(Artículo publicado en la edición Nº32)
Demostró tener “incidencia nacional”.
Fue sólo una elección primaria y sin embargo el proceso electoral de Santa Fe generó una serie de efectos políticos ?más allá de la coyuntura? que son interesantes considerar por su repercusión en el comportamiento político nacional. Algunos de los más destacables desde mi punto de vista son:
Los liderazgos locales pueden verse alterados y condicionados por el orden nacional, pero normalmente tienen valoraciones independientesdel arrastre de la esfera nacional, especialmente cuando tienen buena valoración ciudadana. Lo provincial o local sigue conservando una buena dosis de autonomía electoral.
En esas circunstancias, el eco de lo nacional puede generar ?más que arrastre, “climas psicológicos favorables”?. Los candidatos del Frente Santa Fe para Todos sumaron más votos en su performance por partido, que la totalidad de los votos obtenidos por el Frente Progresista. Ese dato en una provincia que fuera uno de los centros de la protesta en contra de la Resolución 125, es enorme.
Santa Fe ha dado un paso decisivo en pos de afianzar la boleta única como instrumento que minimiza levemente el efecto clientelar en desmedro de los partidos que carecen de estructuras. Es un paso hacia la tan declamada calidad institucional que muchas provincias deberían imitar, y otras ?simplemente? imitar bien, tal el caso de Córdoba.
Que por más avances en cuestiones de reforma política electoral, especialmente en procesos de democracia interna de los partidos ?como son las primarias?, el peso de las estructuras sigue siendo un valor inestimable para llegar al éxito en estos procesos. Los “gladiadores de base”, al decir de Robert Putnam, constituyen una masa militante más que significativa en estas instancias. Rubén Giustiniani y Rafael Bielsa evidenciaron esto y sus performances disminuyeron.
La territorialidad afianza y proyecta las candidaturas de todo tipo, en especial las de Presidente. Hermes Binner ?potencialmente? ha sacado patente de presidenciable y ello es difícil de cuestionar, independientemente de su trayectoria futura de alianzas. Aun así, se trató solo de la primaria, no de la general y todavía falta revalidar ese título para este precandidato.
Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias han generado una gimnasia de comunicación política con alta visibilidad, muy rayana con el hastío y la saturación visual por la proliferación publicitaria. Mucho de la campaña fue más bien una batalla estética antes que programática, que no modificaron mucho algunas tendencias iniciales. La vieja tesis de que “la mitad del dinero invertido en publicidad es dinero que se va a la basura, pero como nadie sabe cuál mitad, la publicidad continúa” se hizo presente en las grandes ciudades santafesinas.
Ganar una primaria de ninguna manera garantiza ganar una elección general. Agustín Rossi es el triunfador de la elección, aún con un inicio electoral con alta negatividad en su imagen personal. Ello, en elecciones con multiplicidad de candidatos, no es grave en absoluto. Pero sí será su talón de Aquiles para la elección general, especialmente si no logra seducir mucho del voto peronista no K, especialmente el obtenido por Omar Perotti en una notable campaña.
Lo anterior también enseña que un proceso electoral que se inicia con primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, es un largo recorrido que exige gran coherencia discursiva y alta intensidad durante un mediano plazo. La necesidad de altos patrones de profesionalismo es muy fuerte, así como desgastante y costosa.
Un capítulo aparte fue la elección de Miguel Del Sel que afirma que los outsiders, pegados a alguna estructura partidaria, tienen mayores posibilidades de realizar desempeños electorales más que dignos, y en algunos casos altamente competitivos.
Por todo ello es que, aun tratándose de una lectura extraída de una primaria, Santa Fe confirma su rol de provincia importante en el concierto nacional, especialmente por los efectos políticos que ella produce. Ello se llama incidencia y Santa Fe incide.