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Presidencialismo de coalición: ¿lo que viene?

MFK
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08 junio de 2021

Por Juan Yannuzzi

En diciembre se cumplirán los primero dos años de gobierno del Frente de Todos, y se terminará el año con un Congreso renovado. Con esta nueva y aparentemente estable experiencia, Argentina apunta a consolidarse como un presidencialismo de coalición.

El reparto de los cargos y las decisiones entre distintas fuerzas políticas caracteriza a las coaliciones de gobierno. En los presidencialismos, la figura del Jefe de Estado debe moderar entre los distintos actores que respaldaron su candidatura en pos de consolidar y mantener su gobernabilidad. Mientras más heterogénea ideológicamente es la coalición, mayor es el desafió del líder del gobierno de concertar entre las distintas opiniones.

El Estadista habló con Facundo Cruz, politólogo y autor de “Socios pero no tanto. Partidos y coaliciones en la Argentina. 2003-2015” quien clasifica al país como un presidencialismo de coalición aunque afirma que “eso no implica considerar al sistema político como tal, si a la dinámica política diaria. Al describirlos como aquellos en donde los presidentes electos necesitan obtener apoyos de distintos y variados actores políticos partidarios, tanto para ganar como después para tomar decisiones e implementar un plan de gobierno (y alcanzar los consensos) entonces sin duda Argentina entra dentro de la clasificación. Esto se manifiesta en gran medida desde la Alianza en adelante y se incrementó luego del 2001. El estallido de los partidos tradicionales post crisis produjo que las diferencias internas de las fuerzas políticas, que existieron desde su nacimiento, se traduzcan en fracciones partidarias.”

Las coaliciones electorales son una manera de alcanzar la presidencia; pero los métodos de funcionamiento, en cuanto a sus dinámicas internas una vez en el poder, pueden ser muy variados. De esta forma se puede pensar en la calidad de una coalición en la medida en que ella sea eficaz y efectivo. “Tanto Macri como Fernández, tuvieron que buscar consensos y apoyos de sus aliados en el gobierno. Tal vez podemos ver en Macri un proceso de toma de decisiones y un liderazgo mucho más centralizado que el de Alberto. Macri estaba por encima de sus iguales en Cambiemos, mientras que Alberto es par inter pares. Se puede hablar de una alianza de tres patas, donde estarían Alberto, Cristina y Massa, con todo lo que irradia de ellos para abajo. En cuanto a la necesidad de ceder, a la que te obliga la coalición, Macri cedió menos en esos procesos de consulta, relegando más a la UCR, su principal socio” remarcó Cruz.

Sobre las variables para la evaluación de las coaliciones el politólogo explicó que “la calidad de estas se puede evaluar según su efectividad y su eficacia. Con respecto a esta última variable, el gobierno de Cambiemos ha sido más resolutivo, es decir, pudo tomar cursos de acción más rápido que la coalición actual. Esta comparación debe ser tomada con pinzas, dado que para el gobierno de Macri tenemos cuatro años de experiencia para analizar, mientras que Alberto Fernández no llega a los dos años de gobierno. En este sentido, puede que luego de las próximas elecciones legislativas esta característica del gobierno cambie.”

En cuanto al futuro de la política nacional, Facundo Cruz cree que “el presidencialismo de coalición llegó para quedarse. El régimen electoral en Argentina tiene los incentivos para que sea fácil crear partidos y al mismo tiempo la dinámica política lleva a que se formen alianzas para competir. Después de la fracasada experiencia de la Alianza se ha demostrado que las coaliciones de gobierno pueden funcionar (Frente para la Victoria, Cambiemos y Frente de Todos). En la actualidad, las coaliciones no solo terminan sus mandatos unidas, sino que también se amplían. En la medida que se mantengan las reglas electorales actuales y mientras la disputa política tenga este esquema bipolar, creo que va a seguir funcionando el presidencialismo Argentino como uno de coalición. Una vez que los partidos se rompen en distintas expresiones es difícil que se vuelvan a unir en un único partido; a los dirigentes políticos les resulta más redituable mantener su propio espacio y acordar con otros el reparto del poder que logran conseguir como frente. Si bien no estoy seguro de que Argentina se mantenga como un bicoalicionísmo, hoy es redituable para los actores mantener este esquema. Pero de la misma manera que se rompieron los partidos se pueden romper las coaliciones. La dinámica bipolar mañana puede ser tripolar

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