El bloque regional sumó un nuevo miembro. ¿Cuáles son, según los especialistas, las consecuencias políticas y económicas del ingreso de Venezuela?
Veintiún años después del Tratado de Asunción, el Mercosur sumó un nuevo miembro. Considerando el tamaño de la economía de Venezuela (tiene un PIB de US$ 350.000 millones, casi 10 veces el de Paraguay), sus 28 millones de habitantes con un PIB per capita de alrededor de US$ 13.000 y su poderío energético, está claro que el Mercosur se potenció: ahora, tres de las cuatro economías más grandes de América del Sur forman parte del bloque. O, como dijo el ministro paraguayo Martín Sannemann, sale el “hermano pobre” y entra el “Tío Rico”. El PIB combinado de los cinco países que integran el bloque, medido por Paridad de Poder Adquisitivo, es de US$ 3,63 billones. Sumar no es, en sí mismo, algo positivo.
El desafío es que la integración redunde en mejoras económicas, sociales y productivas para todos los países miembros. Para hacer un juicio sobre eso, habrá que esperar un tiempo.
La rapidez con que se suspendió a Paraguay y se incluyó a Venezuela, con muy poco apego a las normas del Mercosur, es un dato en sí mismo. Los presidentes del bloque aprovecharon la oportunidad, suspendieron a Paraguay (cuyo Senado tenía cajoneada la aprobación) y le dieron vía libre a Venezuela. “Se aprovechó el cambio de fuerzas relativas”, opina Mariano Turzi, investigador y docente de la UTDT.
Para el politólogo Andrés Malamud, primaron los motivos políticos entre los jefes de Estado. La continuidad de Hugo Chávez en el Palacio de Miraflores está en duda: a sus problemas de salud, se le agregan las elecciones presidenciales el 7 de octubre. La oposición se ha encolumnado detrás de Henrique Capriles Radonski y las encuestas auguran un desenlace muy parejo. Brasil, dice, se está preparando para una Venezuela sin Chávez. “El objetivo político brasileño no es defendible públicamente, y por eso Dilma Rousseff pidió reunión cerrada con Cristina Kirchner y José Mujica en Mendoza. Se trata de contener el caos político que sobrevendría en Venezuela con la muerte de Chávez. Brasil hace tiempo dejó de considerar como objetivo la integración regional, entendida como soberanía compartida, pero usa a las organizaciones regionales como mecanismos de estabilización de vecinos turbulentos”, analiza Malamud.
“Con el ingreso de un país que no cumple las normas del bloque, sumado a que los países miembros también las violan sistemáticamente, el Mercosur desnaturaliza definitivamente su esencia: constituir una unión aduanera con visos a transformarse en un mercado común. La economía y el comercio no se canalizan más a través del bloque”, expresa, y añade que el bloque, en cambio, navega más hacia una organización de cooperación política. Según Turzi, el ingreso de Venezuela tiene motivos políticos más que económicos: “La transición en Venezuela no va a ser simple, podría ser muy desestabilizadora para la región y eso está muy claro para Brasil. Tenerlo adentro del Mercosur genera, ante ese escenario, un marco de contención mayor”.
Marcelo Saguier, investigador de Flacso, tiene una visión distinta. “El ingreso de Venezuela es un paso más en la construcción de una comunidad política sudamericana”, le dijo a el estadista. En efecto, la inclusión de Venezuela era un proyecto que tenía varios años.
COMERCIO Y DESPUÉS
Venezuela ya está dentro del Mercosur. Está claro, sin embargo, que no será lo mismo una Venezuela presidida por Chávez (o un chavista) que si lo hace Capriles. En este último caso, podrá haber una relación más tensa pero difícilmente una ruptura. “Creo que el Mercosur puede ser una gran oportunidad, pero con un modelo distinto. Un modelo de un país que exporta, no de un país que recibe contenedores como recibimos hoy. Yo no quiero darles empleo a los productores brasileños”, dijo el retador venezolano.
Pero aun con Venezuela fuera del bloque, el comercio de Brasil y la Argentina con el país caribeño en los últimos años tuvo un desempeño dinámico. Los datos lo confirman. Entre 2000 y 2011, las importaciones totales de Venezuela crecieron 149,5%. Las provenientes del Mercosur, en tanto, crecieron mucho más: 363%. Según el Indec, las exportaciones nacionales a Venezuela crecieron a una tasa promedio de 32,7% en esos años.
Los vínculos entre Brasil y Venezuela están más aceitados. Son países limítrofes, hay una autopista (Guri-Boa Vista) que conecta el caribe venezolano con la región de Manaos y muchas empresas brasileñas (que no han sido afectadas por las expropiaciones) operan en ese país. Según cifras brasileñas, las exportaciones a Venezuela crecieron 509% en la última década. “Mercosur es la plataforma principal de las multilatinas brasileñas”, añade Turzi.
Según Malamud, que Venezuela esté dentro del bloque no potenciará mucho esta tendencia. Al tener una estructura económica muy primarizada, Venezuela está prácticamente obligada a comprarle a los países de la región aquello que no produce (que es mucho), tal como lo hizo en éstos años.
Sin embargo, hay quienes piensan lo contrario. “La entrada de Venezuela puede potenciar el creciente intercambio bilateral con la Argentina. Los mayores beneficios económicos pasan por la gradual apertura del mercado venezolano a nuestras exportaciones manufactureras” , sostiene un informe de Ecolatina. Además de fortalecer al Mercosur como comunidad política, el ingreso de un quinto miembro tendrá efectos económicos positivos, dice Saguier.
“En un contexto internacional de crisis el sostenimiento de actividad económica a través de la ampliación de la demanda del mercado regional adquiere especial relevancia estratégica”, explica. “Además, modifica el contexto político en donde abordar la agenda de integración productiva. Esto supone una nueva oportunidad para avanzar en políticas industriales coordinadas sobre la complementación productiva de sectores”, dice y pone como ejemplo al sector energético.
Sin embargo, el efecto estabilizador del comercio intrabloque no parece ser tan sólido. Según el Indec, las exportaciones argentinas a Brasil cayeron 8% en el primer semestre mientras las exportaciones totales sólo lo hicieron 1%. Las importaciones de ese mercado, asimismo, cayeron 16%, lo que contrasta con una caída de 6% de las compras totales del mundo. Es cierto, asimismo, que el comercio entre ambos ha crecido con fuerza en los últimos años y que las barreras arancelarias han permitido proteger franjas productivas, aunque los avances en términos de integración de cadenas de valor hayan sido escuetos.
¿Qué implica el ingreso para el Mercosur en tanto bloque? “El ingreso de Venezuela es la proyección caribeña del Mercosur. Ahora, va más allá del Cono Sur” , dice Turzi. ¿Se sumarán más países? ¿Qué pasará con Paraguay? ¿Qué acciones judiciales tomará? ¿Y con Uruguay, donde hay una gran corriente de opinión favorable, y resistida casi solitariamente por Mujica, de acercarse al eje del Pacífico y a EE.UU.? En sus 21 años de historia, el bloque sólo firmó dos acuerdos bilaterales (Israel y Egipto).
¿Qué pasará, en adelante, con las negociaciones con la Unión Europea y la posibilidad de hacer un acuerdo con China? Hacia delante, las dudas son más que las certezas. Venezuela es un país importante y poseedor de un recurso clave para el desarrollo, pero eso no soluciona, por sí mismo, los problemas y deudas pendientes que arrastra el bloque. La historia del Mercosur sumó un mojón, pero aún debe ser escrita.
(De la edición impresa)