(Entrevista a Carlos Strasser, publciada en la edición Nº30)
Profesor emérito de Flacso e investigador superior del Conicet, el politólogo Carlos Strasser muestra un amplio recorrido en la investigación y en los principales centros de referencia de la academia argentina. En diálogo con el estadista, el autor de varios ensayos y libros sobre la teoría del Estado y la democracia, se refirió al escenario actual y al momento político del país.
-Mucho se habla en la oposición de la necesidad de acordar para octubre, ¿qué tipos de acuerdo piensa usted que es más conveniente?
Me parece que va bajando la polvareda que hubo todos estos meses en torno a la candidatura de Cristina Fernández. Hace tiempo que se veía un horizonte de que finalmente iba a ser entre la Presidenta y Alfonsín la disputa, y todo parece indicar
que así será. Algunas candidaturas era obvio que se fueran cayendo naturalmente,
era una cuestión de tiempo, e iban a ir quedando las que realmente tiene viabilidad.
Tenía que depurarse el escenario. Y hay varios opositores a los que no les va a quedar
otro camino que plegarse a un acuerdo. Pero yo no sé si a la oposición le va a ir tan
mal electoralmente como se cree hoy. Porque el Gobierno también tiene sus propias tensiones internas.
-¿Entonces cómo puede acercarse la oposición?
Veo tres posibilidades. Todos los economistas dicen que no hay problemas a la vista desde lo macroeconómico, que van a seguir la bonanza y los buenos precios para los productos que exporta el país. Pero pueda aparecer algún turning point, hechos que aparecen de vez en cuando, que nadie puede prever y que cambian la situación. También depende de las torpezas que puede llegar a cometer el Gobierno y de las habilidades de la oposición para armar alianzas que tienen que ser más fuertes que las hechas hasta ahora. Lo que sí está claro es que una Unión Democrática no va.
-¿Eso lo ve independiente de la posibilidad de una victoria K en primera vuelta?
Yo hoy veo segunda vuelta. No creo que llegue al 45, ni a 40 con 10 de diferencia. Faltan unos meses muy importantes y el panorama para la oposición irá mejorando. Lo mejor en esa línea es, me parece, un acuerdo amplio. Respetando ciertas identidades, pero grande. Porque además creo que lo mejor del kirchnerismo ya pasó. Hace rato vimos lo mejor que tenía para dar el oficialismo.
-¿Y cómo ve las tensiones dentro del oficialismo?
Hay mucho debate sobre si es peronismo, progresismo? Creo que tiene un fuerte sesgo peronista y lo demuestra en la forma en que ejerce el poder. Tiene más apego a la acción que a las instituciones. Es un peronismo con un color como el que le dio Menem a lo suyo. El peronismo siempre ha sido una mezcla de cosas, en los que el platillo se inclina, depende el momento, para algún lado. El kirchnerismo quiso ser una variante superadora del peronismo por izquierda, no anduvo y tuvo que volver con los intendentes.
-¿Y a los partidos en general?
El Siglo XXI no será el siglo de los partidos políticos. Lo fueron en el XIX y el XX pero
eso se terminó. Ahora son instrumentos electorales y tendrán que seguir siéndolo
pero tienen muchos reemplazos, desde los medios hasta Internet. Tendrá que seguir
habiendo partidos como espacio de organizar candidaturas pero terminarán cumpliendo pocas de las funciones para las que fueron pensados. Guardarán el monopolio de la representación política, pero no van a ser los de antes. Es que la cosa ideológica en general está muy apagada.
-¿Y por qué tantos candidatos apelan a términos como “la derecha”, “el falso progresismo”, a la hora de las campañas?
Es que no podrían enunciar otro discurso, otra manera de legitimarse. Tiene mucho de
ideológico, pero la ideología ya no mueve muchedumbres. Todo es mucho más personalista, es la era de los discursos para televisión, se piensa antes en lemas que en las propuestas. Otro tema que se debate es la simpatía por los regímenes políticos de los países de la región pero criticando todo lo que sucede acá?Yo no lo veo así. Te encontrás con gente de otros países y te dicen que estamos mejor que ellos. ¿Quién dijo que Chile está tan bien? Hay problemas de distribución como siempre.
Ahora bien, en cuanto a algunos aspectos puntuales de los sistemas políticos hay tradiciones muy fuertes como en Chile y Uruguay. Se pueden tomar algunas experiencias, sí, como el comportamiento cívico en algunos casos.
-¿Ve un aire de centroizquierda o un corrimiento de ésta al centro en la región?
Las dos cosas son ciertas, s no se excluyen. Hay sí un aire triunfante del progresismo pero también hay una especie de izquierda que está más moderada, que aprendió un poco del Siglo XX. Y esto vuelve a tener vínculos con lo que decía de las ideologías, que van decayendo.