(Columna de Hernán Reyes Alcaide)
En su segunda presidencia, Vázquez deberá hacer un balance entre los distintos sectores que componen el Frente Amplio.
“Cuando habla el Presidente, habla el país”, decía como marca característica el ex presidente francés François Miterrand para explicar sus contadas apariciones en los medios. El recientemente asumido mandatario uruguayo Tabaré Vázquez tomó prestada la frase durante su primer mandato (2005-2010) para explicar el formalismo y la poca frecuencia de sus diálogos formales con la prensa.
“Cuando haya un tema importante o necesario de comunicar a la población, o yo lo considere, lo haremos oportunamente. No cualquier tema, ni en cualquier momento, ni tampoco en cualquier lugar”, volvió a decir a días de asumir el pasado 1° de marzo, como para dejar en claro que este período volvería a restaurar esa máxima.
¿Restaurar? Sí. Porque entre ese primer turno de Vázquez, y el que acaba de asumir hasta el 1° de marzo de 2020, la políticamente correcta frase del Presidente galo cedió lugar a otro paradigma a nivel de comunicación oficial: el “como te digo una cosa te digo la otra” con el que José Mujica, el “Pepe”, justificó cada uno de sus vaivenes discursivos en los que, de acuerdo a datos de la consultora Foco, opinó sobre nada menos que 2.874 temas dentro de una sobreexposición mediática que lo tuvo como protagonista de la política de su país.
Pero los estilos de conducción y relación mediática no serán, sin embargo, la única diferencia concreta entre ambos mandatarios. Porque Mujica fue claro en una de sus últimas apariciones públicas como mandatario, a cuarenta y ocho horas de dejar el cargo, cuando frente a una multitud que lo había ido a despedir dijo con claridad: “No me voy, estoy llegando”.
La metafórica apelación al “nocturno” de Aníbal Troilo tuvo un destinatario principal: Vázquez sabe que desde su banca en el Senado Mujica será clave para articular a un bloque frenteamplista que aparece a priori como mucho más heterogéneo que el del último lustro, con el agregado de que será el trampolín que buscarán varios dirigentes para anotarse en la sucesión por la limitación constitucional impone a la reelección consecutiva, y dejará afuera a Vázquez y casi con seguridad la biología hará lo mismo con Mujica (que cumple ochenta años el próximo 20 de mayo).
La articulación con el bloque oficialista de ambas cámaras será, de hecho, uno de los grandes desafíos e interrogante de la nueva administración, más allá de la mayoría propia del Frente Amplio en Diputados y en el Senado.
En primer lugar porque el nuevo vicepresidente Raúl Sendic (52), presidente a la vez del Senado, es quizás el primus inter pares de esa carrera por la sucesión, para la que parece ser uno de los pocos con, sino al bendición, al menos la falta del veto de Vázquez y Mujica, los dos grandes líderes de la coalición.
Segundo, porque en al mismo tiempo que construye su propia candidatura, Sendic deberá comandar un Senado en el que tendrá no sólo a un Mujica hiperactivo, candidato al Premio Nobel, convertido en casi un ícono pop moderno sobre el que Emir Kusturica está rodando un documental y que dejó la presidencia con más del 65% de imagen positiva, sino que también le responden nada más y nada menos que 5 senadores (de un bloque de 16) y 24 diputados (sobre un bloque de 51).
Además, en la Cámara Alta, Vázquez (a través de Sendic) deberá ir conteniendo a otros preanotados para el 2019 tanto desde el ala moderada del Frente Amplio (la presidenta de la fuerza política y senadora socialista Mónica Xavier) como desde el ala izquierda de la coalición (Constanza Moreira, que ya el año pasado desafió a Vázquez en la interna).
En ese ámbito de diferencias de estilos de los dos grandes electores no queda excluida la mirada a la política exterior en general y de la región en particular.
Vázquez nombró al frente de la Cancillería a quien fuera vicepresidente durante su primer mandato, Rodolfo Nin Novoa, un dirigente de peso propio en la estructura oficialista de extrema confianza del mandatario y que pertenece al moderad(ísim)o Frente Líber Seregni.
Con orígenes en el Partido Nacional, desde el que llegó a la intendencia de Cerro Largo en los noventa, Nin será la cabeza de una cancillería que ya prometió “bajar al máximo” los embajadores políticos y cuyo principal asesor será el ex candidato a la OMC Carlos Pérez del Castillo, quien deslumbró al actual presidente y a Nin con un documento crítico de la integración uruguaya a la región que cosechó aplausos en una presentación en la Cámara de Comercio Uruguay-Estados Unidos hace dos años. La fiscalía descansa.
“No es integracionista”, dijo Mujica de Nin Novoa esta semana, y luego se cruzaron por las críticas que el flamante canciller hizo a la máxima pepista de que, a veces, “lo político está sobre lo jurídico” con el que “Pepe” había defendido la especial sesión mercosurena en la que en 2012 se suspendió a Paraguay y a los minutos se aprobó la incorporación de Venezuela al bloque regional.
Los primeros embajadores designados por Nin para la región marcan una mezcla también de continuidad y reforma: si bien en Brasil continuará el diplomático Carlos Amorín, a Buenos Aires llegará el demócratacristiano Héctor Lescano. En 2012, Lescano había renunciado a su cargo de ministro de Turismo y Deportes de Mujica disconforme con la relación entre el ex mandatario y el empresario futbolístico Francisco “Paco” Casal, amo y señor de los derechos televisivos del fútbol en la vecina orilla.
Si bien Lescano no participó en ninguno de los tres encuentros bilaterales que Vázquez tuvo en 2014 con su favorito a presidir Argentina en 2015, Daniel Scioli, es un hombre de mucha confianza con el Presidente y desde ese lugar le recomendaron un rol de “negociador” en el que Vázquez lo imagina hasta saber qué pasará en las elecciones de octubre, y tener la confirmación de con quién convivirá hasta marzo de 2020.