Usted ha empleado varias veces el concepto de La Gran Buenos Aires para referirse a la cuestión metropolitana. ¿Cuáles son los desafíos que supone encarar la región desde esa óptica?

La Gran Buenos Aires es la denominación que dimos en la Fundación Metropolitana

al aglomerado urbano Buenos Aires y su borde periurbano, es decir al espacio que va desde los ríos de la Plata y Paraná hasta la ruta provincial número seis, donde viven casi quince millones de habitantes. Cuando se piensa esta realidad, lo primero que aparece son grandes problemas de escala metropolitana como la inseguridad, el caótico desplazamiento de personas y mercaderías, la costa y las cuencas con altos grados de contaminación, la conflictiva escasez de suelo y el desorden de su ocupación, el deficitario sistema de gestión de los residuos y la prácticamente ausente coordinación de los servicios de salud, entre otros. El gran desafío es generar cooperación, que haya un tratamiento conjunto y coordinado. Nuestro sistema político institucional dispone como niveles de gobierno autoridades federales, provinciales y municipales, sin posibilidad de tener un gobierno metropolitano con facultades de dictar normas o administrar recursos públicos con ese alcance. En consecuencia no hay quien pueda ejecutar planes de gobierno ni tampoco podemos tener poder de policía de carácter metropolitano y resolución de conflictos en consecuencia. Ello significa que el camino posible, mientras tengamos esta organización institucional, es la cooperación con el propósito de lograr gobernabilidad ante la falta de un gobierno, con mayúscula. Existen experiencias de dispositivos de cooperación, como el caso del Mercado Central, la CEAMSE o la ACUMARque, aunque con dispares resultados, muestran que hay caminos a recorrer. Eso sí, hay que tener mucha voluntad política para ponerlos en marcha y hacerlos funcionar adecuadamente con plena convicción de que son verdaderas políticas de Estado.

¿En qué estado, y cómo caracteriza al trabajo conjunto entre las tres jurisdicciones con competencia en las áreas Nación, provincia y ciudad)?

Cuesta mucho lograr trabajo conjunto y que haya cooperación interjurisdiccional. Si

bien día a día es creciente la conciencia en muchos funcionarios que los problemas metropolitanos se arreglan entre todos o no los arregla nadie, cuesta llevarlo a la práctica. La criticidad de la agenda metropolitana y la demanda que la misma provoca, hace que se vayan tomando cartas en el asunto pero con más lentitud que la deseada. Hay situaciones que tienen décadas de diagnosticadas y muchísimas propuestas, a pesar de lo cual las soluciones siguen pendientes. Un caso extremo es el de la basura, con un sistema caduco que transita su cuarta década de vigencia porque es de 1978, y que no se hace cargo de componentes básicos de un verdadero sistema integral de gestión de residuos sólidos urbanos: la generación, la minimización y la recuperación.

En la provincia el crecimiento demográfico ha hecho que varios municipios se hayan convertido en enormes aglomeraciones, pero a la vez con demandas crecientes de la ciudadanía. ¿Cómo ve este panorama?

Buenos Aires es un verdadero paradigma del desequilibrio demográfico porque en el

1,2% de la superficie de la provincia, habita el 63% de su población. Hablamos del GBA, parte sustantiva de nuestra metrópolis Buenos Aires. En su interior tenemos varios municipios con más población que muchas provincias. De las diez ciudades más pobladas de la Argentina cinco pertenecen al área metropolitana, encabezadas por la CABA. La siguen La Matanza, La Plata, Almirante Brown y Quilmes. Es un escenario donde, sin lugar a dudas, está en crisis el sistema de organización político institucional de nuestra Nación, con distorsiones de competencias, jurisdicción y fiscalidad que son necesarias encarar a muy breve plazo y muy probablemente con reformas constitucionales.

En esa línea, se han erigido nuevos liderazgos políticos, con dirigentes que ganan las elecciones con más votos que algunos gobernadores, y que resuelven sus problemas tanto (o más) con la Casa Rosada que con La Plata. ¿C ómo influye esto en el panorama político bonaerense?

En nuestro criterio varias gestiones municipales del GBA son un verdadero ejemplo

de pelearla como gato entre la leña, usando un dicho popular. Muestran virtudes de cooperación interjurisdiccional muy interesantes, que responden a la fina sensibilidad que los caracteriza respecto a las necesidades de la gente. Están cerca y se ocupan. Escuchan y responden. Es el principio básico de la gestión local, acá y en todo el mundo. A partir de allí van a buscar los apoyos donde y con quien los brinde ya que, además, tienen clara conciencia de las urgencias que portan las demandas. Finalmente, el panorama político termina siendo el resultado de esta dinámica que en mi criterio conforma el cable a tierra de las políticas provinciales y nacionales de cada momento.

(De la edición impresa. Forma parte de un informe más amplio sobre la provincia de Buenos Aires)

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