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Un gran PASO para la ciudadanía

03 julio de 2013

(Columna de Luis Tonelli)

La performance de Massa en la provincia y de la centroizquierda en la ciudad son dos fenómenos a mirar de cerca

Un relato revolucionario sostenido electoralmente por los intendentes del conurbano y los kapangas provinciales, con algunas excentricidades, como la candidatura “capitalina” de Ricardo Forster. Esto es lo que, en síntesis, representa el cierre de listas del Frente para la Victoria, en el que se expresan todas las contradicciones y síndromes clásicamente peronistas, exacerbados en su versión kirchnerista. La lapicera presidencial fue la que armó las listas, no sabiendo los aspirantes hasta último momento si estaban adentro o afuera, en un verticalismo que ni el propio Perón imponía.

Así, en el dibujo resultante, el bote con las primeras espadas del kirchnerismo cubrieron los primeros puestos de la lista bonaerense, precedidos por el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, encabezándola, y las listas para las legislativas de esa provincia eran hegemonizadas por el resto de los hombres y mujeres que obedecen a los intendentes leales al Gobierno, en la esperanza de la tracción territorial del voto subsidiado.

En las demás listas provinciales, los gobernadores tuvieron que admitir la intromisión del algún nombre desconocido en sus listas para diputados nacionales e incluso para los legisladores provinciales. Al preguntar de quién se trataba, la respuesta era la misma: “Es de La Cámpora”. Especialmente relegados del esquema quedaron el indispensable Movimiento Evita y ni que hablar el sciolismo. Esquema que lejos de ser una jugada ofensiva, de esas que acostumbró llevar a cabo el kirchnerismo, es más bien un catenaccio defensivo, al que le pondrá poesía Ella y sus declinadores oficiales, pero sin mayores atractivos para los votantes “desalineados” que buscan candidatos y no aparato.

El FpV intenta retener lo mucho que le queda de un peronismo del que, sin embargo, se le están yendo los elementos más autónomos (políticos, sindicales y ahora territoriales) y que pretende ser la punta de lanza de una continuidad renovada en el expediente tan eficaz del gatopardismo: o sea, a través del expediente Sergio Massa, quien decidiéndose, al fin, a participar, ofrece una propuesta que en las encuestas es más eficaz que la meramente local de Francisco de Narváez.

Se trata del primer partido en la Primera A electoral del joven intendente de Tigre, cuya salida a la cancha fue festejada hiperbólicamente por la oposición mediática y analítica, que lo ha calificado prematuramente de “bisagra histórica” cuando faltan tantos partidos por jugarse y de “enterrador del kirchnerismo”, cuando hace rato se sabe que la re-re-elección de CFK es imposible. Lo cierto es que Massa, hasta el momento, ha hecho todo bien mediática y “rosqueramente” hablando, pero ahora se viene el momento de la verdad, que se extenderá por dos años (dadas sus ventiladas apetencias presidenciales).

Inversamente proporcional fue la furia antiK que se desató sobre el gobernador Daniel Scioli, quien se negó a acompañar al fogoso primer ex jefe de Gabinete de CFK en la ruptura con el kirchnerismo (o semirruptura, se verá). El argumento de Scioli es muy atendible: no rompía porque esa actitud ponía en juego la gobernabilidad del sistema entero, dado el peso de la provincia de Buenos Aires. Por cierto, tampoco había sido previamente generosa la Presidenta, que no le había prometido nada a Scioli en las listas, y le dio muy poco y con su crueldad legendaria: un candidato a legislador provincial, el ciclista Juan Curuchet, que deberá pedalear contra el hermano del gobernador, Pepe, quien encabeza la lista de De Narváez en la Quinta Sección.

Así como están las cosas, y a pesar de los jugos gástricos tempranamente secretados por los “oledores de calas” profesionales, la candidatura de Massa es, por ahora, sólo una promesa de congestionar aún más el espinel peronista de aspirantes presidenciales centroderechistas, ya fatigado por Scioli, José Manuel de la Sota y hasta por un Mauricio Macri que siempre lo ha mirado con cariño. El modelo real del famoso imitador de Tinelli arranca con todo a su favor, y comiéndole un poco a todos los candidatos que enfrentará, cuya respuesta obvia fue la de salir todos a pegarle. Si las elecciones fueran sin PASO, claramente los terceros y cuartos definirían quién sale primero y segundo (si De Narváez hubiera salido tercero cerca, seguramente iba a redundar en el triunfo del FpV).

Pero dándose esta suerte de sistema a dos vueltas sin balotaje, en las PASO los cultores del voto estratégico tendrán los parámetros suficientes para votar al que más posibilidades tiene de ganarle al kirchnerismo. Y eso beneficiaría, de mantenerse las cifras de las encuestas, a Massa. Por eso, al cierre de esta edición no eran pocos los que sospechaban que serían suspendidas las primarias, con la excusa del fallo judicial contra las elecciones al consejo de la Magistratura, que le hubiera permitido al FpV sumar todos sus votos obtenidos a nivel nacional. Ley del Talión que difícilmente ya pueda ser aplicada sin un escándalo mayúsculo.

LA CIUDAD

Sin embargo, la novedad más importante de la oposición se da en la ciudad de Buenos Aires. Allí, y cuando nadie apostaba nada por un acuerdo entre personalidades tan importantes (especialmente en su propia consideración), la centroizquierda y el radicalismo convergieron en someter en las PASO la conformación de sus listas de candidatos a los votos de los ciudadanos. En la centro izquierda, sin embargo, la muñeca inicial de un setentista con doctorado en fragote, lograba la hazaña de colocar bajo la estrella de cinco puntas y el rostro del Che Guevara al ex presidente del BCRA y ex JP Morgan Alfonso Prat-Gay y Victoria Donda como candidatos a senadores y al benemérito constitucionalista Ricardo Gil y a él mismo (Humberto Tumini, de él es de quien se habla) como candidatos a diputados.

Lo que hasta ahí ya era una hazaña de la rosca, trocó súbitamente en milagro político. Pino Solanas y Elisa Carrió se avenían para competir con la lista de Libres del Sur dando sentido a las PASO, armándose un impensado espacio común de competencia apenas minutos antes. Y sobre la hora, Rodolfo Terragno, como candidato a senador, sumaba su lista a la competencia, exhibiendo orgulloso una lista de diputados profesionales talentosos como Martín Lousteau (pretendido, políticamente hablando, por el PRO y el peronismo disidente), el referente económico del radicalismo Adrián Ramos y la politóloga Carla Carrizo. Asimismo, los candidatos que encabezan la lista de diputados tienen chances de entrar, ya que se estipuló que los cargos fueron repartidos por sistema D'Hont.

Se trata de una doble prueba: en primer lugar, institucional. Si esta modalidad tiene éxito, se espera que sea imitada y difundida por todo el país, en donde las PASO sólo funcionan hoy como una medición de opinión perfecta. En segundo lugar, es una prueba de fuego para la oposición no peronista, acusada con razón de no poder ponerse de acuerdo siquiera en lo electoral (y ni que hablar de eso que es gobernar). Dinamitar este experimento les restaría a futuro no sólo toda entidad moral para denunciar el advenimiento del peronismo como sistema, si no toda capacidad política para evitarlo.

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