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Scioli S.A.

05 septiembre de 2014

(Columna de Sebastián Iñurrieta)

Los hermanos menores del gobernador van perfilando su incursión electoral para hacer su aporte a La Ola Naranja en 2015

No se pierda esta oportunidad. Un 3x1 electoral. Lleve tres Scioli al precio de uno. Y si llama dentro de los próximos doce meses, le regalamos una Karina Rabolini candidata. Promoción con obligación de voto. Válida hasta las PASO de 2015. Toda una ganga.

A falta de una, el apellido del gobernador bonaerense podría triplicarse en las futuras boletas. Al descontado Daniel y sus aspiraciones presidenciales podrían llegar a acompañarlos en la contienda sus hermanos menores: José, “Pepe”, que ya acarrea dos fallidas experiencias en la materia durante su paso por el denarvaísmo y Nicolás, en lo que sería su debut en las urnas. Desde sus puestos institucionales, ambos ya forman parte del andamiaje oficial de campaña subterránea, con la gestión como excusa y escudo ante las críticas opositoras, con un indisimulado y costoso marketing para llevar La Ola Naranja fuera de las fronteras de la provincia.

Más allá del derecho de sangre, en parte se han ganado un eventual puesto en las listas. Desde que Scioli accedió al pedido de Santiago Montoya, presidente del Grupo Provincia, una entidad convertida en un virtual banco de suplentes de candidaturas naranjas, para lanzarse como su sucesor, el gobernador puso a su hermano Nicolás a secundar físicamente al ex sabueso de ARBA. Hasta entonces, el más chico de clan recorría el país pensando en 2015 con el Provincia Leasing, financiando maquinarias para empresas o municipios. Y, apuntando al electorado juvenil, el sector más inmune al optimismo sciolista según los sondeos, organizó el concurso musical Rockea BA, llevando festivales fuera de las fronteras bonaerenses y llegando a quince provincias. El reclamo opositor por promocionar eventos fuera de su distrito no tardó en llegar. Oferta por única vez.

A medida que se diluyen las chances del cordobés Montoya de llegar a una precandidatura a mandatario bonaerense, el ex motonauta le encargó una nueva tarea a Nicolás, una muy importante. “Está militando en Tigre con la idea de convertirse en el referente sciolista en el distrito. La candidatura después se verá”, explican en La Plata. El hermano menor es la punta de lanza de la avanzada naranja en distritos renovadores, acéfalos de actuales jefes distritales kirchneristas porque pegaron el salto en garrocha. Justo en el ground zero del impacto legislativo de 2013: la cuna territorial de su líder Sergio Massa. A él se suman otros autopostulados precandidatos sciolistas como el ex futbolista Carlos “Chino” Tapia en el San Miguel de Joaquín De la Torre. Para coronar la bendición, el propio Daniel llevó a Nicolás en su último paso por Tigre. Ambos inauguraron la guardia de un hospital de General Pacheco.

Hay reposición de stock. “Pepe” Scioli espera que la tercera sea la vencida. No logró ingresar a la Cámara Alta del Congreso en 2011 con UDESO, con polémica judicial que casi lo deja afuera de la carrera por no contar con dos años de residencia en el territorio bonaerense, y el año pasado quedó cuarto en la quinta sección electoral como senador provincial del denarvaísmo.

Su nueva postulación está descontada en los despachos platenses ahora que regresó al redil de su hermano, luego de pegar el portazo de la Secretaría General de la Gobernación al rechazar las postulaciones testimoniales inventadas por Néstor Kirchner. Un dato no menor: es el único de los Scioli con domicilio porteño. La Ola Naranja tiene aspiraciones en conquistar la Capital de la mano de Gustavo Marangoni, presidente del Banco Provincia, o reponiendo en la jefatura de Gobierno a Jorge Telerman, importado como titular del Instituto Cultural provincial. Como si fuera poco, por tiempo ilimitado, hay un bonus.

El combo Scioli tiene la posibilidad de expandirse aún más en las papeletas: en cada previa eleccionaria su esposa Karina Rabolini es número puesto en la rumorología de las postulaciones bonaerenses, siempre favorecida a la altura de su marido por buenos algoritmos en las encuestas de opinión.

Como presidenta de la Fundación Banco Provincia (inagotable cantera de ofertas eleccionarias) suele allanar el terreno con actos solidarios para los desembarcos del ex motonauta. Como en la reciente visita del mandatario a Misiones. La ex modelo llegó antes para compartir actividades con el anfitrión Maurice Closs y se fue después. Ella estuvo tres días y él menos de veinticuatro horas. Rabolini no es una mera figura decorativa para edulcorar la imagen de un inflexible Scioli: a principios de año reunió a cuatrocientas esposas de gerentes de la entidad bancaria en Mar del Plata y las invitó a convertirse en embajadoras de la entidad para recorrer los barrios de sus ciudades para detectar necesidades. Cualquier parecido con las históricas manzaneras no es pura coincidencia. Al día de hoy, cerca del ex motonauta se cansan de negar que él impulse la candidatura de Karina. Es más: desestiman que ella tenga aspiraciones reales de seguir sus pasos. Pero, como Evita, la ex modelo ya ha renunciado a los cargos pero no a los honores.

En las legislativas del año pasado, hasta el día antes de la presentación de candidatos, estuvo muy cerca de quedar estampada en una boleta. Con el sciolismo discriminado por la Casa Rosada, en el bosquejo de la fallida lista a diputados nacionales que puntearon Massa y el gobernador, Rabolini secundaba al líder renovador. El final es historia conocida: el acuerdo implosionó antes de ser oficializado, dejando un Scioli atando su futuro a la Rosada y al ex jefe de Gabinete cristinista devenido en su principal contrincante en la carrera presidencial. Ironías de la política. Esto queda afuera del infocomercial sciolista.

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