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Todo lo que hay que saber de política en un libro

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30 mayo de 2018

Andrés Malamud desafía, con datos y rigurosidad, lugares comunes del análisis político y combina temas locales con los de la región y el mundo

Con el estilo directo y contundente que lo caracteriza, Andrés Malamud analiza todos los temas relevantes de la política nacional e internacional y sus reglas básicas de funcionamiento. Combina análisis teórico, rigurosidad a partir de datos y algunas experiencias personales que dan como resultado un libro de lectura imprescindible para todos aquellos interesados en el debate público. Hay lugar para todos, desde las grandes figuras de la ciencia política mundial hasta los barones del conurbano bonaerense. Malamud provoca la reflexión y desafía muchos lugares comunes que son tan habituales en el análisis político.

Recorriendo la historia nacional, Malamud lamenta la falta de estadistas en Argentina en los últimos años. Define como estadista a un líder político que cumple dos condiciones: encarnar un proyecto colectivo que lo coloca por encima de las parcialidades y tiene éxito en llevarlo a cabo.

El recorrido de Argentina daría cuenta de esa falta porque en 1920 el producto per cápita argentino equivalía al 90% del de Estados Unidos y en el año 2000 no llegaba al 40%. A ese retroceso se sumó la profundización de la crisis que llevó a una fuerte deslegitimación de los responsables de conducir el país que se expresó en el crecimiento del voto nulo en las elecciones legislativas de 2001. Pero en 2003 las condiciones se habían revertido y en los comicios de ese año, los oficialismos provinciales ganaron en veinte de las veinticuatro provincias. Del rechazo a los que pretendían representarla a reelegirlos en sus cargos pasó poco tiempo y el autor advierte sobre el desafío de gobernar sociedades tan volátiles.

La política subnacional se convirtió en el ancla estabilizadora de la política nacional sostiene Malamud para quien el sistema de partidos presenta un razonable grado de estabilidad. Desde 1983 hasta 2015 el PJ y la UCR ganaron 163 de las 189 elecciones para gobernador pero el desequilibrio se observa en las elecciones presidenciales. En cinco de las siete realizadas triunfaron los candidatos peronistas y en dos por radicales. Pero la mayor diferencia es que los primeros terminaron sus mandatos y los segundos no.

Malamud describe con precisión los acontecimientos de fines de 2001 y la renuncia de De la Rúa. Pero desafiando al lugar común que les otorga un papel relevante a los ciudadanos en la calle para acelerar la crisis y a los legisladores para resolverla, destaca el papel determinante que tuvieron tanto para desencadenar la crisis como para superarla, los ejecutivos subnacionales de origen peronista. El peso de los gobernadores no paró de crecer desde entonces.

A partir de 2015 hay un hecho nuevo que es que el PRO gobierna Buenos Aires y la CABA pero el resto del país la presencia de las fuerzas tradicionales se siente. El PJ tiene 14 gobernaciones, mayoría en el Senado y 1.000 intendencias mientras que la UCR tiene tres ejecutivos provinciales y 500 intendentes. Pero el sistema de partidos tradicionales se modificará con la presencia del PRO, que dada las representación institucional que tiene, no puede considerarse un outisder.

¿El fin de los partidos? Vayamos despacio advierte Malamud porque no es eso lo que dicen los números. Los grandes partidos mantuvieron su arraigo a pesar de algunos fracasos en sus gestiones o de no haber podido completar los períodos para los cuales fueron electos. Y podría agregarse que un acierto de Mauricio Macri fue haber construido un partido que tiene, desde hace tiempo, presencia nacional.

La hipertrofia bonaerense es un problema nacional sostiene Malamud que entiende que es clave ?aunque difícil de concretar? su división para equilibrar el sistema político y darle una mejor calidad de vida a sus habitantes. Contra el cliché habitual, Buenos Aires no pone presidentes pero los puede sacar por el dominio que los gobernadores e intendentes tienen de la calle que “es el lugar en el cual los latinoamericanos practican el juicio político” como ironiza Malamud. Pero el oficialismo nacional siempre juega fuerte en la provincia porque en seis de las últimas siete elecciones legislativas que pre

cedieron a una presidencial, el partido que perdió en la elección intermedia en Buenos Aires perdió la presidencial siguiente.

A la hora de analizar las constantes de la política argentina, Malamud coloca a la persistencia del peronismo en el primer lugar. Y la explica por la combinación de dos factores: la amplia estabilidad de las bases y la circulación dinámica del liderazgo. Para ganarle, el espacio no peronista debe juntarse y cuando lo hizo pudo lograr algunos éxitos. El futuro del sistema de partidos estará determinado por un rasgo de los países federales y presidencialistas que lleva a que el oficialismo tiende a unificarse en torno al Presidente y la oposición a fragmentarse.

Malamud sostiene que el PRO la mayor novedad política desde 1983 porque Macri entendió aspectos que otros líderes de terceras fuerzas no comprendieron en su momento. Ellos son la persistencia en la búsqueda de un objetivo, que el territorio importa, que al gobierno nacional se llega desde un gobierno subnacional y no desde el Congreso y que para durar hace falta una base parlamentaria. Ese fue el arranque y el acuerdo con la UCR para formar Cambiemos hizo el resto. Y Malamud asume con honestidad intelectual que no creyó posible en su momento que la irrupción del PRO podría darse con tanta fuerza. Pero no estuvo sólo porque la subestimación de Macri era generalizada en el mundo político y académico.

Hay también un capítulo dedicado a Brasil que el autor conoce bien. Y una hipótesis sobre Malvinas que a los argentinos no les gusta considerar. La nota favorable para la región es que va ganando en estabilidad porque las interrupciones de los mandatos presidenciales, que aunque no haya sido por golpes de Estado, eran más frecuentes entre 1986 y 2006 de lo que fueron a partir de ese año. Para entender cómo funciona la política en Argentina y el contexto internacional y regional en la que se desenvuelve conviene leer “El oficio más antiguo del mundo”

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